Es un nuevo pacto, una especie de reinicio el establecido en las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos en Riad, las primeras desde el inicio de la invasión de Ucrania después de años de relaciones congeladas.
Basta con leer las condiciones acordadas -según el Departamento de Estado norteamericano- por las dos delegaciones, ambas satisfechas con el resultado: «Nombrar a sus equipos de alto nivel para comenzar a trabajar en un camino para poner fin al conflicto en Ucrania lo antes posible de una manera que sea duradera, sostenible y aceptable para todas las partes».
Pero también «normalizar» las relaciones diplomáticas y «sentar las bases para una futura cooperación entre los dos países en cuestiones de interés geopolítico mutuo y sobre las oportunidades históricas económicas y de inversión» después del final de la guerra.
Por lo tanto «paz» en Ucrania, pero también negociaciones entre Washington y Moscú y acuerdo sobre los equilibrios de poder en el mundo.
Una cumbre criticada por Volodymyr Zelensky, que lamentó la exclusión de Kiev y pidió «conversaciones justas» incluso con la UE, el Reino Unido y Turquía durante la reunión en Ankara con Recep Tayyip Erdogan -candidato a acoger las futuras negociaciones de paz- antes de posponer la visita a Riad al 10 de marzo para evitar coincidencias sospechosas.
Mientras tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció para mañana miércoles una nueva reunión para discutir sobre Ucrania y seguridad, supuestamente en videoconferencia, «con varios países europeos y no europeos», entre ellos Canadá.
«Todas las partes deben hacer concesiones», dijo el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, después de lo que él llamó una «pre-negociación», cuatro horas y media cara a cara en uno de los palacios de la familia real saudí, Diriyah, en el complejo de Albasatin.
A la derecha de los mediadores árabes -el ministro de Relaciones Exteriores saudí, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, y el consejero de seguridad nacional saudí, Mosaad bin Mohammad Al-SaudAiban- Rubio, el consejero de seguridad nacional Mike Waltz y el enviado para Medio Oriente, Steve Witkoff.
A la izquierda, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, y el consejero diplomático del Kremlin, Yury Ushakov.
No hubo apretones de manos iniciales, al menos delante de los fotógrafos y camarógrafos. Presente, pero en otros encuentros al margen, también Kirill Dmitriev, el oligarca consejero informal del Kremlin con estudios en Estados Unidos, un pasado en Goldman Sachs y McKinsey y ahora director ejecutivo del fondo de inversión soberano ruso.
Quedan excluidos, al menos por ahora, Zelensky y el viejo continente, aunque Rubio aseguró que «Europa también tendrá que sentarse a la mesa de negociaciones», aunque solo sea porque «ha impuesto sanciones a Moscú».
Poco después de la reunión, el jefe de la diplomacia estadounidense mantuvo una conferencia telefónica para un primer debate con los ministros de Asuntos Exteriores de los Cinco: el italiano Antonio Tajani y sus colegas de Francia, Alemania y el Reino Unido, además de la representante de la UE, Kaja Kallas.
El Kremlin, por su parte, reiteró que Vladimir Putin está dispuesto a negociar con Zelensky «si es necesario», pero planteó la cuestión de su legitimidad, dado que permaneció en el cargo después de que expirara su mandato en mayo de 2024 gracias a la ley marcial.
Tanto es así que uno de los puntos fijos de los diversos supuestos planes de paz filtrados hasta ahora evoca nuevas elecciones en Ucrania. Por ahora, parece que Moscú está dictando las condiciones.
Antes de la reunión en Riad, el Kremlin había dejado claro que una «solución a largo plazo» del conflicto es «imposible sin un examen exhaustivo de las cuestiones de seguridad en el continente» europeo.
Se hace referencia, en particular, a la expansión de la OTAN hacia el este y al compromiso asumido en 2008 de permitir la adhesión de Ucrania y Georgia, aunque sin fijar una fecha.
En la víspera, Lavrov había descartado cualquier concesión territorial, mientras que hoy insistió en que para Moscú el despliegue de fuerzas de la OTAN en operaciones de paz en Ucrania era «inaceptable».
Tras la cumbre, el jefe de la diplomacia rusa informó que los estadounidenses empezaron a «comprender mejor» la posición de Moscú y que rusos y estadounidenses no sólo se «escuchaban» sino que también se «entendían».
Por el contrario, a Zelensky habría que hacerle «entrar en razón y darle un tirón de orejas». La única concesión del Kremlin fue la posibilidad de que Kiev ingresara en la UE: «Es el derecho soberano de cualquier país. Estamos hablando de procesos de integración económica. Aquí, por supuesto, nadie puede dictar nada a otro país, y no lo haremos», aseguró el portavoz Dmitri Peskov.»
Mientras tanto, en Riyadh estadounidenses y rusos han acordado «establecer un mecanismo de consulta para abordar los elementos que molestan a nuestras relaciones bilaterales con el objetivo de adoptar las medidas necesarias para normalizar el funcionamiento de nuestras respectivas misiones diplomáticas».
Entre los primeros frutos está la liberación de los prisioneros americanos: el último, ayer, el de 28 años Kalob Byers Wayne, arrestado por una pequeña cantidad de marihuana.