viernes, abril 19, 2024

Opinión

AUMENTO DE LA CARNE: No alcanza con el boicot; hay que promover las carnes alternativas

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Por Arturo Navarro

El boicot a la compra de carne vacuna no va alcanzar para bajar el precio de ésta, porque es tan grande el daño producido al sector por las políticas del Gobierno en los últimos cinco años, que se necesita otro tipo de gestión de la Asociación de Consumidores Libres, como de las otras entidades de defensa al consumidor, para bajar el precio y cambiar las políticas de producción y comercialización de la hacienda.

El tomate es un producto estacional, por lo que en 15 ó 30 días se soluciona el desabastecimiento, mientras que para la carne, para mantener este inédito nivel del consumo, se van a necesitar más de tres años si se aplican las políticas previsibles que requiere el productor.

No esperen, por lo tanto, iguales resultados con el boicot para dos productos totalmente diferentes.

Lo más efectivo y prioritario para la defensa del consumidor por la suba del precio de la carne y una moderna política de carne bovina en el país es trabajar entre todos los protagonistas de la cadena pecuaria y el Gobierno en difundir y concientizar de que debemos modificar en forma permanente la dieta de consumo de carne vacuna por carnes alternativas, y un mayor consumo de vegetales porque hace mucho mejor a la salud.

La actual producción de carne en el país alcanza solamente para consumir 50 kilogramos por habitante, exportando solamente la cuota Hilton y menudencias que no se consumen en el país. Con este volumen de producción, hay que reducir el consumo en 25 kilogramos por habitante al año, y el país debe dejar de exportar, situación que es intolerable para un eficiente desarrollo geopolítico en todo el territorio.

Con muy pocas señales, el país está en condiciones de producir cuatro millones de toneladas de carnes, abasteciendo con dos millones el consumo interno, quedando para exportar otros dos millones, cifra que modifica el panorama a futuro de la producción de carne.

No debemos seguir mintiendo a los consumidores y buscando responsables por lo que nos sucede: el único culpable es el Gobierno y sus políticas. No se deben seguir defendiendo políticas populistas y demagógicas de carne y pan baratos para salarios bajos, tan arraigadas en la idiosincrasia argentina.

«Progresismo berreta». Hay que terminar con este progresismo berreta y hacer lo que hicieron todos los gobiernos socialistas de nuestros vecinos países, que se abrieron al mundo para atender eficientemente y en forma moderna la seguridad alimentaria de todos sus pobladores, pero especialmente a los que menos tienen o están fuera del sistema.

El mejor ejemplo de una política exitosa es Uruguay, por lo cual sería recomendable que los dirigentes y los políticos crucen el charco para aprender de qué se trata in situ y promover algo similar en el país.

Lo que necesita la cadena pecuaria -que ocupa en conjunto a dos millones de trabajadores- es tener políticas de Estado que les den previsibilidad a sus inversiones, que son a varios años, y terminar con la legislación del doble estándar sanitario, para que exista competencia en iguales condiciones entre todos los operadores en el abastecimiento de los mercados interno y externo.

En forma simultánea, el país tiene que adoptar más rápido que pronto un sistema para la venta y la distribución de la carne por cortes, al ser más eficiente el aprovechamiento de la media res y abaratarse a mediano tiempo la carne al consumidor.

Pretender seguir manteniendo políticas económicas equivocadas que provocaron que hoy más de 12 millones de ciudadanos no tengan cubiertas las necesidades básicas para vivir sería un nuevo atropello a la razón y al sentido común de todos los argentinos.

Necesitamos un cambio de fondo en las políticas y en nuestra dirigencia. En el caso de la carne, dichas políticas nos llevaron a estos ciclos estacionales de caída en la producción de carne y aumento del consumo, ciclos que nos estancaron en un stock de 50 millones de cabezas, mientras que Brasil -que tenía hace 35 años la misma cantidad de hacienda que nosotros- hoy tiene 200 millones, y se ha convertido en el primer exportador del mundo.

¿Qué más nos tiene que suceder para cambiar?

Ex presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA)