Educar al consumidor en materia de reciclaje de envases, una visión estratégica integral y la colaboración de toda la cadena de valor, claves para el binomio vida útil y sostenibilidad.
El mundo del packaging está evolucionando para encontrar un equilibrio entre vida útil, seguridad de los productos e impacto ambiental. El ecodiseño, el uso de monomateriales, el reciclado post-consumo y educar al consumidor en la separación de desechos en origen son algunas de las tendencias hacia las que se dirige el sector y que han sido analizadas en una mesa redonda virtual promovida por el Centro Tecnológico AINIA bajo el título “Innovación, una oportunidad en Packaging: sostenibilidad y consumidor”.
Moderada por la directora general de esta entidad, Cristina del Campo, la jornada contó con la participación del director comercial de CAIBA, José Parra; la directora de Innovación División Foodpack de Klöckner Pentaplast, Ana Fernández, y el director general de PLASBEL, Antonio Beltrán.
En su intervención, del Campo señaló que “la nueva normalidad ha confirmado que la sostenibilidad no es una moda. El futuro del packaging pasa por procesos productivos y soluciones de envase distintas, dando respuesta al nuevo paradigma de la Economía Circular”. En el sector de alimentación y bebidas, los plásticos contribuyen a garantizar la seguridad de los alimentos y la reducción del desperdicio alimentario.
No obstante, tal y como apuntó “hay una necesidad urgente de abordar aspectos medioambientales y el reto es lograr que los nuevos materiales y las soluciones alternativas al plástico convencional mantengan sus propiedades barrera y otras funcionalidades. Para lograrlo, hace falta una visión estratégica integral y la colaboración de toda la cadena de valor”, añadió José Parra indicó que el ecodiseño es un área que las empresas están potenciado, no solo en la reducción del peso, sino también en evitar aditivos o productos que puedan dificultar que ese envase tenga posteriores usos.
Por otro lado, el mercado del envase flexible para packaging ha evolucionado hacia la combinación de distintos tipos de materiales poliméricos y no poliméricos, a fin de buscar las mejores propiedades de cada material en cada momento, logrando envases disruptivos. Para Antonio Beltrán “el uso de los monomateriales facilitaría la eficiencia de la recuperación de esos materiales”, manifestando que “no hay un material ni bueno ni sustitutivo para todo, sino que cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes”. En ese sentido, cree que se debe tender hacia la racionalización, buscando los productos que aporten un valor diferencial para la utilidad que va a tener y promover esos materiales para ese entorno.
Según Ana Fernández, el ecodiseño se está enfocando hacia una visión más global: diseñar para reciclar y potenciar la Economía Circular, que no solo es reciclado sino la reducción del desperdicio alimentario. A su juicio “hay que diseñar para buscar la seguridad alimentaria; reducir el despilfarro alimentario, y reciclar, dirigiéndonos al uso del monomaterial y a la reducción de aditivos no necesarios, por ejemplo, los colores. Pero también es necesario diseñar para reutilizar mejor los productos que ya se han puesto en el mercado”.
Información y criterios comunes
Además de la administración, considera Fernández “los gestores de residuos deben tener un papel importante en campañas informativas al consumidor. Es necesario una función formativa centralizada y con claras instrucciones. Hay que tener en cuenta que la mejora de las ratios de efectividad de la selección y del reciclado empieza por la educación del consumidor final”.
Asimismo, abogó por la estandarización, con el consenso entre todos de unas guías claras para el diseño, selección y reciclado. El director comercial de CAIBA, José Parra, añade un matiz, que pasa por “facilitar la vida al consumidor, con un etiquetado sencillo y entendible que informe sobre el material del envase y su reciclabilidad para que seleccione tipos de envase en función de su sostenibilidad”.
Fuente: Sogama