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Las aguas de los mares y océanos están en constante movimiento a escala planetaria. Todos estos movimientos constituyen la denominada circulación oceánica y dan como resultado las corrientes marinas que pueden verse afectadas por el cambio climático.

¿Qué son las corrientes marinas?

Por definición son grandes movimientos de agua cuyo origen es la circulación de los vientos, es decir la circulación atmosférica, en la superficie de los océanos. Estas corrientes pueden ser calientes o frías dependiendo de su posición en el Planeta. La dirección de estas corrientes está supeditada a la fuerza de Coriolis, que a su vez se relaciona con la rotación de la Tierra:

Según la región en la que se mueven. hay dos tipos principales de corrientes marinas a escala global: las superficiales y las profundas y dichos movimientos están condicionados por varios factores:

• Temperatura
• Salinidad
• Densidad
• Rotación de la tierra
• Radiación solar

Corrientes marinas, tipos:

Superficiales

Se mueven hacia la izquierda en el hemisferio norte y hacia la derecha en el hemisferio sur y son desviadas por la presencia de los continentes, lo que da lugar a la formación de giros o remolinos oceánicos más o menos calientes, según la incidencia de la radiación solar. Todas las corrientes superficiales, tanto las frías como las calientes son las encargadas de regular los climas al distribuir el calor entre los polos y el ecuador.

Profundas

También llamadas corrientes de densidad, las corrientes de profundidad surgen de las diferencias de temperatura y salinidad que presenta el océano, puesto que el viento solo influye sobre los primeros 800 metros. Mientras las aguas más fluidas ascienden a la superficie, las más densas se desplazan hacia las zonas más hondas.

Esto sucede porque el agua salada y fría es más densa que la dulce y caliente, por tanto al evaporarse la capa superficial hace que la carga salina se incremente y al acercarse a los polos que baje su temperatura. Estos factores aumentan los niveles de densidad, por lo que estas aguas, al tornarse más pesadas se deslizan hacia lo más profundo del océano.

A nivel del Ecuador el agua es mucho más cálida porque está directamente expuesta a la radiación solar. Por el contrario, cuando se acerca a los polos, el agua se enfría y luego se congela. Solo la parte líquida del agua de los polos es salada, el agua congelada que forma el hielo marino en la superficie no contiene sal.

Las corrientes marinas profundas promueven y preservan la vida animal y vegetal en los océanos. De hecho, cuando las aguas frías de las corrientes profundas suben a la superficie llevan consigo los elementos necesarios para nutrir a las algas y al fitoplancton, que son la fuente primigenia de alimento que permite la subsistencia de la cadena trófica oceánica.

Circulación termohalina

La combinación de las corrientes superficiales y las profundas conforman una mayor, denominada circulación termohalina (termo de térmica y halina de salinidad) o de Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC). Esta circulación entre las corrientes, al igual que la circulación atmosférica es esencial para la regulación del clima, porque permite transferir el calor proveniente de la energía solar entre los polos y el ecuador.

Gracias a esta corriente no existen temperaturas extremas en el planeta. Además, la interacción entre las corrientes marinas superficiales y las profundas forman un bucle de circulación permanente a escala planetaria, que funciona como una cinta transportadora gigante, que es conocida y empleada por muchos sistemas bióticos.

Las aguas profundas fluyen a lo largo del Atlántico Sur y se elevan hacia el Océano Índico donde el agua llega a la superficie formando corrientes calientes, cuya circulación depende del movimiento de los vientos que las transportan hacia los polos, donde se enfrían nuevamente y vuelven a hundirse en las simas más hondas.

Fuente: Energías Renovables