domingo, diciembre 08, 2024

Internacionales

Adiós a Isabel II, Carlos nuevo rey

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Isabel II ha muerto, se cierra un capítulo de la historia; el Reino Unido, los países del antiguo Imperio Británico y el mundo se despiden en un clima de profunda emoción de la monarca de los récords, fallecida a los 96 años en la querida residencia escocesa de Balmoral, con sus cuatro hijos y familiares más cercanos alrededor.

Es también un comienzo para el hijo mayor y heredero al trono Carlos, quien a los 73 años finalmente se convierte en rey con su segunda esposa Camila a su lado elevada a reina consorte.

La hija de Jorge VI cerró los ojos para siempre en el año del Jubileo de Platino, el 70 de una era que comenzó en 1952, y 18 meses después de la muerte de su inseparable esposo Felipe. El martes había reaparecido en una última imagen pública -muy frágil, pero de pie y con una serena sonrisa impresa en el rostro- para cumplir una vez más con irreductible dedicación a sus deberes como monarca constitucional: presidir el relevo entre Boris Johnson y Liz Truss, el decimocuarto y decimoquinto primer ministro de su muy largo reinado, que comenzó bajo el mandato del mítico Winston Churchill en Downing Street.

La señal del empeoramiento de la situación la había dado por la mañana el anuncio del todo irracional con el que el Palacio de Buckingham había hecho pública «la preocupación de los médicos» de la corte por su salud (en declive desde hace unos meses entre períodos de descanso, renuncias obligatorias y «problemas de movilidad» probablemente provocados por otras condiciones patológicas), así como su decisión de ponerla «bajo vigilancia médica».

Palabras que evidentemente preparaban para lo irreparable, para ese fatídico momento que el registro civil estaba destinado a imponer tarde o temprano; y que, sin embargo, a todo un país le hubiera gustado posponer nuevamente. es decir, aferrarse a un punto de referencia que se ha mantenido invariable durante décadas, a una de las pocas anclas de certidumbre que le quedan a la isla y quizás al mundo.

La confirmación de que el tiempo estaba llegando a su fin llegó con la partida inmediata de los cuatro hijos de Su Majestad hacia Balmoral: con Anna, Andrés y Eduardo (acompañado por su esposa Sophie) tras Carlos. Y con la de su nieto William, hijo mayor de Carlos y segundo en la línea de sucesión, así como la de su hermano menor Harry, que aterrizó en Escocia sin su mujer Meghan, para evitar rumores y cotilleo en un momento solemne y doloroso.

Luego llegó una segunda declaración para marcar el final, ante la multitud de súbditos y admiradores que mientras tanto se habían congregado tristes y angustiados frente a la misma residencia escocesa, en el Palacio de Buckingham o en el Castillo de Windsor, en un día enlutado, incluso desde el cielo gris y con lluvia: «Su Majestad -las pocas palabras del texto oficial final- murió en paz esta tarde en Balmoral. El nuevo Rey y la Reina consorte (Carlos y Camilla) permanecerán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana».

Palabras leídas con voz entrecortada por la emoción por periodistas de la BBC y otros canales de televisión británicos, y seguidas por las lágrimas de muchas personas reunidas en el corazón de Londres frente al Palacio de Buckingham frente a la bandera real a media asta. Ineludible símbolo del desenlace.

Mientras en las pantallas, luego de unos momentos de silencio, apareció un retrato de Isabel en el esplendor de su realeza al son del himno «God Save the Queen»; y de todo el planeta -monarquías o repúblicas, da igual- partió de inmediato el coro de mensajes de condolencias y homenajes, desde el presidente estadounidense Joe Biden a varios líderes o ex líderes, dirigidos a la memoria de una reina amada por muchos y respetada por casi todos en los cinco continentes.

«La muerte de mi amada madre es un momento de gran tristeza para mí y para todos los miembros de mi familia», comentó Carlos, en su primer mensaje como rey. «Sé que será profundamente sentido en todo el país, el reino, la Commonwealth y por innumerables personas en todo el mundo. La conciencia del cariño y el respeto que se siente hacia la reina es reconfortante», concluyó el nuevo soberano que reinará con el nombre de Carlos III, según anunció Clarence House.

Palabras que hacen eco a las de los políticos de todos los colores y de los líderes religiosos cristianos, musulmanes y judíos. «Estamos devastados», resumió finalmente en nombre de la nación Liz Truss, primera ministra tory designada por Isabel II apenas 48 horas antes de su despedida, la última primera ministra de su largo reinado.

«El Reino Unido y el mundo están en estado de shock», continuó Truss, vestida de negro, dirigiéndose al país por televisión en vivo frente a la puerta del número 10 de Downing Street. «La reina Isabel II fue una roca, bajo su reinado este país prosperó», enfatizó, no sin subrayar el «duelo» de estas horas, pero también la fuerza de un «legado perdurable».

También prometió y exigió lealtad a «Su Majestad el Rey Carlos III» con la fórmula ritual revisada y corregida: «God Save the King» («Dios Salve al Rey»). (ANSA).