Como cada 17 de marzo, ECOticias.com – ‘El Periódico Verde se suma a la conmemoración del Día Internacional del Mar, una fecha que busca concienciar al mundo acerca de los problemas que afectan a los mares en el mundo.
Si las personas desconocen que la contaminación es una de las principales amenazas de los mares, aunque no la única, es imposible contar con su colaboración para impedir que esta problemática que empeora año a año y cuesta la vida de miles de animales y plantas, empiece por fin a disminuir su nefasto impacto.
¿De quién es el mar?
Cuando uno se pregunta de quién es el mar, la respuesta debería ser que, es de todos, pero en un mundo globalizado, donde el comercio y el consumo son los que lo rigen, en realidad el que llega primero es el que se lleva sus riquezas, aunque legalmente el mar no es de nadie, así que debería ser propiedad del planeta.
En realidad, lo que no tiene dueño es lo que se denomina ‘altamar’ y que se define como el territorio que se encuentra las 200 millas náuticas (lo que equivale a unos 370 kilómetros), del límite de las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los Estados y de las plataformas continentales sobre las que los países tienen ‘derecho de inspección’ (que implica un límite adicional de 150 millas más o 241 km). Eso implica el 55% de la superficie terrestre.
Ante el aumento constante de los efectos nocivos de las acciones antropogénicas sobre el medio ambiente, los recursos ocultos y los espacios vírgenes de mar son como un enorme regalo, tanto para los gobiernos como para las grandes empresas y el problema es que la alta mar es en general (salvo contadísimas excepciones) un área sin ley, por lo que se puede realizar cualquier tipo de acción sin, por ejemplo, la obligación de realizar estudios ambientales previos.
En 1982 se celebró en Montego Bay (Jamaica) una Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, donde se establecieron unas pocas reglas sobre la explotación del suelo y del subsuelo en los espacios marinos de todo el mundo. Eso hace que prevalezca el principio de libertad, en otras palabras, crea un vacío legal que permite que cualquiera explote los recursos que pueda encontrar.
Esto debe cambiar
Solo se ha cartografiado un 20% del fondo marino y no se conoce prácticamente nada de los habitantes de las profundidades, ni del plancton u otras formas de vida marina que se prevé deben existir. Apenas sabemos que los respiraderos hidrotermales cercanos a las dorsales oceánicas albergan especies que pueden soportar límites extremos de calor y hay bacterias en la Antártida adaptadas a fríos increíbles.
Los recursos marinos podrían ser fundamentales para curar enfermedades, producir otro tipo de alimentos, ser la base de futuros combustibles, etc. pero ¿de quién será la patente de estos descubrimientos? Ya se sabe que el primero que llega es el que se queda con la propiedad y obviamente, con los beneficios asociados.
Por eso los científicos insisten en que además de proteger a los mares del efecto destructivo de las acciones humanas, también se deberían crear áreas marinas extensivas y altamente protegidas, lo que constituiría una herramienta eficaz para preservar su biodiversidad.
FUENTE: Ecoticias