Los sindicatos amenazaron con otra huelga general, luego de la realizada la semana pasada, para hacer frente a la reforma laboral, durante los actos por el Día del Trabajador en los cuales el presidente Temer fue acusado de querer «esclavizar» a los brasileños.
El mandatario defendió la nueva legislación como forma de mitigar el desempleo que afecta a 14,2 millones de personas.
El viernes pasado las centrales gremiales se unieron para realizar la primera huelga general desde 1996 que, según sus dirigentes, tuvo una alta convocatoria.
Esa medida de fuerza fue «la más grande de la historia de Brasil (…) y si el gobierno no entendió (el mensaje) va a haber más», afirmó hoy Paulo Pereira da Silva, líder de la central Fuerza Sindical.
El gremialista planteó dos escenarios posibles para dar continuidad al plan de lucha contra la legislación laboral impulsada por el gobierno.
«Estamos hablando sobre una reunión de todas las centrales el próximo 8 de mayo para una especie de invasión de Brasilia», dijo el gremialista durante un mítin en la zona norte de la ciudad de San Pablo.
Los sindicatos se proponen impedir la aprobación de la reforma laboral, que logró media sanción en Diputados, y de la reforma constitucional que introducirá cambios en el actual régimen jubilatorio.
Paralelamente, Vagner Freitas, jefe de la Central Unica de los Trabajadores (CUT), radicalizaba sus críticas al gobierno.
«Las movilizaciones de los últimos meses y en especial la del último viernes, día de la huelga general, demostró que el pueblo entendió que Temer está transformando al mercado de trabajo en un gran mostrador para ofertar puestos precarizados, en una especie de esclavitud moderna», dijo Freitas.
La CUT, dirigida por el bancario Freitas, está ligada al Partido de los Trabajadores y al ex presidente y líder opositor, Luiz Inácio Lula da Silva.
«Con el país hundido en la más larga y grave crisis económica desde la redemocratización (en 1985) la clase trabajadora no tiene nada que conmemorar en este Día del Trabajador», señaló Freitas.
La CUT realizaba un acto en la Avenida Paulista, oeste de San Pablo, mientras Fuerza Sindical celebró otro en el norte de esa ciudad que es el corazón económico y laboral del país.
Paulo Pereira da Silva, un antiguo aliado de Temer, dijo hoy que avanzan los acuerdos con sus históricos adversarios de la CUT, para solidificar el frente gremial opuesto al paquete de reformas del gobierno.
En Brasilia el presidente Temer rebatía hoy los planteos de la CUT y Fuerza Sindical, las dos principales agrupaciones gremiales, al enfatizar que la reforma laboral en curso significará un cambio «histórico» para Brasil.
«Estamos realizando una modernización de las leyes laborales y usted tendrá innumerables ventajas, en primer lugar vamos a crear más empleos (..) y todos los derechos laborales están garantizados», afirmó Temer.
El jefe de Estado divulgó un mensaje a través de las redes sociales en el cual mencionó la media sanción de la reforma laboral votada la semana pasada en la Cámara Baja, y ahora será tratada en el Senado, donde legisladores aliados de Temer anticiparon sus críticas.
«Con la modernización laboral aprobada por la Cámara de Diputados la creación de puestos de trabajo, inclusive para los jóvenes, ocurrirá de forma mucho más rápida (…) en breve», aseguró el mandatario.
El estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas informó la semana pasada que trepó a 14,2 millones el número desocupados en marzo, con lo cual la tasa de desempleo se ubicó en el 13,7 % contra el 10,9 % que se registró en marzo del año pasado.
Por otra parte, en Rio de Janeiro, la segunda ciudad más populosa del país, hubo un acto con la participación de sindicalistas y dirigentes políticos.
La diputada Benedita da Silva, del Partido de los Trabajadores, repudió la reforma del «golpista» presidente Temer y denunció la «represión» de la policía en las protestas del viernes pasado que dejó varios heridos en el centro carioca. (ANSA).