martes, marzo 19, 2024

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Puerto Quequén 100 años. Convocatoria

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Hasta el 30 de septiembre hay tiempo para participar de la elección que lanzó el Consorcio de Gestión de Puerto Quequén para el logo de la entidad con motivo de celebrar los 100 años de su fundación.

A través del link: https://puertoquequen.com/logo-100-aniversario/ se puede votar entre las cuatro opciones de diseño del logo que acompañará en la especial celebración.

La historia de Puerto Quequén comprende, y explica, la historia del desarrollo urbano de las ciudades de Necochea y Quequén.

Los primeros registros sobre la operatoria portuaria pueden ubicarse a principios de 1863, es decir, dos años antes de la fundación del Partido de Necochea ocurrida en agosto de 1865.

El dato es útil, en todo caso, para comprender el proceso de conformación de una de las regiones portuarias más importantes de Argentina.

Hacia el año 1882, las fuentes indican que Puerto Quequén comercializó un total de 3.980 toneladas de producción pecuaria (lanas y cueros), movimiento que se realizó a través de la llegada de 71 buques con un promedio de carga de 55 toneladas cada uno.

En sus orígenes, el puerto contaba con características disímiles y la operatoria se realizaba a través de diferentes muelles ubicados a lo largo del río.

Entre 1863 y 1911 el sector ganadero local desarrolló un sistema portuario sobre la base de los diferentes muelles de madera ubicados a lo largo de la costa del río Quequén Grande.

Este primer esquema portuario, cuyo paisaje estaba definido por un sistema de muelles dispersos sobre las dos márgenes del río, respondió a las necesidades de los primeros productores ganaderos interesados en agilizar el movimiento de mercaderías entre el puerto de Buenos Aires y el incipiente mercado de bienes de consumo surgido en la lejana región sudeste de la Provincia de Buenos Aires.

Uno de los primeros sitios de embarque utilizado por los pobladores estaba emplazado en “Los Manantiales”, cerca del actual puente “Taraborelli” y sobre la margen de Necochea -a unos 7 km río arriba de la posición actual-.

Con una profundidad promedio de 16 pies, el puerto permitió el ingreso de pequeñas embarcaciones denominadas “pailebotes” capaces de franquear las dificultades que ofrecía la barra sobre la desembocadura del río.

Los registros documentales del año 1931, en ocasión del cincuentenario de la ciudad, dan cuenta de la existencia de una pequeña casa de chapa en los alrededores del actual muelle de pescadores que ofició de vivienda de Greco, probablemente el primer práctico del puerto.

A finales del siglo XIX, la llegada del ferrocarril implicó una profunda merma en la actividad portuaria que derivó, en el marco de una pronunciada crisis económica, en el repentino abandono de la ciudad y un gradual regreso al campo.

Sin embargo, hacia el 1900, un grupo de vecinos -encabezado por Murga- apoyó las inversiones portuarias desarrolladas por el empresario Ángel Gardella.

La desigual competencia del ferrocarril –que absorbió la producción de la región hacia el puerto de Bahía Blanca- y las inundaciones de 1905 dieron forma a una nueva crisis de la operatoria portuaria.

Un segundo intento de un grupo de vecinos impulsó una serie de solicitudes al Estado nacional para la construcción de un nuevo puerto sobre la desembocadura, esta vez, con los medios suficientes que garantizaran la conexión de la región con el mercado internacional.

Así fue como el Congreso Nacional sancionó -en 1908- la ley Nº 5705 que dio forma a la actual infraestructura portuaria.

La construcción de la infraestructura que le dio la forma actual a Puerto Quequén comenzó el 13 de febrero de 1911.

La empresa francesa Societé des Grands Travaux de Marseille tomó la responsabilidad de dotar a la región de un conjunto de obras que incluían las escolleras Norte (Quequén) y Sur (Necochea), un sitio de embarque de Ultramar en la margen Quequén y un sitio de embarque de Cabotaje en la margen de Necochea, galpones y un puente giratorio sobre el actual sitio 1.

Si bien las obras culminaron a finales de 1922, fue recién a finales de la década cuando las principales empresas de exportación –Bunge y Born, La Plata Cereal y Dreyfus- comenzaron a comercializar cereal desde la estación marítima.

En ese sentido, el puerto ofreció importantes ventajas a los productores locales quienes comenzaron un gradual pero inexorable proceso de transformación del Hinterland portuario.

A mediados de la década del treinta, Puerto Quequén logró comercializar medio millón de toneladas de cereal que arribaron a través del sistema de transporte ferroviario (40%) y automotor (60%).

El primer puerto camionero de la Argentina conseguía así posicionarse junto a los puertos de Santa Fé y Mar del Plata alcanzando a comercializar entre un 7% y un 10% del comercio de granos nuestro país.

El salto adelante en las cantidades exportadas posibilitó la gestión de diferentes obras destinadas a fortalecer el rol asumido por Puerto Quequén.

A finales de los años treinta, la Junta Nacional de Granos impulsó la construcción del elevador Ministro “Antonio de Tomaso ” con capacidad de acopio de 120.000 t y la construcción de las actuales terminales de carga 3, 4, 5 y 6.

El comienzo de la Segunda Guerra Mundial y la caída del comercio internacional no impidieron, sin embargo, la inauguración del elevador a principios de 1945 y el comienzo de las obras destinadas a la ampliación de la escollera Sur desde los 800 hasta los 1200 m.

Asímismo, la profundización del canal de acceso y las tareas de dragado impulsaron el crecimiento de las exportaciones hasta alcanzar el nivel del millón de toneladas a mediados de la década del cincuenta.

La consolidación del desarrollo cerealero de Puerto Quequén coincidió con la evolución de la actividad pesquera durante el período comprendido por los años 1950 y 1975.

El impulso de la pesca logró consolidarse en los sitios 7, 8 y 9 de la margen de Necochea en el marco del desarrollo de nuevos proyectos destinados a la ampliación de la infraestructura portuaria.

Sin embargo, la ausencia de una perspectiva de largo plazo archivó los reclamos de los principales operadores portuarios dirigidos a concretar una nueva extensión de la escollera Sur que posibilitara alcanzar los 1600 m de extensión proyectados en 1924 por el Ingeniero Juan Carlos Erramuspe.