Por Damián Pussetto
Une Mar del Plata con Quequén. En el año 2015 ya murieron 9 personas en diversos accidentes. Tiene deficiencias de origen y un gran deterioro. Un juez ordenó repararla y hay dos campañas de firmas vigentes para que se cumpla.
Seguramente un estruendo precedió al profundo silencio. Un chirrido penetrante de frenos habrá avisado antes del impacto y la muerte. El pavimento recibió los cuerpos y la historia se escribió otra vez con las letras conocidas. El músico marplatense Marcos Soler, su esposa Laura Santoro, Joaquín, el bebé de ambos, y la pareja de jubilados Marcelo Omar Gallinger y Mirta Edith Arrieta dejaron sus vidas en la ruta 88 el 14 de febrero de 2015 y se convirtieron en un número, retrató Tiempo Argentino.
Nueve personas fallecieron en esa vía en 2015. La estadística despersonaliza a la tragedia, pero siempre tiene nombres y apellidos. Y el drama manda en 125 kilómetros rotos entre Mar del Plata y Quequén. Ni un amparo judicial, ni la recolección de adhesiones en Internet, ni cientos de firmas en Necochea detienen la sangría.
Los poco más de seis metros de ancho de la traza que pasó a la órbita provincial en 1961 son escasos para el tránsito actual entre dos puertos tan importantes y, encima, la cinta asfáltica está muy deteriorada y las señalizaciones no existen.
El 24 de febrero pasado el abogado Julio Razona se presentó en los tribunales marplatenses para interponer una acción de amparo en la que pidió a la justicia que ordenara la inmediata «reparación integral» de la ruta.
Pocos días después, el 5 de marzo, el juez de Ejecución Penal Nº 1, Ricardo Perdichizzi, decretó la «urgente» refacción y señalización. Vencido el plazo impuesto, el mismo demandante denunció penalmente al gobernador Daniel Scioli y a la titular de la Dirección de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires, Patricia Tombesi, por «incumplir» con el pedido de la justicia.
Perdichizzi dispuso algunas medidas más. El 29 de marzo recorrió la zona para constatar si los arreglos se habían cumplido. Comprobó in situ que no y, además, presenció un vuelco en vivo. De esa inspección ocular participaron funcionarios de Vialidad, que tomaron debida nota de la cantidad de arreglos a efectuar.
La lista es bien larga. Comprende señalización de velocidades mínimas y máximas, banquinas descalzadas, ancho de ruta inferior al mínimo de ley de 6.70 metros en varios tramos, pintura de un año de durabilidad que data de 2009 y ordenamiento del tránsito de maquinarias agrícolas, entre otras cuestiones.
En la web Change.org hay una petición en curso que firmaron más de mil personas y propone: «Reparación integral, ensanchamiento, cartelería de advertencias de la Ruta 88, la Ruta de la Muerte que une a Mar del Plata con Necochea». En tanto, la Unión de Usuarios Viales de Necochea ofrece en las calles de la ciudad un petitorio para firmar en papel.
Cierto es que en el Concejo Deliberante marplatense comenzó a tratarse el tema. El concejal de la UCR, Mario Rodríguez, planteó la convocatoria a una Jornada de Trabajo en el recinto de sesiones a fin de abordar la problemática y exigir las obras prometidas y aún sin ejecución. En ese ámbito ya en 2012 se había presentado un pedido de informes al Ejecutivo provincial en el que se requirió la reparación.
Por su parte, Vialidad provincial no anunció oficialmente los pasos a seguir. Sin embargo, diversas fuentes señalaron que habría un presupuesto de 120 millones de pesos para realizar mejoras, pero descartaron toda posibilidad de convertir la ruta en autovía. Esas tareas comenzarían en mayo y durarían algo más de un año.
La diferencia entre una ruta simple de doble mano y una autovía o autopista es enorme. Los datos que manejan en la Agencia Nacional de Seguridad Vial son contundentes. Apenas el 0,79% de los siniestros viales de todo el país se da en las carreteras con separación física entre ambas calzadas, mientras que en las de doble vía se acumula el 10,15 por ciento. Las calles y avenidas marchan a la cabeza con el 87,59 por ciento. Datos fríos, números que dan sustento y argumento, mientras la sangre sigue derramada.
A María Eugenia Abregú el drama la puso al corriente de las deficiencias de la ruta. Abogada, impulsa la causa por la muerte de su prima, su marido y el bebé de ambos. Ese día los esperaba para reunirse con ellos en Necochea. La desesperación de las horas que pasaban le advirtió del accidente. A más de dos meses explica que los test de alcoholemia de ambos conductores dieron negativo, que no hay pericias mecánicas y que busca a los testigos, porque en el lugar no se tomaron datos de nadie.
«Contacté a uno por Facebook –cuenta–, que dice que ve cómo el auto de Marcos cambia de carril de pronto, quiere corregir la marcha y no puede». El lugar del impacto está comprendido entre los kilómetros 50 y 75 en los que la ruta ni siquiera tiene el mínimo de 6,70, pero, además, una de las claves podría hallarse en el peraltado de la curva que estaría al revés y en vez de inclinar el piso para acompañar el movimiento, expulsa a los automóviles hacia fuera.
Todavía atravesada por el dolor, no tiene dudas de que el estado del camino fue determinante para que se generara el desastre y advierte un deterioro que reconoce décadas. «No pueden achacarse solamente a las autoridades actuales todos los inconvenientes, ni quedarnos sentados creyendo que nada malo va a pasarnos. Es un problema mucho más complejo y como ciudadanos debemos involucrarnos en la cosa pública y actuar para lograr cambios y controles de gestión. La salida, como siempre, es política». Respuestas, ni más ni menos, ante tanta muerte evitable.
Difusión
#88LaRutaDeLaMuerte es la etiqueta que utilizan en Twitter para difundir la causa.
La petición en change.org
Hace dos meses, en paralelo con la presentación judicial, se inició una petición en Change.org, que ronda las mil firmas. Está dirigida al gobierno provincial y propone: “Reparación integral, ensanchamiento, cartelería de advertencias de la Ruta 88, la Ruta de la Muerte que une a Mar del Plata con y Necochea”.
El link es: https://www.change.org/p/gobierno-de-la-provincia-de-buenos-aires-reparaci%C3%B3n-integral-ensanchamiento-carteleria-de-advertencias-de-la-ruta-88-la-ruta-de-la-muerte-que-une-a-mar-del-plata-con-y-necochea-en-las-condiciones-garanticen-la-seguridad-de-quienes-transiten-en-ella
De norte a sur, las más peligrosas de todo el país
El mundo de la seguridad vial resolvió hace mucho que las autopistas o autovías brindan herramientas muy superiores a las vías de doble mano y, básicamente, mayores posibilidades de enmendar un error.
Provinciales o nacionales, un puñado de rutas son las que podrían encabezar un hipotético ranking de las más peligrosas.
La Ruta Provincial 11, por ejemplo, que atraviesa el partido de la Costa, es angosta, con doble mano y sin banquina. En épocas de verano, con el tránsito incrementado, siempre es peligrosísima.
Luego, las nacionales 3 (a Tierra del Fuego) y 5 (a La Pampa) tienen sus particularidades por el intenso tránsito de buses y camiones, mezclados con particulares.
Al igual que la 7, que partiendo en la porteña Avenida General Paz llega a los pies del Cristo Redentor en Mendoza, suman el factor del cansancio por las largas distancias entre poblados.
A la 5 se la denomina «la del desierto” y la 7 vincula nutridas poblaciones como Junín o Chacabuco, entre varias otras, sumando riesgos por el tránsito cruzado. Ambas son demasiado angostas y el clamor es porque se conviertan en autovías. Ya existen organizaciones que difunden el reclamo.
Con los mismos problemas aparece la 12, desde el Puente Zárate Brazo Largo hasta la frontera con Brasil. Angosta y con muchísimo camiones.
La 34 tiene características propias ya que une el norte más empobrecido de nuestro país con Rosario y su gran zona portuaria. Se la llama la de «la coca» y tiene una enorme cantidad de circulación de camiones y buses de larga distancia, también muchos lugares donde hay oferta sexual.
En todas se multiplican la cantidad de muertos. Las cifras suben y bajan espasmódicamente a la espera de soluciones definitivas.