
Caminando por la banquina
¿Cómo estás?
Yo bien, aunque con una sensación desencontrada . Pasé un gran fin de semana , tras el anuncio del gobierno sobre el fin del corralito y la convergencia cambiaria. Al fin tendríamos un mismo dólar para vender que para comprar.
Pero llegó el lunes y el mismísimo presidente Javier Milei salió con un exabrupto difícil de digerir . Fue cuando le dijo al agro “ahora apúrense a liquidar porque en junio vuelven las retenciones”. Una torpeza y bravata innecesaria, que además tiene consecuencias objetivas.
Es escupir para arriba , porque semejante presión específica desde el gobierno para que los productores vendan rápida la cosecha –que recién empiezan a levantar los productores- tiene un claro efecto bajista. De hecho, fue lo que pasó: los precios mejoraron algo en pesos , por mejora del tipo de cambio. Pero bajaron en dólares. Todos pierden: chacareros, gobierno y sociedad .
El regusto amargo resalta porque Milei pone de manifiesto que no está tan clara su intención, tantas veces proclamada, de terminar con los derechos de exportación . Dejemos de lado la cuestión de que fue promesa de campaña, y que cada vez que estuvo frente a la dirigencia y las huestes ruralistas se rasgó las vestiduras prometiendo el final de esta gabela. Estuve presente cuando en Expoagro o en la Rural levantó aplausos calificando como ”héroes” a los productores, mientras sostenía sin ponerse colorado que las retenciones eran lisa y llanamente un robo.
Lo hijo. En la historia de la agricultura, hay un jalón muy bien relatado por Dan Morgan, en su célebre “Traficantes de Granos”, un best seller de los años 70. Cuenta cómo en 1972 la Unión Soviética compró subrepticiamente 10 millones de toneladas de trigo estadounidense, sin que nadie se diera cuenta a tiempo que la sequía había diezmado su cosecha. Cuando el mercado tomó nota, los precios se duplicaron en una semana. Los rusos se ahorraron mil millones de dólares . El episodio pasó a la historia como “el gran robo de granos”.
Bueno, te cuento: desde que se reimplantaron las retenciones en el país, con la salida de la convertibilidad en 2002, los sucesivos gobiernos succionaron en promedio el 25% de la cosecha. En estos 23 años, la producción total fue de 2.500 millones de toneladas . La cuarta parte, 600 millones, capturadas por el Estado cuando llegaban al puerto. A valores promedio históricos, son cerca de 200 mil millones de dólares. Es decir, 200 veces más que el sonado episodio.
Sumemos los años de tipo de cambio múltiple, con brecha creciente. Por eso el final del cepo y la convergencia había sido tan bien recibida por el sector .
En enero pasado, cuando arreciaba la crisis de divisas, la conducción oficial lanzó el experimento de reducir las retenciones temporalmente. El “beneficio” tenía fecha de vencimiento el 30 de junio. El campo saludó la medida, que implicaba una primera señal en el camino de la prometida eliminación definitiva. Flotaba en el ambiente la sensación de que Milei había iniciado el camino sin retorno del fin de los derechos de exportación.
La liquidación de divisas fue normal. No se aceleró en la medida de las necesidades del plan oficial. El gobierno se dio cuenta que el experimento no torcería la tendencia natural, que es liquidar los granos a medida que lo requiere el flujo financiero de los productores . Pero los funcionarios siguieron machacando con términos enervantes, tildando a los chacareros de “especuladores” .
Y ayer Milei, con otras palabras, colocó de nuevo el tema en el centro del tablero. Desde la dirigencia, que sigue mostrando mucha mesura, se pusieron paños fríos . Dijeron que no había cambiado nada y que todos sabían que la reducción regía hasta junio.
Pero lo realmente importante es que el mecanismo de succión continúa . El gobierno se acaba de anotar un sonoro éxito con el diseño de 20 mil millones de dólares del FMI . Se trata de plata prestada, con plazo y con tasa .
¿Qué tal si se hace lo mismo con el agro? Venimos proponiendo, desde que volvieron las retenciones , que se las convertir en un préstamo que le hace el sector agropecuario al Estado . Con plazo y con o sin tasa. Una promesa de devolución a largo plazo . La idea fue tomada por FADA, por la fundación Barbechando y por funcionarios de Agricultura. Pero zozobra cuando sube el ascensor del Palacio de Hacienda .
“Eso es deuda”. Sí, como la que se contrajo con el FMI. “Lo que hay que hacer es bajar el gasto”. Sí, se está haciendo. Pero los tiempos corren . Y el poncho no aparece.