jueves, abril 25, 2024

Opinión

Ya está la fecha en que el país tendrá que comprarle carne a Brasil y leche a Uruguay

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Por Juan Diego Wasilevsky

Los productores saben que la Argentina se encamina a un precipicio. Parece que el granero del mundo se está quedando sin mercadería. La demanda de carne crece muy por encima de la oferta. En el caso de la leche se produce menos que 10 años atrás. Lo mismo ocurre en combustibles.

Las proyecciones:

Sábado. Ocho de la mañana. En una cocina ubicada en algún punto de la Argentina, se abre un cartón de leche. Es el de todos los días, la misma marca, el mismo sabor.

Sin embargo, al pie del envase, una máquina se encargó previamente de cambiar el clásico sello “Industria argentina” por un llamativo “origen Uruguay”.

Tres horas más tarde, el mismo consumidor se dirige al supermercado. Se acerca el domingo y es momento de elegir algunos cortes para hacer un buen asado argentino.

Sin saberlo, entre los packs de carne nacional, un repositor se encargó de acomodar prolijamente varios paquetes con carne envasada en frigoríficos brasileños. De este modo, que la tira de asado o el vacío proceda de un campo de La Pampa o de uno de Río Grande do Sul pasó a ser un hecho cotidiano.

Resignado, mira cada una de las etiquetas y comprueba que el país vecino, el de la supuesta “carne dura”, pasó a convertirse en el proveedor de cortes vacunos de la Argentina.

Dos simples ejemplos bastan para que el orgullo de vivir en el granero del mundo sea herido de muerte.

Miércoles. 26 de agosto de 2008. Productores y especialistas aseguran que esta escena, extraña hoy en día, podría convertirse en una postal habitual en cada una de las mesas de los argentinos de continuar las desavenencias entre el sector público y privado.

Paradojas de un país agro exportador líder

En este contexto, ¿qué riesgos se corre de tener que importar estos dos símbolos del campo argentino?

En el caso de la carne, los especialistas ya pusieron una fecha: de continuar la tendencia actual, en poco más de tres años los frigoríficos argentinos se verán obligados a traer cortes desde el exterior para satisfacer la demanda interna, según un estudio de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea).

Belisario Álvarez de Toledo, coordinador general de la entidad, aseguró que, en base a las variables actuales, “el tonelaje destinado a la exportación va a ir disminuyendo a tal punto que en menos de cuatro años se va a tener que recurrir a la importación para sostener la demanda del consumo interno”.

“La producción de carne está seriamente comprometida, hoy para un productor es totalmente antieconómico y lo que va a pasar es que todos los días se va a empezar a comer su producción, su stock”, alertó Álvarez de Toledo.

Según el experto, el precio del kilo de ternero se mantiene fijo desde 2006, pero los costos de producción aumentaron un 50%. «Esto hace inviable la actividad”, aseguró.

Para Aacrea, las causas están en los crecientes riesgos que enfrentan los eslabones intermedios de la cadena de la carne, frente a las regulaciones y el intervencionismo oficial en la comercialización interna y externa del producto.

En la misma línea, Javier Martínez del Valle, gerente de la Asociación de Productores Exportadores Argentinos (APEA), coincidió en el grave escenario actual: “Está aumentando el consumo per cápita y todos los años ingresan 500.000 nuevos consumidores al circuito. Para mantener estos niveles de consumo se está liquidando stock porque los niveles de existencia no crecen al mismo ritmo”.

Según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), la tasa de crecimiento de la faena y producción se expande con mayor velocidad que la del stock:

En 2007, se alcanzaron las 55,8 millones de cabezas, 14% más que en 2001.

Ese mismo año se enviaron a faena 14,9 millones de animales, un 29% más que antes de la crisis.

Por último, las 3,2 millones de toneladas de carne producidas el último año implicaron un alza también del 29% en relación a 2001.

Frente a este escenario, “es inevitable que en un punto se deban retener hembras, porque si no, dejaríamos de ser productores de carne. Ese momento va a ser crítico porque el gap de diferencial necesario para mantener la cantidad de carne a un precio justo necesariamente se va a tener que cubrir con cortes importados y subsidiados, porque los valores en el exterior son mucho más altos que los que se manejan en el mercado doméstico”.

Al mirar hacia el exterior, el mercado mejor posicionado es Brasil, principal productor mundial de carne que, por problemas fitosanitarios, este año tuvo inconvenientes para colocar un importante stock de carne en el mercado europeo. Ante los altos saldos exportables, los empresarios brasileños debieron salir con fuerza a conquistar el mercado asiático para vender los excedentes.

Como contrapartida a este escenario oscuro, desde Aacrea aseguran que la Argentina a tiempo de cambiar esta tendencia: con la misma cantidad de vacas existentes se podrían producir 2,7 millones de terneros más si se logra pasar del 62% de destete al 75 por ciento.

Además, en la misma superficie que ocupa la ganadería actualmente se podría disponer de 5,7 millones de vacas adicionales, cuya producción daría lugar a una oferta adicional de carne de 1,5 millones de toneladas, que significarían un aumento del 49% respecto de la situación actual.

Para que ello ocurra, los productores reclaman al Gobierno:

Retenciones diferenciadas para garantizar precios justos al consumidor y rentabilidad al ganadero.

Eliminación de los altos aranceles a la exportación de cueros para mejorar el valor de integración del novillo, garantizando un cupo de cueros para la industria manufacturera argentina.

Incentivos para producir novillo pesado y desalentar la producción de terneros livianos.

La verdad láctea

El sector lácteo atraviesa una de las peores crisis de los últimos años. Según cálculos de la Asociación de Productores de Leche de la República Argentina, en menos de seis años, el país perdió 4.000 tambos por la intervención del mercado vía precios. De este modo, de los 15.000 establecimientos que se habían censado en 2002, actualmente quedan 11.000.

A un día del encuentro en la Secretaría de Agricultura, Manuel Ocampo, gerente de la entidad, explicó que “la lechería está en un cuadro de decadencia. La caída de producción se produce por cierre o achique de tambos. Esto va a continuar, es parte de la sangría”.

Según el dirigente, “se ha venido trabajando en función de la prueba y el error. Hoy en día el Gobierno comprendió que un productor no puede subsistir con un precio tope menor a un peso por litro. Pero esta corrección costó dos años de padecimientos de valores bajos. Esto llevó a que hoy estemos produciendo menos que hace diez años atrás, cuando en realidad tendríamos que estar un 60% por encima”.

De acuerdo a datos de la entidad, en 2007 la producción alcanzó las 9.527 millones de litros, unos 770 millones de litros por debajo de 1999. Esto se da en un contexto de fuerte incremento del consumo.

Frente a este escenario, el mediático titular de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo de Angeli, vaticinó que el año próximo la Argentina se verá obligada a importar leche para hacer frente a la demanda insatisfecha.

Por su parte, Ocampo sostuvo que el alto nivel de exportaciones genera un importante colchón, pero “evidentemente vamos en esa dirección”.

Si bien el saldo de la balanza comercial del sector lácteo es sumamente favorable, la tendencia es hacia el achicamiento:

En 2007 se exportaron 183.791 toneladas de lácteos.

Por su parte, las importaciones totalizaron 27.921 toneladas.

Al respecto, Ocampo explicó que “algunas empresas completan sus líneas de productos con algunas importaciones puntuales”.

Sin embargo recalcó que “la situación puede agravarse y regresar al período en el que la Argentina se vio obligada a recurrir a los mercados externos para satisfacer su demanda”. Se trata de un escenario al que calificó como un sinsentido: “Hoy nuestra industria tendría que estar invirtiendo en China, Brasil y Uruguay, no pensando en tener que recurrir a materia prima del exterior”.

Por su parte, el vicepresidente de la Unión de Tamberos, Guillermo Draletti, advirtió recientemente que si bien “hasta ahora la producción alcanza, tanto se tira de la cuerda que en algún momento” se va a tener que recurrir a las importaciones.

El productor lechero recordó que se vivió una situación similar en el año 1992 y advirtió «que actualmente los saldos exportables van en continua disminución, especialmente en los últimos dos años».

Con respecto a la reunión técnica que el sector mantendrá este jueves en la secretaría de Agricultura, Ocampo explicó que “sólo habrá intercambio de datos estadísticos e información” y que el grupo lácteo va a hacer pública su postura recién en la próxima mesa política en la que participe el titular del organismo, Carlos Cheppi.

Inédito: Brasil ahora provee cereales a la Argentina

El mismo consumidor que podrá sorprenderse en el futuro con el origen de la leche y de la carne, hoy mismo puede corroborar que productos tradicionales para el desayuno, como copos de maíz, de arroz y mezclas de cereales, proceden de países tan disímiles como Brasil, Chile, e incluso Alemania.

Lo llamativo es que, a pesar del tipo de cambio, y de las amplias ventajas competitivas que tiene la Argentina, en muchos casos, los productos importados llegan más baratos a los consumidores que los de origen nacional.

En el “granero del mundo” los cereales importados son más baratos que los nacionales.

Así, las tradicionales Zucaritas fabricadas por Kellogg´s no son argentinas. Por el contrario, se traen desde Brasil.

Lo que sucede con el All-Bran, también fabricado por la multinacional, es toda una muestra de las oportunidades perdidas por la cadena industrial: Brasil, país deficitario en trigo, importa el cereal desde la Argentina, lo procesa, y lo introduce en el mercado local con marca y un alto valor agregado.

“Sin dudas Brasil está avanzando mucho más que la Argentina en la cadena agrícola”, sostuvo Gustavo López, titular de la consultora Agritrend.

”Nosotros nos estamos quedando en las commodities, sería imperioso seguir avanzando en las materias primas, pero también en la mayor industrialización”, recalcó.

El oro negro, también importado

En este contexto, la matriz energética es otro de los rubros donde la Argentina podría perder su estratégica posición de dominio.

De acuerdo a los últimos datos del INDEC, la demanda de combustible y lubricantes desde el exterior crecieron con fuerza durante los primeros siete meses del año.

Así, las importaciones pasaron de u$s1.436 M en ese período del año pasado, a cerca de u$s2.900 M este año, es decir, un alza del orden del 100 por ciento.

Daniel Montamat, ex secretario de Energía y referente del sector, aseguró que ”en 2005 teníamos un balanza energética positiva del orden de los u$s6.000 M, pero este año vamos a cerrar con un superávit de apenas u$s1.000 M. El problema es que para 2009 hay indicios de que, por primera vez, podríamos tener una balanza deficitaria de u$s2.000 M”.

En este contexto, ¿cuándo llegará el momento en que el país se convierta finalmente en importador neto de energía?

A lo largo de 2007, los pronósticos más desalentadores hablaban de un plazo de cinco años. Sin embargo, las proyecciones cambiaron radicalmente: “La tendencia es que en 2010 pasemos a ser importadores netos de combustible”, aseguró, lapidario, Montamat.

Sobre este punto, destacó que la Argentina ya es importadora neta de gasoil y que cada vez es más fuerte la dependencia en fuel oil y electricidad.

En la misma línea, Guillermo Yeatts, ex presidente Sol Petróleo, sostuvo que “en dos años la Argentina va a depender de la energía del exterior”.

“Esto va a suceder sin ninguna duda y esto no es culpa de los empresarios que no invierten, sino de las regulaciones del Gobierno”, recalcó Yeatts, quien agregó que “la economía ha estado gozando de un viaje gratis, pero ahora lo tienen que pagar. Todo en la economía de hoy se paga”.

Y si no, andaremos en pelotas como nuestros hermanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada…» (Cap. Gral. Don José de San Martín)

One thought on “Ya está la fecha en que el país tendrá que comprarle carne a Brasil y leche a Uruguay

  1. Che, Wasilievsky, estamos a 23 de enero del 2010 y no consigo carne brasilera ni leche uruguaya. ¿Qué pachóooo? Por el contrario, en el 2009 exportamos un 6% más de lácteos y un 60% más de carnes. ¿Y el pronóstico, macho? ¿Y los rayos y centellas que nos iban a caer si desobedecíamos «al mercado»? La verdá, la verdá, yo cambiaría los «expertos» que consultás por Lily Süllos, que acierta cada tanto ¿No? Chanta, dedicate a escribir ciencia ficción, que es lo tuyo.

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