El «G19», todos los países del Grupo de los Veinte menos Estados Unidos, confirmaron hoy la validez del acuerdo de París sobre el clima, en el cierre de una reunión cumbre en Alemania sin resultados espectaculares.
La canciller alemana Angela Merkel tuvo el mérito de evitar que la posición del presidente estadounidense Donald Trump sobre el clima permitiese la ‘fuga’ de otros países (por ejemplo, de Rusia y de China) sobre el tema clave del acuerdo climático parisino.
El documento final de la cumbre confirma que ese pacto es «irreversible», además de incluir un «plan de acción» para definir «una rápida realización» de los objetivos a los que se apunta contra los cambios climáticos en el planeta.
La palabra «irreversible» fue añadida al texto final a último momento. Pero para desbloquear las complejas tratativas sobre el clima, Trump pidió incluir a su vez también una referencia a los combustibles fósiles.
Estados Unidos -precisa el documento- «se compromete a trabajar en estrecho contacto con los otros países para ayudarlos a acceder y utilizar los combustibles fósiles de manera más limpia y eficiente».
En los pasillos de la cumbre se susurraba que de una u otra manera incluso la Casa Blanca considera estos dos días de coloquios en Hamburgo como una manera muy importante «para construir puentes y poder, el día de mañana, adherir al acuerdo sobre el clima»: La premier británica Theresa May no esconde su optimismo al respecto y tampoco es una casualidad que el presidente francés Emmanuel Macron haya anunciado para el próximo 12 de diciembre una nueva cumbre sobre el clima en París.
El reconocimiento del libre comercio, y el compromiso «contra el proteccionismo», fue el otro eje de la cumbre alemana del G20, que se cerró con una condena de «todas las prácticas de comercio desleales», pero que al mismo tiempo admite «los legítimos instrumentos de defensa» en los intercambios comerciales.
Este último frente deja abiertas numerosas puertas y en el futuro puede convertirse en terreno fértil de choques o dísputas en el comercio, incluso sobre el tema crucial de los aranceles.
Trump elogió abiertamente la labor hecha por la anfitriona de la reunión: Angela Merkel salió por lo tanto muy bien parada frente a las embestidas del presidente estadounidense. Lo mismo no puede decirse en cambio en el plano interno: de hecho, la canciller fue ‘derrotada’ por los «no global», quienes por dos noches y dos días fueron protagonistas de choques y violencia en las calles de Hamburgo.
Los militantes anti-globalización fueron de hecho superiores a las fuerzas de seguridad alemanas, resultado que ya se ha convertido en un tema de polémicas internas en el país, en el medio de la campaña electoral en vista de los comicios de este año.
El de los migrantes fue otro tema fundamental de la cumbre alemana.
Precisamente en vista de esta reunión, el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk había propuesto incluir una serie de sanciones de la ONU contra los traficantes de los inmigrantes.
China y Rusia rechazaron esa posibilidad, que quedó de esta manera fuera del documento.
El texto final del encuentro destaca -tal cual quería Trump- «el derecho soberano de los Estados de gestionar y controlar a sus fronteras y de establecer políticas» en el interés de la seguridad nacional.
También pide desplegar «esfuerzos globales y acciones coordinadas» tanto frente «a los refugiados como a los migrantes por razones conómicas», punto muy destacado por Italia, que se encuentra desde hace tiempo en el medio de una crítica situación migratoria. La economía no podía quedar fuera de la cumbre. De esta manera, los países del G20 se comprometieron -entre otros temas- a impulsar la digitalización para foavorecer el mercado laboral y reforzar los beneficios derivantes de la globalización. (ANSA)
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