Por Horacio Castelli
En la situación planteada por el conflicto del paro agropecuario se vieron actitudes contrarias al espíritu democrático que la gran mayoría del país adoptó como forma de vida política.
Tomo como ejemplo una sola de las tantas situaciones que se vivieron y es la referida a la postura adoptada por Carlos Reutemann contraria a la del gobierno nacional y junto al gobernador socialista de Santa Fe, Hermes Binner.
El Senador del Frente para
Inmediatamente funcionarios nacionales salieron al cruce de sus palabras, como el caso del Ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien lo increpó diciendo que había hablado como hombre de campo antes que como político.
Profundo error del Ministro al creer (o intentar hacer creer) que hay dicotomía entre político y productor.
Y otro profundo error es que el gobierno central intente alinear de forma granítica el pensamiento y las actitudes de los legisladores que fueron votados por sus conciudadanos y a los cuales deben responder.
Quizás para este tiempo y estilo de la política suene muy idealista esta apreciación pero la realidad democrática se marca por las respuestas que los legisladores logren para una mejor solución a los problemas de su región y no para alinearse como soldados obedientes a los designios del poder central.
Siempre me ha llamado la atención la falta absoluta de respeto que muchos funcionarios del ejecutivo (en algunos casos meros delegados del poder presidencial), muestran frente a los legisladores que son respaldados por una fuerte suma de voluntades.
Aquí seguramente comenzará el análisis seudo-político sobre la influencia que ejercen para la conformación de las listas de candidatos los referentes políticos que luego cobran esos favores, etc.
La verdad, es que, en una sociedad democrática, que un simple funcionario (ministro, secretario) salga a refutar los dichos de un Senador Nacional para descalificarlo sin ofrecer un debate abre al menos una luz de alerta.
La tendencia hegemónica no es buena para nadie.