Clave para la Cumbre de Belém y el futuro de la acción climática
Bonn, Alemania – La ciudad de Bonn es la sede, hasta el próximo 26 de junio, de una crucial conferencia climática que congrega a unos 5.000 participantes, incluyendo delegados gubernamentales de 200 países y representantes de la sociedad civil. El objetivo principal de este encuentro es avanzar en cuestiones fundamentales y sentar las bases para las decisiones que se adoptarán en la Cumbre del Clima de Belém, Brasil, el próximo noviembre (COP30).
Entre los temas centrales de debate se encuentran la elaboración de indicadores para el objetivo global de adaptación, la definición de estrategias para una transición justa hacia una economía verde, y la planificación financiera desde la cumbre de Bakú, con la meta de movilizar 1.300 millones de dólares. Además, se examinarán las limitaciones financieras que enfrenta la propia Secretaría del Clima para el próximo año, debido a la reducción global de contribuciones, incluida la de Estados Unidos.
La voz de los ecologistas: Exigencia de compromisos firmes y un «Mecanismo de Belém»
Las agrupaciones ecologistas presentes en Bonn, como Ecologistas en Acción, han alzado su voz, urgiendo a que la COP30 en Brasil se traduzca en compromisos claros, complejos y detallados. Entre sus principales demandas se destaca el abandono de los combustibles fósiles y una lucha activa contra el cambio climático.
Este encuentro en Bonn, la 62ª reunión de los Órganos Subsidiarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas, es considerado un momento clave para alcanzar estos compromisos. Sin embargo, a casi una década de la aprobación del Acuerdo de París, la comunidad internacional sigue sin cumplir con las indicaciones científicas.
Los ecologistas advierten que la actual situación internacional, marcada por el conflicto en Gaza, la escalada bélica y el ascenso de intereses negacionistas, podría agravar los bloqueos y tensiones que han caracterizado cumbres climáticas anteriores. Para ellos, los recientes eventos meteorológicos extremos y la superación de los 1,5ºC de incremento de la temperatura global deberían ser una señal de alarma que impulse una acción climática decidida. «Esa acción no solo debe darse con una drástica reducción de las emisiones, sino que el Norte global debe aumentar significativamente la financiación climática», señalan, lamentando la falta de nuevos compromisos significativos de financiación desde la cumbre de Glasgow.
Organizaciones ecologistas y sociales, comunidades de pueblos originarios, representantes de mujeres, sindicatos y jóvenes se unieron para exigir a los gobiernos mundiales que den pasos definitivos para que en la próxima COP30 se cree, defina y dote de recursos un Mecanismo de Belém para la Transición Justa.
La transición justa y la financiación climática en el foco
Para las ONG ecologistas, es prioritario acordar principios y salvaguardas para la Transición Justa. Esto incluye objetivos nacionales alineados con el Acuerdo de París, anticipación de impactos, derechos laborales, diálogo social tripartito, protección social con perspectiva de género y edad, la centralidad de la economía de los cuidados, respeto a los derechos humanos y soberanía energética, alimentaria e hídrica.
En este sentido, instan al gobierno español a «continuar facilitando el acceso a la financiación y la tecnología, fortalecer capacidades, especialmente en las comunidades más vulnerables, y garantizar la financiación justa y adecuada para sus obligaciones». Critican la actual política donde la mayor parte de la financiación aportada (85% entre 2019 y 2020) es en forma de préstamo, cuando, para las organizaciones, deberían ser ayudas no concesionales.
Además, los ecologistas resaltan el importante papel del gobierno español en la próxima cumbre de financiación para el desarrollo que se celebrará en Sevilla, instándolo a «predicar con el ejemplo» de financiación y garantizar un incremento de la misma.
No solo se requiere ambición en los fondos previstos, sino que es urgente un cambio en la financiación climática internacional. Esto implica eliminar la deuda «injusta, odiosa e ilegal» que impide a muchos países afrontar las múltiples crisis, transformar las instituciones financieras internacionales para que sirvan a los objetivos de la agenda 2030, impulsar la cooperación internacional para impedir y perseguir la vulneración de los derechos humanos, y exigir que las transnacionales y empresas responsables paguen y reparen los daños causados.
El Acuerdo de París y la falta de ambición en los compromisos
El Acuerdo de París establecía que en Belém se analizarían nuevos compromisos para 2030 y 2035, un proceso que debería haber comenzado en febrero de este año con la comunicación de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs) de todas las partes. Sin embargo, hasta el momento, solo 15 países han presentado sus nuevos objetivos a tiempo, y ninguno de ellos ha sido la Unión Europea o España.
La ONG ecologista critica que la UE, que «presume de liderazgo climático, vuelve a ser incapaz de aportar los documentos a tiempo». Peor aún, a nivel europeo se están observando «intentos claros de los partidos políticos de la derecha de minar la integridad de los compromisos internacionales introduciendo los créditos y mecanismos de compensación como forma de cumplir su compromiso climático».
Finalmente, la organización ecologista señala que la presidencia de la COP30 «no puede pasar de puntillas por cumplir las recomendaciones aprobadas en la cumbre de Dubai destinadas a reforzar la reducción de las emisiones», entre las que se incluye la eliminación de los combustibles fósiles y la inclusión de objetivos sectoriales a través de un programa de seguimiento de mitigación (MWP).