sábado, noviembre 23, 2024

Opinión

OPINIÓN: Una mirada más profunda a las fuerzas que fragmentan nuestro mundo y cómo responder

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Por Gita Bhatt

La rara confluencia de fuerzas geopolíticas, económicas y tecnológicas que ahora enfrenta el mundo puede repercutir durante generaciones.

La guerra en Ucrania nos está empujando a un período tenso de realineamiento geopolítico, interrupciones en el suministro, inseguridad alimentaria y energética y mercados financieros más volátiles.

Estos impactos podrían sacudir la estabilidad social y política en algunos países y debilitar la capacidad del mundo en su conjunto para enfrentar su principal desafío a largo plazo, el cambio climático.

Pierre-Olivier Gourinchas , economista jefe del FMI, describe un cambio geopolítico repentino que revela fallas subyacentes ocultas.

Advierte de un mundo que se fragmenta en «distintos bloques económicos con diferentes ideologías, sistemas políticos, estándares tecnológicos, sistemas de pago y comercio transfronterizos y monedas de reserva».

En consecuencia, con esta edición de F&D convocamos a respetados líderes de opinión para que nos ayuden a comprender estas tendencias, que se desarrollan en medio de una recuperación global más lenta, una inflación creciente, la desglobalización y un espacio cada vez más reducido para la formulación de políticas, y cómo podemos responder mejor.

La guerra plantea el riesgo más inmediato. Nicholas Mulder argumenta que las sanciones contra Rusia tienen consecuencias sin precedentes que deberían impulsar un replanteamiento de su uso como arma de guerra económica.

Giovanni Peri analiza el impacto económico de los refugiados que huyen de Ucrania. Nuestra serie “Imagínese esto” describe la crisis alimentaria que amenaza a millones de personas con hambre.

Otros contribuyentes ven el aumento de los precios de la energía inducidos por la guerra como una oportunidad para estimular la transición a la energía verde.

Y mientras algunos predicen que la competencia geopolítica y las nuevas tecnologías terminarán con el dominio del dólar en las finanzas internacionales, Eswar Prasad argumenta lo contrario: el dólar se afianzará más como la moneda de referencia global.

Un mundo más fragmentado, dice Tharman Shanmugaratnam de Singapur, hace que una mayor inversión en bienes públicos globales sea aún más urgente, un esfuerzo que, según él, requerirá una colaboración público-privada sin precedentes y un multilateralismo más fuerte y efectivo.

Hay esperanza. Como nos recuerda la historiadora Patricia Clavin , los tiempos turbulentos pueden energizar actores e ideas que pueden conducir a nuevos y mejores modos de cooperación. La prioridad primordial, como explica Shanmugaratnam, es “acomodar un mundo multipolar sin volverse más polarizado”.

En otra parte de este número, Raj Chetty y Nathanial Hendren analizan cómo aumentar la movilidad económica ascendente de los jóvenes de bajos ingresos; Barry Eichengreen y otros escriben sobre la erosión de la confianza entre los jóvenes; Noam Angrist habla sobre el aprendizaje perdido durante la pandemia; y Eric Hanushek y Ludger Woessmann discuten por qué la brecha de habilidades básicas significa que alcanzar los ODS es todavía una meta lejana. También perfilamos a Melissa Dell de Harvard .