Por Héctor Huergo
Hola , ¿cómo estás? Yo contento, por dos cosas. Primero, porque parece que la Rural vino con un pan abajo del brazo. Segundo, porque está claro que pase lo que pase en las próximas elecciones, el escenario más probable es una mejora en las condiciones en que se desenvolverá el sector. Cuidado, no hay lugar para la euforia, pero aún en el marco de la pelea y las chicanas, el telón de fondo deja algún margen para la esperanza.
Veamos primero la cuestión de los precios. Hay dos factores que se alinean para generar un panorama favorable. Primero, que la oferta mundial de maíz y soja no será tan generosa como se esperaba hace un mes y medio. El partido principal se juega en este momento en el Medio Oeste de los Estados Unidos, con el maíz y la soja entrando en floración con los perfiles secos y pronósticos que indican lluvias insuficientes en la próxima semana.
Esto sucede cuando se conocen los datos de importación de la República Popular China del primer semestre, que alcanzaron un récord histórico de 50 millones de toneladas. Esto indica que ha sido sólida la reconstrucción de los stocks de cerdos, tras la debacle producida por la peste porcina y la pandemia. Conviene recordar que la carne de cerdo es la principal proteína animal en la canasta alimenticia china.
En el caso del maíz, el mercado está muy influido por el pico de cosecha de Brasil, hoy el principal abastecedor mundial. Pero una cosecha inferior a la esperada en el corn belt, que ya parece un hecho, comienza a marcar la impronta de aquí en adelante. Este lunes, precisamente, el maíz subió un 5%, con lo que totaliza un alza del 15% en la última semana. La soja sigue la misma tendencia y el trigo de primavera, que está en el período crítico en las Dakotas, también sufre el impacto de la falta de lluvias y la ola de calor.
Toda esta tensión se potencia por el recrudecimiento de la guerra en Ucrania. El gobierno ruso no prorrogó, la semana pasada, el acuerdo del Mar Negro, que había establecido una tensa tregua para el movimiento de los granos de Ucrania, un tema clave para su economía. Tras esa suspensión, hubo ataques importantes a la infraestructura portuaria ucraniana, con imágenes imponentes de explosiones en los elevadores de Odessa. Luego los ataques se extendieron a la cuenca del río Danubio, con la intención de cortar todas las líneas de exportación. Enla noche del lunes, el trigo pegaba otro respingo, con subas de un nuevo 5% en el minuto a minuto.
En este escenario, el gobierno argentino toqueteó el tipo de cambio de varios productos, lo que generó el rechazo de las entidades. El ministro de Economía, Sergio Massa, dijo que desde setiembre se terminarán las retenciones a todas las economías regionales. Pero hay preocupación en los sectores que utilizan el maíz como su principal insumo (productores avícolas, feedlots, tambos, cerdos, plantas de etanol) que se encontrarían con un maíz más caro en el mercado interno, sin tener la posibilidad de trasladar los mayores costos a través de la exportación, porque la devaluación solo correría para la materia prima.
También preocupa el encarecimiento de los insumos clave. Muchos de ellos son importados, y la nueva normativa implica un encarecimiento del 30%. En estos días, muchos productores están apurando las compras para evitar el sobrecosto, y esperar luego la llegada de una mejora del dólar neto para exportación.
Hay señales interesantes, y paradójicas. Las declaraciones del recientemente elegido gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, pusieron al rojo el debate político, cuando despotricó contra los “pitucos de Recoleta” y reclamó “que devuelvan las retenciones”. Se armó un contrapunto con el dirigente de la oposición Fernando Iglesias, quien le respondió que entonces se olvide de la coparticipación.
Un debate interesante: Córdoba recibe, por coparticipación, la mitad de lo que sus ciudadanos del agro aportan por retenciones. No es la primera vez que desde el peronismo cordobés se plantea sin cortapisas el tema de la exacción que padece por los derechos de exportación.
Por eso decíamos al principio de este comentario que hay señales interesantes. Si desde el peronismo se profundiza el cuestionamiento de las retenciones, e incluso se reclama una suerte de reparación histórica, estaríamos frente a un avance concreto en un tema clave para el futuro del sector. Será difícil devolver los 200 mil millones de dólares que la Nación extrajo del agro vía retenciones desde que se impusieron, hace 21 años. Pero al menos va creciendo la idea de terminar con la gabela, sin que esto implique desfinanciar al Estado nacional. Ya hemos dicho que existen fórmulas superadoras. Estamos más cerca.