Su relación simbiótica puede tener consecuencias negativas cuando los artes de pesca actúan como trampas mortales accidentales.
Aves marinas y pescadores conviven largas horas en alta mar, interaccionando de múltiples formas. SEO/BirdLife trabaja a través de su Programa Marino para resaltar esta relación y procurar que sea lo más armoniosa posible.
Las aves
Las aves marinas viven estrechamente ligadas a los océanos, donde juegan el rol de depredadores. Sus adaptaciones son diversas: algunas han desarrollado una gran capacidad de buceo, para acceder a un mayor abanico de presas; otras apenas se sumergen, pero pueden recorrer miles de kilómetros en busca del escaso alimento que queda a su alcance, en superficie. Por su vistosidad, a menudo actúan como especies bandera, de forma que su conservación ayuda a proteger a otras especies menos visibles y sus hábitats.
Sus amenazas
Las marinas son las aves más amenazadas del planeta. Se estima que su abundancia ha caído un 70% en los últimos 60 años, y siguen en declive. Se enfrentan a peligros muy diversos, como la introducción de especies invasoras, el desarrollo urbanístico e industrial, la contaminación, el cambio climático o los impactos de la pesca: sobreexplotación y capturas accidentales.
Estas últimas,, producidas en artes de pesca como palangres o trasmallos, entre otras, causan cientos de miles de muertes al año, y representan uno de los motivos principales de su descenso.
Los pescadores
Muchos pescadores tienen a las aves marinas en gran estima, pues los acompañan a lo largo de sus largas y fatigosas jornadas en el mar, y a menudo les ayudan a localizar sus presas. A su vez, las aves también pueden beneficiarse de la pesca, especialmente aprovechando los descartes. Pero la interacción entre aves y pescadores también puede tener consecuencias negativas para ambos, cuando los artes actúan como trampas mortales para las primeras, y las convierten en capturas que nadie desea.