martes, abril 23, 2024

Ecología

Cambio climático: el ‘sentido común’ no existe

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En los últimos días Alemania y Bélgica han sufrido graves inundaciones que han provocado cuantiosos daños, más de 160 víctimas mortales y un sinfín de desaparecidos.

Pero las DANA, las lluvias torrenciales y las riadas vienen siendo moneda corriente desde hace ya unos cuantos años en Europa, aunque los medios nos “venden” que justo estos son episodios “sin precedentes”, porque lo morboso cuela mejor.

Quienes realmente exigen veracidad informativa deberían dejar de ‘tragar’ estas medias verdades, acabar con esa búsqueda tenaz de un ‘culpable’ a quien achacarle estos problemas y pararse a pensar de qué manera han contribuido personalmente cada uno de ellos, para que estas situaciones no solo se repitan, sino que vayan a más.

¿Es necesario que “los expertos” digan que las acciones del ser humano y la aceleración del cambio climático (producto de estas mismas acciones) son las principales causas de estos eventos y de los que vendrán, que serán cada vez peores? ¿Es que ya no somos capaces de aplicar el más común de los sentidos y el menos empleado, el sentido común, para mirar a nuestro alrededor y que se nos caiga la cara de vergüenza?

¡Qué hemos hecho!

Parece mentira que aún ignoremos la interrelación que existe entre cada uno de nosotros y el resto del mundo; mucho “efecto mariposa” en plan guay, pero a la hora de la verdad, es decir cuando hay que hacerse cargo de los desastres que hacemos o a los que contribuimos diariamente, lo más fácil es echarse las manos a la cabeza, decir ¡Qué horrible! y de inmediato buscar a quien echarle la culpa del estropicio.

Y eso sucede aquí, en Alemania, en Bélgica y en el último rincón del mundo, donde los seres humanos han saboteado a la naturaleza imponiendo sus normas de vida, subyugando, maltratando y destruyendo al entorno y a los seres “inferiores”, con el fin de que su calidad de vida, su concepto del confort y su existencia colmada de caprichos sea la que se imponga sobre la de los demás, incluyendo a muchos humanos que carecen de dinero, poder y/o derechos.

No podemos dominar a la Naturaleza

La estructura geológica del mundo tiene unas directivas determinadas, que el ser humano viene queriendo desviar, acotar y detener desde siempre. Canaliza ríos, deseca humedales y pantanos, limita océanos y mares y en los terrenos que ‘roba’, almacena, urbaniza, planta, cría ganado, industrializa, etc.

A ello hay que sumarle la enorme cantidad de gases de efecto invernadero que ya se han generado (en los últimos 200 años) y los que se siguen soltando a la atmósfera, culpables de agravar el cambio climático, que a su vez implica un aumento en la frecuencia y gravedad de los eventos climáticos y a que la acumulación de basuras y detritus, no ayudan a que las corrientes fluyan con libertad.

Y la cereza de la tarta la pone el ser humano, que quiere vivir en las orillas de los mares, océanos y ríos y que, como el sentido común ha muerto no se da cuenta que si se desvía una corriente y/o se roba un terreno, cuando las precipitaciones sean muy fuertes, la naturaleza se rebelará y las corrientes fluirán por sus cauces naturales, arrasando con Todo cuanto le hayan puesto por delante. Y la culpa de lo que pase será únicamente suya, por egoísta y poco previsor.

Y esto viene pasando hace ya muchos años. De hecho, en los países tercermundistas estos eventos son más destructivos aun si cabe, ya que allí no cuentan con infraestructuras sólidas y/o con los sistemas de actuación inmediata o de protección que hay aquí, pero como solo se las veía por Televisión, parece que esto no iba con los países super industrializados (es decir con los mayores culpables de que esto suceda), sino que solo acontecía allá donde hay monzones y huracanes.

De expertos y sentido común

Lo que dicen los expertos coincide exactamente con lo que indicaría el sentido común, al que, ante los hechos consumados hay que dar por muerto y enterrado. Si seguimos envenenando las aguas, el aire y los suelos, generando gases que agravan el cambio climático y construyendo en sitios por donde la naturaleza hacía fluir corrientes, no puede extrañarnos que las consecuencias de los eventos climáticos sean cada vez peores.

Cada plástico no reciclado, cada bocado de comida desperdiciada, cada minuto de aire acondicionado encendido de más, cada litro de combustible fósil quemado sin ser necesario, cada prenda de moda efímera que compramos y un sinfín de acciones similares a estas, son las causas de lo que está sucediendo. No busquemos en otro lado los culpables: mirémonos en un espejo y asumamos que no solo matamos al sentido común, sino que vamos derecho hacia la autoextinción.

Fuente: Noticias Medio Ambiente