Hace unos días, buscando algo para ver en tele, me detuve en un canal que estaba mostrando lo insignificante que es nuestro planeta. Me refiero al tamaño.
En el programa que emitía National Geographic se hablaba de los millones de galaxias que conforman el universo. No pude menos que deducir la minúscula partícula que es en él nuestro sistema solar y la pequeñez de sus componentes, entre ellos La Tierra.
Los hilos de ideas y razonamientos tomaron una cantidad de caminos nada despreciables.
Uno de ellos intentó vanamente formar una idea sobre un universo ilimitado, sin confines. Estamos acostumbrados a manejarnos con límites más o menos precisos… la tierra está ubicada dentro de un sistema con otros planetas, los sistemas conforman galaxias, las galaxias se encuentran en el universo, el universo… ¡¿No tiene límites?!
Otro intentó explicar o al menos entender por qué, si somos tan poca cosa, todavía no se llegó a la conclusión de que no podemos darnos el lujo de destruir nuestro miserable pero querido microespacio en el cosmos… ideas opuestas, al menos en apariencia, siembran la violencia en cuanto territorio esté permeable a verla crecer; se contaminan los ríos y mares; los cielos y suelos, la sangre de la gente, la mente de la gente…
No voy a negar que un hilo, casi una hilacha de asombro y poesía, me permitió observar la maravilla del cielo, tantas veces cantada por los poetas, como un amplísimo y exuberante tesoro.
Pero, lo queramos o no, el pragmatismo es inherente a nuestra época y me encontré pensando en la poca probabilidad de que seamos el único planeta habitado por seres como nosotros, plantas y animales como los nuestros. Un planeta que nutre a sus ocupantes.
Terminó el programa y los hilos seguían su curso. Se enredaban, se unían. Chocaban y se contradecían.
Todo duró pocos instantes. Nada, si lo comparamos con los años del universo. Mucho, si se tiene en cuenta que estamos todos en esta microesfera a la que le está costando mantenerse fecunda.
Un maravilloso programa COSMOS… el universo… ¡¿No tiene límites?! Y, si tuviese un límite en el universo ¿que hay dónde se termina? ¿con que limita?
Es un razonamiento que, cómo bien decís, es complejo para amoldarlo a los conceptos con los que nos manejamos habitualmente…
Muy buena reflexión Silvia.