domingo, noviembre 24, 2024

Ecología

Cambio climático: en qué se diferencian mitigación y adaptación

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Cuál es la diferencia entre mitigación y adaptación, dos términos asociados a la lucha contra el cambio climático. Que se emplean con asiduidad, pero cuyo significado no siempre está muy claro. Al punto de que se llega a confundirlos.

Cambio climático: ¿en qué se diferencian mitigación y adaptación? El mundo vive una gravísima crisis climática debida a las acciones antropogénicas. Que han acelerado el cambio climático natural, al punto de que, en menos de 200 años, podría aumentar la temperatura del planeta los mismos 5 °C que se necesitaron para acabar con la anterior era glacial y que acontecieron a lo largo de 5000 años.

El planeta alberga muchas formas de vida, que resultan imprescindibles para mantener el equilibrio ecosistémico entre la biota (fauna y flora) y el resto del medio ambiente que les alberga. La crisis climática les pone a todos en peligro. Y para luchar contra ella se habla de mitigación y adaptación, dos acciones que podrían complementarse, pero que son muy diferentes la una de la otra.

¿Qué es la mitigación del cambio climático?

Mitigar el cambio climático significa tomar una serie de medidas a nivel mundial, orientadas a reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que acaban en la atmósfera y agravan el calentamiento global. Esto podría evitar que la Tierra siga calentándose al ritmo actual. Pero no influye en el daño que ya se ha ocasionado. Es decir, que no revierte la problemática, sino que atenúa sus consecuencias.

El concepto de mitigación es sencillo de explicar, pero muy difícil de poner en práctica por varias razones. La más importante es de índole económica. Los cambios para dejar de depender de los combustibles fósiles son muy costosos, puesto que se debe investigar e innovar en temas tan importantes como las nuevas fuentes de energía renovables, una movilidad sostenible y cómo cambiar y/o adaptar las infraestructuras actuales.

Además, existen poderosos intereses económicos detrás del negacionismo del cambio climático, que intentan justificar el continuismo de la generación de energía (electricidad, transporte, etc.) de la mano de la quema de combustibles fósiles. Aún a sabiendas de su alto poder de contaminación y de que en breve (entre 60 y 200 años) se agotarán, por lo que se les acabará el negocio.

Para poner en práctica la mitigación es imprescindible detener la deforestación, restaurar los ecosistemas y hábitats naturales, cambiar los modelos económicos por otros más sostenibles e imponer una nueva sociedad de consumo más mesurada, empática y resiliente, con cero emisiones netas de carbono y menos calentamiento global. Cambio climático: ¿en qué se diferencian mitigación y adaptación?

¿Qué es la adaptación?

La adaptación implica un cambio de vida tanto personal como social, que se hace cada vez más necesario, dado que las consecuencias del cambio climático ya están afectándonos. Y visto lo visto, las perspectivas no son halagüeñas, por lo que se espera que vayan a peor. Por ello, será vital que comencemos cuanto antes a tomar medidas para habituarnos a lo que se viene.

Las soluciones de adaptación son poco predecibles, ya que variarán según el lugar, las circunstancias económicas y sociales, la educación y la capacidad de aclimatación que tengan las sociedades involucradas. Lamentablemente, son las que tienen mayor poder adquisitivo las que están menos dispuestas a hacer concesiones y a sacrificar su estilo de vida y su nivel de confort. Y obviamente son las culpables de la mayor carga de contaminación y emisiones de GEI.

Cambio climático: ¿en qué se diferencian mitigación y adaptación?

No alcanzará con diversificar los cultivos, invertir en eficiencia energética o imponer un cambio drástico en el tipo de consumo (menos derroche, aplicación de sistemas de economía circular y sobriedad en los gastos). Si no tomamos conciencia del problema y educamos a las nuevas generaciones para que sepan adaptarse a los cambios, les haremos un flaco favor. Cambio climático: ¿en qué se diferencian mitigación y adaptación?