El psicólogo Hugo Míguez, especialista en adicciones, admite que el fracaso de la prevención radica en que no se pone el foco en los factores que conducen a la adicción sino más bien en los efectos toxicológicos.
En la provincia de Buenos Aires creció en los últimos años la búsqueda de intoxicación, debido a un cambio radical en las costumbres y tradiciones culturales. Dicen que los jóvenes «vomitados» en las discotecas son una consecuencia directa de una sociedad que se sirvió de nuevos modelos de consumo.
Para el psicólogo y funcionario especialista en Adicciones, que integra el equipo de trabajo de la Subsecretaría de Adicciones de la Provincia de Buenos Aires, Hugo Míguez, los cambios se produjeron paulatinamente en los últimos tiempos. Según su visión, los argentinos pasaron a conformar una cultura estilo anglosajón, que se caracteriza por la búsqueda del descontrol y el consumo esporádico cuyo fin último en varias ocasiones es la ebriedad, dejando atrás su idiosincrasia mediterránea, la de los inmigrantes que solían hacer partícipe el vino en las mesas familiares, como un medio social y no como una sustancia adictiva potencialmente peligrosa.
El especialista se refirió, entre otros puntos, a la necesidad de poner énfasis en la educación en todos los ámbitos de socialización, inculcándoles a los jóvenes el pensamiento crítico.
También propuso hacer un cambio en lo que se refiere a campañas preventivas sobre abuso de drogas ilícitas para atacar más el foco del problema y no simplemente informar sobre los efectos nocivos.
Aunque admite estos contrasentidos, asegura que la Provincia promueve en profundidad los centros preventivos, campañas educacionales y atenciones gratuitas y asistencialistas a adictos y personas en recuperación.
También hizo un paréntesis con relación a los últimos datos relevados por Naciones Unidades que colocan en el ojo de la tormenta a Argentina, como el país con mayor consumo de cocaína en Latinoamérica.
Adolescente en la mira
-¿La adolescencia es la etapa más riesgosa de aproximación al abuso de drogas?
– Hagamos un estudio diferente. Nosotros deberíamos comenzar por entender que éste no es un problema de sustancias sino de personas y de conflictos y de cómo la gente piensa que puede resolver esos conflictos. La droga o las sustancias psicoactivas en general (el acohol, el tabaco, la medicación psicotrópica, la marihuana, la cocaína y drogas ilícitas en general), aparecen en nuestra cultura y nuestra sociedad como formas alternativas para poder resolver los conflictos. Y esto no está centrado en una edad determinada. Aunque se sabe que a nosotros nos golpea mucho más intensamente en los jóvenes. Pero hay muchos otros sectores sociales y otras edades dónde también están atravesados por la problemática esos abusos. Hay una cultura dónde el equilibrio se ha roto y esta ruptura se acusa para diferentes grupos sociales y diferentes edades.
– Pero en este contexto, ¿los jóvenes aparecen o no como grupo emblemático?
– Sí, pero no solamente están ellos. La sociedad tiende a focalizar el problema en grupos que cargan en conjunto de todos sus manifestaciones. Los jóvenes, por otro lado, han sido y son un mercado importante, al cual han tenido en la mira los productores de bebidas alcohólicas y tabaco. De manera que ellos son un negocio formidable para muchos, porque son muchos. Quienes primero han puesto la atención en este segmento son los que han salido a venderle.
La prevención
– ¿Por qué históricamente fracasan las campañas preventivas?
– De lo que se trata es de todo esfuerzo que apunta a fomentar el pensamiento crítico en los jóvenes. Si el esfuerzo únicamente está centrado sobre las consecuencias de la droga y no va a las causalidades que la caracterizan probablemente no es tan eficaz. Nosotros desde la Provincia trabajamos mucho sobre el tema, pero entiendo que históricamente esté arraigada esa idea.
– ¿Es más fácil para aquel que abusa del alcohol que tenga más propensión a fumar paco que otro que no haya experimentado con esa primera sustancia?
– Cuando el adolescente hace de la intoxicación alcohólica, la forma regular de diversión y esparcimiento, a lo que apunta es a la pérdida de control de sí mismo fruto de esa intoxicación. Y sí ese adolescente tiene una vulnerabilidad mayor para utilizar otros tipos de sustancias. Si él aprendió que las ansiedades se resuelven utilizando una bebida alcohólica, él mañana va a aplicar el mismo concepto y la misma modalidad de resolver un conflicto con otras sustancia que será ilícita. Por eso lo importante es que aprenda que los conflictos no se resuelven sino se neutralizan desde lo farmacológico. Partiendo desde ese punto, la sustancia ilícita es un tema secundario.
– ¿La educación es un eje fundamental?
– Lógicamente. La educación en la casa, en el colegio, en la sociedad y en la cultura. El problema de que algunos de esos estamentos estén endebles es que el tema se habla excesivamente desde lo toxicológico. Se piensa que por nombrar los daños que hacen las drogas los chicos dejan de consumir. Este es el concepto ingenuo de la prevención. En realidad el tema no pasa por ahí, el tema tiene que ver no con los daños toxicológicos sino con los factores que inician a las personas en el uso de sustancias porque las publicidad las vende con glamour, porque de alguna manera hacen ver que alguien que consume tiene una mejor presentación social…Si nosotros desarmáramos gran parte de todo el paquete publicitario que está relacionado con todas las bebidas alcohólicas, tendríamos mucho de los elementos que explican el abuso.
Expansivo y en el mundo
– La ruta de bacalao en Ibiza, tres días de boliche en boliche o los centros de exclusión en Amsterdam. Evidentemente ¿es una problemática que cala hondo en países primermundistas?
– Sí, pero de todos modos hay que aclarar algo. Uno podría hablar de dos modelos con relación al alcohol. Uno son las culturas mediterráneas, como las italianas, españolas, la antigua argentina, que guardan relación con el consumo de las bebidas alcohólicas dentro del contexto alimentario y dentro de la institución familiar. Y también están las culturas anglosajonas que son de consumo de bebidas destiladas donde el beber no es social sino fuertemente episódico, de fin de semana y en búsqueda de la ebriedad. Está fuera de la situación alimentaria y tiene incluso una morbimortalidad diferente. Cuando nosotros hablamos de las culturas mediterráneas, nuestro paradigma de la morbilidad en aquel momento era la cirrosis hepática. Hoy en día, en Argentina, el paradigma de la intoxicación alcohólica es el accidente y la violencia.
– ¿Qué se está desarrollando desde la Subsecretaría de las Adicciones de la Provincia para poner freno?
– Tiene un desarrollo en todo lo que tiene que ver con los CPA (Centros Preventivos Asistenciales). Cuenta además con un programa preventivo en las escuelas y da también asistencia. Pero lo que se trata de entender es que el volumen del problema creciente requiere mucho más penetración en la comunidad que lo que tiene hoy.
– ¿Existen en la actualidad comunidades terapéuticas efectivas que brinda el gobierno para un adicto en recuperación?
– Sí. De cualquier manera, en un caso así, el puente más inmediato que uno tiene son los 0800 tanto de la Provincia como de la Nación. A partir de ahí hay que buscar la derivación. Pero sí, definitivamente hay comunidades terapéuticas públicas y sistemas de becas que consisten en pagarle la internación a un chico que hace uno o dos años está en tratamiento.
Los nuevos hábitos de ingestión
– ¿Creció el abuso de drogas de los más jóvenes en los últimos años?
– Lo que ha crecido es la búsqueda de la intoxicación. Hay un cambio incluso. Nosotros somos un país caracterizado por la cultura mediterránea, donde la bebida alcohólica (los vinos, por ejemplo) participaban de la mesa familiar, se tomaban regularmente y el exceso no era algo frecuente. Nosotros cambiamos ese esquema a uno mucho más anglosajón, que tiene bebida episódica de sábado y domingo y que busca el descontrol. Estas veredas de discotecas con chicos vomitados a su salida tiene que ver con este cambio, la búsqueda del control y el consumo episódico. No solamente aumentó sino apareció y es un hecho con el que estamos batallando de manera creciente. Cambiaron nuestros hábitos de ingestión y cambiaron los hábitos de ingestión en los jóvenes.
«El ranking de la ONU es más ficción que realidad»
– ¿Por qué Argentina, según un reciente informe de Naciones Unidas, se convirtió en el país de mayor consumo de cocaína en Latinoamérica?
– Naciones Unidas lo que hace es recoger los informes de los países, no hace la crítica de las estadísticas de los países. Cuando hacemos una especie de ranking de consumo, ni siquiera tenemos una garantía estricta de que estemos usando los indicadores para los diferentes países ni las mismas formas de recoger la información. Entonces hay que ser prudente.
La otra cosa es que las adicciones habitualmente tienen márgenes de error. Por ahí el ranking no es tal, entonces el que está en primer, segundo o tercer lugar… por ahí están todos en el mismo grupo. No hay estas diferencias tan netas entre un país y otro. Incluso en el campo de la estadística, hay medidas que están superpuestas. Ese ranking, en realidad, es más una ficción que una realidad. (LA CAPITAL DE MAR DEL PLATA)
Me ineteresa el delineamiento del sitio web. Te la disenaron o utilizaste algo ya pre-disenado?
me parece muy bueno este informe, y creo que todo lo que dice es verdad, aunque los que consumen «drogas» no solo lo hacen por tener problemas. tambien lo pueden hacer para sentirse mas perteneciente a un grupo o para tener mas coraje a la hora de realizar alguna accion que les paresca imposible en un estado normal.