jueves, octubre 10, 2024

Agro, Agro

Levantar la cabeza, es gratis

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Héctor Huergo – Clarín

¿Cómo estás? Yo bien, aunque preocupado porque se están dejando pasar oportunidades para dar vuelta la taba. El Gobierno está concentrado en la macro, y lo bien que hace. La tendencia a la desaparición de la brecha cambiaria es un enorme beneficio para todos los que exportan. El agro es el número uno. Pero persiste la lacra ominosa de los derechos de exportación.

La dirigencia del sector ha dado muestras de paciencia infinita, comprendiendo la gravedad de la crisis y el hecho de que hay otros sectores sociales que la están pasando mal en este sendero hacia la normalización económica, tras las dos décadas del dislate K. Todo tiene un límite, dijo una vez Charly García. Fue cuando el potro Rodrigo le pidió hacer un tema juntos.

La clave es encontrar ese límite. No ayudó mucho la declaración del economista Carlos Melconian, a quien todos percibían como próximo a las ideas de la libertad. Melco no hizo más que repetir lo que ha había dicho en la campaña electoral, cuando era candidato a ministro de Economía del Pro, cuando le preguntaron qué iba a hacer con los derechos de exportación. “Olvídense”. Ganó Milei, y siguió diciendo que no se podían sacar, sin muchas ganas de analizar alternativas.

Discutí algunas veces con él, planteando la hipótesis de cambiar el modelo de exacción sin anestesia, por un mecanismo que permitiera al productor cobrar el “precio lleno”, aunque una parte (¿20%?) con un bono en dólares o valor producto. “¡Más déficit!”, fue su respuesta.

Milei en cambio prometió quitarlas, dejando flotar la idea de que lo haría más pronto que tarde. En Expoagro, con tres meses de gobierno en la cabeza, dejó bien claro que primero había que equilibrar las cuentas. Como la tendencia era buena, hubo una luz de esperanza. Los secretarios de Desarrollo Productivo y de Bioeconomía, Juan Pazo y Fernando Vilella, dijeron la semana pasada en “A todo trigo” que la idea es ir terminando con ellas. Pero por ahora el poncho no aparece.

Digamos todo. La decisión de quitar algunos aranceles de importación a insumos clave fue una buena señal. Fertilizantes y herbicidas son importantes en la ecuación del trigo en particular. También para el maíz, muy jaqueado por la nueva problemática de la chicharrita. En soja, el impacto de la reducción de la tasa para el MAP también impacta algo, porque es el mayor costo en un cultivo que requiere pocos insumos.

Pero lo que puede mover realmente la aguja es lo que se pueda hacer por el lado de los precios. Y en este sentido, es una pena postergar el anuncio sobre una eventual quita de las retenciones para cuando llegue el trigo nuevo. Y le da la razón a Melconián en su intento de instalar que nunca se podrán sacar. Lo que no es cierto.

No es cierto que eliminarlas provocará una crisis fiscal, desfinanciando al Estado. Lo que hemos propuesto hasta el cansancio es modificar el concepto. Eliminar los derechos de exportación, pero mantener una retención que se paga con un bono. Es cierto: más déficit a mediano o largo plazo. Pero el Gobierno debe comprender que no se puede mantener un mecanismo claramente confiscatorio, que discrimina a una actividad por el solo hecho de ser más competitiva que otras. Y sobre todo, que se convierte en un pie en la puerta giratoria del agro. El lucro cesante nunca se mide, pero todos sabemos lo que pasó cada vez que hubo un achique o recorte de esta gabela.

Por suerte los precios internacionales del trigo ayudan. La suba continuó ayer, y es probable que continúe, en particular por la crisis climática del mayor estado productor de Brasil, Rio Grande do Sul. En estas pampas los perfiles están bien cargados y hay media cosecha adentro. Las ganas de sembrar están. Sólo hace falta un empujoncito. Es gratis. Toto Caputo y sus asesores tienen que levantar la cabeza y mirar toda la cancha.