Material enviado por Lic. Jorge Mancuso
En exclusiva con Huergo, el Ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación.
Héctor Huergo: Desde El Campo, la Industria Verde estamos ahora en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva donde vamos a conversar con el titular del área: el Dr. Lino Barañao. ¿Qué tal Ministro?
Lino Barañao: Muy bien.
HH: El motivo que nos trajo a entrevistarlo es que tenemos mucho interés en conocer su opinión sobre varias cuestiones, pero hay una que está candente en estos días: hay un supuesto trabajo de investigación que de alguna manera involucra al CONICET, que es uno de los organismos que dependen de este Ministerio, que plantea las complicaciones que se podrían generar a partir del uso del glifosato. En realidad, creo que lo que determinaba era algún problema en el desarrollo de embriones anfibios y se extrapolaba a las implicancias del uso del glifosato en la Argentina. Quería preguntarle cuál es la visión de este Ministerio y si ese estudio está avalado por el organismo.
LB: Ese estudio, lo realizó el Dr. Andrés Carrasco, que es Director del Laboratorio de Embriología de la Facultad de Medicina, es un investigador que tiene una larga trayectoria en el tema pero es un trabajo que aún no ha sido publicado. Él comunicó sus hallazgos preliminares a la prensa, esto no es parte de un estudio encargado por el CONICET, ni es parte de una comisión institucional. En otras oportunidades se ha pedido al CONICET que se expidiera sobre un tema particular, en ese caso se convoca a un panel de expertos que emiten opinión. Esto es simplemente la comunicación de un investigador particular y no ha sido sometido a juicio por un panel de expertos ni nada por el estilo. Esto no implica aseverar nada sobre la veracidad o falsedad de estas investigaciones; es sabido que cualquier sustancia que se usa en cualquier circunstancia tiene potenciales efectos adversos. Este programa se llama la «Industria Verde» y todos los productos industriales, hoy por hoy, tienen una potencial toxicidad. Por eso hay pautas específicas para su uso. Nada está exento de riesgo salvo que se cumpla con las pautas; en el caso del glifosato existen normas para su aplicación que ha fijado la Secretaria de Agricultura sobre la base de experiencias experimentales que se han realizado a nivel mundial. Tal vez habría que relativizar un poco estos resultados porque no son directamente extrapolables a lo que podría ocurrir en la situación de campo, es decir, que una sustancia puesta en contacto directo con un tejido puede tener efectos que no se verifican cuando esto se da en condiciones ambientales normales. Por otra parte, existe otra cantidad de estudios en el mismo sentido de exposición de células animales a distintas sustancias usadas que evidencian un efecto pero eso nos es, repito, no es directamente extrapolable. Lo que sí creo es el aspecto positivo, es justamente recalcar que no hay sustancias inocuas, que hay que tener los recaudos necesarios para la manipulación de cualquier producto que se usa.
HH: Sí. De hecho, ya hace tiempo que en el sector específico de los productos fitosanitarios se recomienda el triple lavado y destrucción de los envases; hay algunas normas que lamentablemente no están generalizadas totalmente. Me parece importante lo que señalaba sobre el uso específico. La impresión que uno tiene es que si usamos el gas oil para hacer andar un ómnibus en la ciudad, el resultado que tenemos es que los chicos van al colegio. Ahora si le ponemos un poco de gas oil al vaso de leche, seguramente vamos a tener intoxicados.
LB: Sí, claramente esa es la situación. De todos modos existe una comisión ad-hoc para estudiar el efecto de agroquímicos sobre la salud que se creó en el Ministerio de Salud por iniciativa de la señora Presidenta que en el futuro se expedirá. Existe una instancia específica y esto está en permanente revisión, todo lo que afecta la salud pública debe ser revisado rigurosamente.
HH: En ese caso el Ministerio de Salud ¿toma contacto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología?
LB: Sí. Hay investigadores que están participando de esa comisión. Había recibido un pedido expreso de la Presidenta de que nos aseguremos que estamos involucrados en esa comisión. Lo que hay que llevar es cierta tranquilidad a la población de que esto no se trata de una medida inconsulta, de que de pronto se ha descubierto que algo que es de uso común tiene un efecto nocivo. Esto ha pasado por las instancias de evaluación de los organismos pertinentes, en este caso la Secretaria de Agricultura, pero como todo compuesto se seguirán haciendo todos los ensayos que sean necesarios para acotar o establecer reglamentaciones que hagan más seguro su uso.
HH: Usted tiene una larga experiencia, una trayectoria vinculada a los temas de biología aplicada, en ciencia y en aplicación. Su percepción es que los organismos del Gobierno, más allá de las distintas etapas políticas, ¿han dado respuestas acordes a la envergadura de los temas que se trabajan?
LB: La experiencia más concreta que tengo es la Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria, la CONABIA, que en el ámbito de la Secretaria de Agricultura -de la cuál yo he formado parte- ha tenido un trabajo muy serio y riguroso por representantes de distintos sectores. Esto es lo que llevó al país a poder adoptar la utilización de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) de una manera responsable y segura. Creo que, además, es ejemplo para otros países de América Latina que un organismo estatal de respuestas adecuadas en materia de reglamentación.
HH: Nos mencionaba la trayectoria de los organismos que están vinculados, de alguna manera, con la liberación de productos al mercado y en eso usted mencionaba el rol de la CONABIA. A la luz de lo que aconteció en estos últimos años desde la liberación de los primeros Organismos Genéticamente Modificados ¿Usted piensa que hubo algo que hicimos mal, que se debió hacer de otra manera?
LB: No. Si comparamos con lo que ha sido el contexto internacional, ha sido muy adecuado y responsable el rol de los organismos estatales. Creo que tal vez no se ha abundado lo suficiente en qué implica un Organismo Genéticamente Modificado, todos los pasos que han llevado a su aprobación a nivel mundial; la ausencia de casos de efectos nocivos de OGM sobre la salud. Hay algo que la gente no sabe: que han muerto cientos de personas a causa de la agricultura orgánica por contaminantes bacterianos y no hay ninguna víctima por ningún OGM. No por ello vamos a prohibir la agricultura orgánica pero estamos diciendo que aún eso que parece una tecnología natural y libre de riesgos, tiene riesgos específicos. En todos los casos hay que hacer estudios profundos para ver cuáles son las potenciales consecuencias negativas de determinadas prácticas. Si nuestro país tiene hoy los ingresos que tiene por exportaciones, es por una incorporación temprana y responsable de la biotecnología a la producción agrícola.
HH: Algunos ven alrededor de este tema que se ha creado un monstruo, la soja y la tan mentada sojización ¿Cuál es su visión sobre esto?
LB: El problema de la soja es que ha sido demasiado exitosa y quizás por eso se ha convertido en un cultivo casi excluyente. Creo que el deber del Estado es brindar al productor alternativas que sean igualmente rentables. El problema es que si no hay otro cultivo equiparable a la rentabilidad, va a ser muy difícil que un productor siembre otra cosa; y el Estado está trabajando en este tipo de iniciativas, en una cantidad de cultivos que pueden brindar alternativas muy importantes, que pueden ser adaptados a zonas semiáridas. Hay un trabajo muy importante que está realizando el INDEAR, un grupo privado en Rosario, sobre amaranto, un cultivo con enormes posibilidades. Este es el tipo de iniciativas que estamos apoyando justamente para dar una diversificación de la producción. Claramente apostar a un cultivo es riesgoso, no sólo desde el punto de vista ambiental sino económico.
HH: Sí, esto está pasando. De todas formas mi percepción fue que, hasta que se desencadenó este conflicto, había una conciencia creciente en los productores y se estaba sembrando más maíz y trigo, más de todo lo demás y la soja seguía creciendo mientras lo otro acompañaba. Lamentablemente después se produjo todo esto que no vamos a tomar como eje.
En una oportunidad lo escuché mencionar el tema de los biocombustibles y que también en esto debíamos incursionar en alternativas más imaginativas.
LB: Es un tema complejo porque en algunos ámbitos se ha planteado el biocombustible como una solución al problema energético y de ninguna manera lo es. Lo que puede contribuir a las necesidades globales de energía es realmente mínimo. En muchos casos hasta es dudosa la ecuación de energía que uno invierte para obtener biocombustibles y lo que luego recupera. Lo que sí es cierto, es que para nuestro país hay una oportunidad importante en cuanto a diversificar la producción agrícola incorporando cultivos que son «no comestibles» pero brindan posibilidades de producción de biocombustibles. Un poco esa es nuestra política. Estamos por lanzar un fondo sectorial tanto en agroindustria como en energía. En ambos casos hay un componente de biocombustibles derivados de cultivos no tradicionales que pueden ser interesantes alternativas, sobre todo por la creación de trabajo en regiones que no tienen otras alternativas en materia de explotación agropecuaria. Esa es un poco la veta, la oportunidad que le vemos. Desde un punto de vista más general, convertir almidón o aceite en combustible no parece ser una opción inteligente porque los humanos vivimos fundamentalmente de ese biocombustible, estás optando por un uso alternativo. Pero sí hay otros cultivos que son interesantes. Todo lo que es el uso de la biomasa, de los rezagos de otros cultivos o de algún tipo de pastura o incluso microalgas, parecen interesantes para diversificar la producción.
HH: Muchas gracias señor Ministro, Dr. Barañao.