Llega el súper wi-fi, 100 veces más potente y que permitirá desde autos con conducción autónoma a dispositivos portátiles para la realidad aumentada, y desempeños increíbles en el campo biomédico, a partir de conexiones transmitidas por la luz.
Tras la revolución que supuso la fibra óptica para conexiones de cable, ahora la luz se prepara para volver el inalámbrico hasta cien veces más rápido, gracias al chip fruto de la investigación coordinada por el Politecnico de Milá y realizada en colaboración con la Scuola Superiore Sant’Anna de Pisa, la Universidad de California de Stanford y la Universidad Británica de Glasgow, como parte del proyecto europeo Superpixel.
Descrito en la revista Light: Science & Applications, el chip permite separar incluso haces de luz si están superpuestos entre sí y si la forma con la que llegan a destino cambió y es desconocida.
El chip de silicio, de tamaño de 5 milímetros, logra recibir las columnas de luz por separado gracias a una multitud de antenas ópticas microscópicas y las manipula, ordenándolas, gracias a una red de interferómetros integrados.
Eliminando así la interferencia entre los haces de la luz, el chip le permite administrar una cantidad de información al menos cien veces mayor respecto a los sistemas actuales Inalámbricos de alta capacidad, de más de 5000 GHz.
Como sucede en las fibras ópticas, incluso en el espacio libre, la luz puede viajar bajo la forma de haces que tienen formas diferentes, llamados «modos», cada uno de los cuales puede llevar un flujo de información.
Generar, manipular y recibir más modos significa transmitir más información.
El problema es que el espacio libre es un entorno mucho más hostil para la luz, variable e impredecible de una fibra óptica.
Obstáculos, agentes atmosféricos o más simplemente el viento encontrado a lo largo del camino, pueden cambiar la forma de los haces de la luz, mezclarlos y hacerlos a primera vista irreconocibles e inutilizables.
«Una peculiaridad de nuestro procesador fotónico es que puede autoconfigurarse de forma muy sencilla, sin necesidad de complejas técnicas de control», observó Francesco Morichetti, jefe del Laboratorio de Dispositivos Fotónicos del Politecnico de Milán.
El chip también es «capaz de adaptarse en tiempo real para compensar los efectos introducidos por los obstáculos en movimiento o turbulencia atmosférica, permitiendo -detectó- establecer y mantener siempre conexiones ópticas óptimas».
Las posibles aplicaciones son múltiples, dijo Andrea Melloni, director de Polifab, el centro de micro y nanotecnologías de la Politécnica de Milán, e incluyen «sistemas de posicionamiento y localización de alta precisión para vehículos guiados de modo autónomo, sensores y reconocimiento remoto de objetos, dispositivos portátiles para realidad aumentada y nuevas técnicas de investigación para aplicaciones biomédicas».
«Gracias a la colaboración que llevó a este resultado, Italia están en una posición de liderazgo sobre tecnologías fotónicas para la comunicación, sensores y biomédica», observó Marc Sorel, profesor de Electrónica del Instituto Telecomunicaciones de Ingeniería Informática, y del Instituto de Fotónica (TeCIP) de la Escuela de Estudios Avanzados Sant’Anna.
FUENTE: ANSA