viernes, marzo 29, 2024

Ecología

La revolución del almacenamiento de las renovables

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Las energías renovables son sin duda la clave para conseguir que el proceso de descarbonización despliegue. Pero para poder ser energéticamente eficientes debemos tener un sistema que nos permita almacenar la energía producida y no consumida.

La revolución del almacenamiento de las renovables. El objetivo es claro: multiplicar nuestra capacidad para almacenar energía, de manera que, cuando tengamos mucha capacidad de producción, especialmente de renovables, podamos guardar el excedente y usarlo cuando nos convenga. 

Ahorro, seguridad y flexibilidad

El desarrollo de un sistema eficiente y amplio de almacenamiento energético cambiará nuestro sistema eléctrico, haciéndolo más estable y seguro, ahorrará dinero a hogares e industrias, y hará que respiremos un aire más limpio. El almacenamiento es clave para impulsar las energías renovables.

Los días con mucho sol o mucho viento nos servirán para producir mucho y utilizar ese superávit almacenado en otros momentos del día. O cuando los días sean nublados o estén en calma, en función de la tecnología de almacenamiento que se emplee.

Y ya sabemos que, a más renovables, más ahorraremos en costes, porque son las más baratas. También nos beneficiaremos de menos emisiones contaminantes, porque son las más limpias. Además del ahorro, hay otras razones para apostar por el desarrollo de un sistema eficiente de almacenamiento: si somos capaces de almacenar más y más energía, el sistema será más seguro, fallará menos.

¿Qué es la flexibilidad del sistema? Significa que si hay algún problema en la producción, podremos desplegar distintas opciones para que podamos ir a la reserva y seguir así proporcionando electricidad a quien la necesite, donde la necesite y en el lugar donde la necesite. El almacenamiento y la gestión de la demanda (que no es otra cosa que variar el consumo en función de las señales de precio del sistema eléctrico) jugarán un papel fundamental.

Otro gran beneficiario con las tecnologías de almacenamiento serán los consumidores que apuesten por convertirse en productores. Ya que al fin dispondrán de una tecnología que facilitará el proceso enormemente. Aparentemente, la largamente esperada promesa de democratización de la energía está llegando, con la ecuación Producción más almacenamiento = autoconsumo eficiente. La revolución del almacenamiento de las renovables.

Nuevos modelos de economía sostenible

El almacenamiento está creando nuevos modelos de negocio, nuevas expectativas de progreso y perspectivas de desarrollo. ¿Has pensado en la cantidad de pasos y de fases que necesita un proyecto como este para salir adelante? A eso se le llama cadena de valor, y cada eslabón es una oportunidad para generar empleo, oportunidades y futuro. 

Un repaso rápido nos llevaría a pensar en fabricantes de componentes, suministradores de materias primas y piezas eléctricas, de sistemas de protección y de integración en el territorio, servicios al usuario final para que pague menos en su factura y optimice su consumo, gestión de residuos y de reciclaje, etc.

Sí, además, potenciamos que sean fabricantes y proveedores nacionales y que buena parte de todo esto se desarrolle en comarcas y regiones que antes vivían de una producción basada en los combustibles fósiles. Entonces estaremos consiguiendo vertebrar el país con una transición justa, que significa acordarse de todos, no dejar a nadie atrás. La revolución del almacenamiento de las renovables.

Sistemas de almacenamiento

La innovación y la tecnología necesarias para conseguir desarrollar plenamente los sistemas de almacenamiento de energía incluyen: 

  • Las centrales hidráulicas de bombeo, que permiten impulsar el agua para almacenarla en depósitos a gran altura y liberarla para producir electricidad cuando hay alta demanda
  • Las baterías, que son especialmente relevantes tanto por su aplicación en movilidad eléctrica como en sistemas de autoconsumo para viviendas o negocios, donde, en combinación con placas solares, permiten almacenar la energía sobrante para utilizarla en los momentos en los que no hay sol. 
  • Los sistemas de almacenamiento térmico, una tecnología en la que España es líder y que se aplica, por ejemplo, en las centrales termosolares, donde se almacena calor en tanques de sales fundidas a alta temperatura para posteriormente emplearlo en la producción de electricidad. 
  • El muy prometedor futuro del hidrógeno verde.

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