Tobías Adrián , Fabiana Melo , Marina Moretti , Jay Surti
La estabilidad financiera necesita supervisores con capacidad y voluntad de actuar.
Los supervisores en muchos países enfrentan condiciones que limitan su efectividad. Para elevar el listón se requiere independencia con mandatos claros, mayores poderes, mayores recursos y enfoques más eficaces.
Mantener a los bancos sanos y salvos y afianzar la estabilidad financiera depende tanto de una buena supervisión como de una gestión y gobernanza efectivas del riesgo en los bancos, una regulación sólida y mercados vigilantes.
Lo vimos a principios de este año, cuando la turbulencia en el sector bancario precipitó tres preguntas: ¿Son las prácticas de gestión de riesgos de los bancos lo suficientemente sólidas? ¿Es adecuada la regulación prudencial? ¿Es eficaz la supervisión bancaria o se puede mejorar?
La realización de una buena supervisión
Si bien generalmente se presta mucha atención a la necesaria mejora de las regulaciones después de episodios de dificultades bancarias, la mejora de la eficacia de la supervisión puede quedar desprovista de la atención correspondiente, a pesar de que nuestro análisis muestra consistentemente que es clave para la estabilidad bancaria y financiera.
En un nuevo documento, Good Supervision: Lessons from the Field , reflexionamos sobre las lecciones aprendidas de las recientes turbulencias bancarias en Estados Unidos y Suiza y revisamos los avances logrados en todos los países en la prestación de una supervisión eficaz, aprovechando el trabajo de supervisión y desarrollo de capacidades del FMI. de los últimos 10 años.
Una buena supervisión podría considerarse como un sitio de construcción, donde el diseño, el material y la habilidad se unen para culminar en una estructura resistente. Los supervisores requieren independencia operativa para llevar a cabo sus tareas libres de presiones externas, además de responsabilidad. Necesitan un mandato claro para garantizar que se centran en los puntos conflictivos adecuados.
Y necesitan poderes legales adecuados para respaldar sus acciones. Recursos suficientes, habilidades adecuadas y la aplicación de un buen juicio y un análisis profundo basado en un conocimiento situacional preciso de las perspectivas, los riesgos y las vulnerabilidades también son vitales para que los supervisores tomen medidas oportunas y concluyentes.
La crisis financiera mundial había puesto de relieve la importancia de que los supervisores tuvieran que ser asertivos e intrusivos, es decir, demostrar voluntad y capacidad para actuar. La actualización de 2012 de los estándares globales para la supervisión bancaria (los Principios Básicos de Basilea) aumentó las expectativas de que los supervisores tengan en cuenta las tendencias económicas y comerciales, así como la acumulación y concentración de riesgos dentro y fuera del sector bancario.
La supervisión “ligera”, a menudo invocada como parte de los esfuerzos por alentar la actividad económica y fomentar la competencia, había resultado infructuosa: a su paso habían surgido dificultades institucionales y sistémicas, con la culpa inevitablemente atribuida, después del hecho, a la ausencia de medidas intrusivas y esfuerzo de supervisión oportuno.
Avances, pero un largo camino por recorrer
Primero las buenas noticias. Nuestro análisis encontró muchos avances en el monitoreo y análisis de riesgos en los países avanzados, emergentes y en desarrollo, y muchos de ellos han incorporado enfoques de supervisión con visión de futuro, en algunos casos aprovechando herramientas impulsadas por la tecnología y con uso intensivo de datos.
La adopción más amplia de pruebas de estrés también ha supuesto un gran avance. Estas herramientas ayudan a ampliar la visión de los supervisores sobre las amenazas que enfrentan los bancos individuales, el sector bancario y el sistema financiero, más allá de los datos históricos y las experiencias pasadas. Del mismo modo, el análisis de los modelos de negocio se ha convertido en una parte integral de los marcos de supervisión de muchos países, ayudando a detectar vulnerabilidades desde el principio y transmitirlas en su diálogo con los bancos.
Pero en aspectos clave, los avances en materia de supervisión no han sido suficientes. Nuestros hallazgos muestran que más de la mitad de las jurisdicciones no cuentan con supervisores bancarios independientes con un mandato claro de seguridad y solidez, con una gobernanza interna sólida o con recursos apropiados para las responsabilidades asignadas. También persisten deficiencias en los enfoques, técnicas, herramientas y (uso de) poderes correctivos y sancionadores de supervisión.
Como resultado, sigue siendo un desafío emprender acciones oportunas basadas en los hallazgos de la supervisión. La actual evolución estructural del sector financiero, como el crecimiento de la intermediación financiera no bancaria, la digitalización de las finanzas y el cambio climático, se suma a los desafíos de supervisión y hace que estas debilidades sean aún más relevantes.
El listón más alto para una buena supervisión
Para que la supervisión esté a la altura de la tarea en cuestión se requieren medidas en cuatro frentes importantes:
- Adoptar un enfoque más sistemático para exigir a los bancos que vayan más allá de los umbrales regulatorios cuantitativos y las reglas prudenciales cuando los riesgos comerciales y macrofinancieros sean altos.
- Superar la tendencia a asignar insuficientemente recursos y atención a todos los bancos excepto a los más grandes, ya que las vulnerabilidades en los bancos más pequeños también pueden desencadenar o amplificar un impacto sistémico adverso.
- Garantizar que haya supervisores capacitados y experimentados disponibles que puedan centrar su atención en la gobernanza, los modelos de negocio y la gestión de riesgos en los bancos.
- Desarrollar procesos internos para la toma de decisiones y escalamiento de acciones que sean claros y efectivos.
Pero los esfuerzos de los supervisores por sí solos no serán suficientes. Es necesaria la atención de otros responsables de la formulación de políticas, incluidos los parlamentos, para garantizar una estructura de supervisión vigilante, independiente, con buenos recursos y responsable. Unas bases institucionales más sólidas mejoran la voluntad y la capacidad de los supervisores para actuar, y eliminar la vulnerabilidad percibida o real a la influencia del gobierno o de la industria producirá grandes dividendos.
FMI