No sé si a ustedes les pasa lo mismo, pero a mí últimamente me da la impresión de haber cambiado. De ser un ser humano, común, como tantos, he pasado a ser una especie de presa codiciada. ¡No se generen falsas expectativas! Incluso a ustedes les pasa, aunque quizá aún […]
Guillot
Por Silvia Guillot A lo largo de nuestras vidas, al tiempo que crecemos, el nene que fuimos se va diluyendo. En algunos se retrae y, estático, espera el momento en que se le dé permiso para tomar un poco de aire, soltarse y salir a jugar. En el mejor de […]
Hace un tiempo había planificado escribir una serie de crónicas a partir de 2008. Estas crónicas tendrían una mezcla de ficción y realidad, tratarían sobre temas que fueran punto de partida para situaciones divertidas, de burla o de reflexión.
Por Silvia Guillot El hombre en bicicleta pedalea contra el viento. La calle llena de autos. Esa hora del mediodía no es propicia para maniobras extrañas, por eso su mirada está atenta a pesar de los ojos casi cerrados por el viento. El hombre que fuma se apoya en la […]
Por Silvia Guillot El perro, la calle, la gente Estaba recostado, con las patas delanteras apoyadas en el asfalto y la cabeza en alto, erguida pero sin esfuerzo, displicente y altiva. Ubicado en el centro mismo del cruce de dos calles no se inmutaba cuando los autos se desviaban en […]
¿Por qué los niños quieren que les cuenten cuentos? Se pregunta Noé Jitrik en un programa de televisión (El adivinador, Canal á, Argentina). ¿Por la misma razón que los grandes se conforman con cuentos? Digo yo. Niños y niñas imaginan, viven, sufren la historia. Se “meten” y son parte de […]
Sobredimensión
Los hallazgos más maravillosos pueden volverse costumbre compulsiva, no hay dudas. A lo que hoy hago referencia es a ese hábito extendido de fotografiar todo cuanto nos ocurre, Todo.
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Hace no demasiado tiempo, y quizás aún ocurra, personas que vivían en el campo compraban una vez al año, cuando se cobraba la cosecha,
Ya no puedo seguir. No es falta de voluntad ni flojera. No es que no crea que puede ser que tenga remedio. No es que no piense en que muchos valen la pena. No.
Si alguno de ustedes cree en algún momento que lo están tomando por inocente, inútil, incapacitado para la reflexión, naif, iletrado, irrelevante, socialmente ciego, inactivo, dominable, corderito (ni siquiera cordero), quizá no esté tan equivocado.
Sólo los pequeños hombres temen a los pequeños escritos…
Como no podía ser de otra manera, en el momento en que me puse a planificar sobre qué iba a escribir para esta crónica
Pasamos gran parte de nuestra vida buscando nuestra personalidad y, una vez que la encontramos, la acomodamos más o menos a alguno de los tipos o arquetipos socialmente reconocidos y aceptados… y hacemos la plancha (disculpen el lenguaje nada académico).
Expresión argentina como pocas, adaptable a casi cualquier circunstancia, es utilizada muy seguido por nosotros.
Las historias tienen la facultad de aparecer de improviso, sin avisar. Sólo hay que estar atento para poder capturarlas en el momento justo.
Los dueños del saber
“El primer día que daba clase a un curso me los miraba, había 30 o 40 alumnos, y me decía: ‘Si dentro de diez años uno de estos no conoce la literatura mejor que yo, el que habrá fracasado seré yo’. Porque si el alumno debe ir siempre detrás del maestro estaríamos aún en tiempos de Aristóteles.”* Lo dijo Martín de Riquer, uno de los grandes especialistas en Cervantes y en literatura provenzal.
Las sociedades actuales exclaman y proclaman a los cuatro vientos que uno de los grandes problemas, en parte culpable de sus males, es la falta de comunicación. Creo que es así. Me sumo al grupo de voces que se alzan pidiendo por ella.
Mis primeros meses de vida los pasé en una quinta, en la zona de quintas que por aquél entonces se extendía en un gran sector de la ciudad.