«No es lícito eliminar ninguna vida humana» argumentaron los obispos en la ceremonia que se realizó en la Basílica de Luján en el marco del Día de la Mujer.
Por Silvina Oranges
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) expresó este domingo un fuerte rechazo a la legalización del aborto, ante el inminente envío de un proyecto de ley del gobierno nacional al Congreso, sostuvo que «no es lícito eliminar ninguna vida humana» y destacó la necesidad de «discernir prioridades» en un país que tiene «altos niveles de pobreza e indigencia».
Así se expresó este mediodía el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, al encabezar una masiva celebración eucarística frente a la Basílica Nuestra Señora de Luján, en el marco de la denominada «Misa por las mujeres y la vida» con que la Iglesia católica conmemoró el Día Internacional de la Mujer, y en la que se pidió que el próximo debate sobre el tema no caiga en la «descalificación» ni en la «estigmatización».
Las prioridades
«Vivimos un tiempo donde es necesario discernir prioridades y no elegir temas que enfrenten a los ciudadanos de a pie de modo tal que esto atente contra la fraternidad y contra la posibilidad de tener un horizonte común como pueblo. Sin fraternidad no hay pueblo. Si no hay fraternidad siempre habrá buitres dispuestos a rapiñar nuestro país», expresó Ojea en la homilía de la misa, que se celebró al aire libre.
La situación social
Fue después de señalar que el país atraviesa «una situación extremadamente delicada», con «altos niveles de pobreza e indigencia», en donde «hay por lo menos 4.400 villas o barrios precarios», en los cuales «casi la mitad de sus habitantes son niños, niñas y adolescentes que necesitan alimentarse y nutrirse bien», y «muchos no tienen agua potable».
Justo una semana después de que el presidente Alberto Fernández anunciara ante la Asamblea Legislativa su intención de enviar en los próximos días un proyecto al Parlamento para legalizar la interrupción voluntaria del embarazo, el obispo de San Isidro reiteró la postura histórica de la Iglesia y, con enérgicas palabras, habló ante decenas de obispos y sacerdotes, y números fieles llegados de distintas partes de Buenos Aires e incluso otras provincias.
«Millones de argentinos y argentinas, creyentes y no creyentes, tienen la profunda convicción de que hay vida desde la concepción y que una persona distinta de su madre va desarrollándose en su seno. Es injusto y doloroso llamarlos anti-derechos o hipócritas», expresó el titular de la CEA.
La celebración fue presidida por Ojea, y concelebrada por el vicepresidente primero del organismo, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Poli; el vice segundo, monseñor Marcelo Colombo, y el secretario general, monseñor Carlos Malfa, entre otros obispos de todo el país, y tuvo su réplica en catedrales y templos de todo el país.
También participó el referente de los curas villeros, el padre José María Pepe di Paola, y otros sacerdotes de ese grupo, junto a una nutrida delegación de fieles provenientes de barrios pobres de la provincia y representantes de iglesias evangélicas. También estuvo presente en la misa el secretario de Culto de la ciudad de Buenos Aires, Federico Pugliese.
Al ser un tema que atraviesa transversalmente los partidos políticos, participaron de la misa a referentes de distintos espacios, como los intendentes peronistas de Luján, Leonardo Boto, y de Merlo, Gustavo Menéndez (también titular del PJ bonaerense), y los diputados de Juntos por el Cambio, Marcela Campagnoli, Victoria Morleri Morales y Jorge Enriquez.
En ese marco, monseñor Ojea aseveró que «no es lícito eliminar ninguna vida humana como afirma nuestra Constitución Nacional», dijo que «la vida es el primer derecho y sin él no puede darse ninguno más», y destacó que la Iglesia lo reclama «para todos, en cualquier edad o situación en la que se encuentre esa vida y de un modo especial para quien se halla débil, desprotegido e indefenso».
Con citas al papa Francisco y al pontífice emérito Benedicto XVI, Ojea destacó a las «mujeres inteligentes y valientes que se juegan la vida día a día, esa vida que se anunció alguna vez en un embarazo no planeado, que tal vez no llega en el mejor momento pero totalmente entregadas a acompañar ese nuevo ser que han recibido».
Con referencias a la encíclica Laudato Si´, Ojea expuso: «Si por respeto a la biodiversidad no podemos descartar la riqueza enorme de cada partícula de la naturaleza, cuánto más se aplica esto al respeto por la vida de cada ser humano por más pequeño que sea».
Ante la inminencia de la apertura del debate del tema en el Congreso -donde en 2018 una ley similar fue aprobada en Diputados y rechazada luego en el Senado- Ojea solicitó que «el diálogo sea el camino de los debates sociales en nuestra Argentina» y que «se puedan analizar la complejidad de las situaciones desde el respeto, el discernimiento y la razón y no desde la dialéctica emocional de quien se impone y silencia al que piensa y siente distinto».
«La descalificación y la estigmatización no hacen más que profundizar las divisiones entre los argentinos», expresó en otro tramo del sermón.
Asimismo, expresó que la Iglesia apoya «la implementación de una educación sexual verdaderamente integral que fomente la decisión libre de concebir una vida humana respetando los idearios de las instituciones educativas», y adhirió a una «política que reconozca en la sociedad la igual dignidad de varones y mujeres profundizando en las causas de la violencia de género generando nuevas pautas de conducta y de respeto».
El presidente del Episcopado dijo también que la Iglesia acompañará «todas las políticas sociales que favorezcan la atención a la mujer embarazada especialmente en situaciones de conflicto y de extrema vulnerabilidad», al referirse de esta manera al Plan de los 1000 días que también impulsa el gobierno para contener a las mujeres en situación de pobreza, también anunciado por Fernández el domingo pasado.
Por último, Ojea deploró «con todas las fuerzas de nuestro corazón la crueldad de los femicidios, y todo tipo de violencia y discriminación ejercida contra las mujeres».
También, condenó «el abuso en todas sus formas sexual, psicológico, y de poder, cualquiera sea el ámbito en el que se produzca, en la familia, en el trabajo, la escuela, en la calle y dolorosamente lo decimos también en la Iglesia».
«Renovamos en esta Eucaristía nuestro compromiso de desterrar de entre nosotros una cultura que pueda favorecer el encubrimiento y cualquier tipo de silencio cómplice ante este delito», concluyó el obispo.
Con la misa de hoy, la Iglesia dio el puntapié inicial de lo que será su campaña en contra de proyecto oficial, que continuará el próximo domingo 22 de marzo, para cuando convocó, junto a la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) a una jornada de oración por la preservación de «la vida inocente no nacida». La ceremonia de este domingo en la Basílica de Luján terminó con una oración interreligiosa.