El hombre en bicicleta pedalea contra el viento. La calle llena de autos. Esa hora del mediodía no es propicia para maniobras extrañas, por eso su mirada está atenta a pesar de los ojos casi cerrados por el viento.
El hombre que fuma se apoya en la columna de su lugar de trabajo. No hay nadie en el negocio, «Está muy parado» comenta a quien quiera escucharlo.
En un momento uno está delante del otro.
Pasé de casualidad por esa calle volviendo del trabajo, si hubiera tomado el camino habitual esa justa intersección de hombres me habría sido desconocida.
Hasta acá la ‘foto». Mi rutina continúa. La de ellos también, pero no sé cómo.