Sharing is caring!

Es un can que desde que es un cachorro es entrenado para ayudar a las personas que tiene una discapacidad, generalmente del tipo visual (ceguera o algún tipo de pérdida aguda de visión). Este entrenamiento corre por cuenta de personas especializadas en ello y deben contar con la participación activa de quien será el compañero de vida del animal.

Al perro se le enseña a guiar a su dueño de forma segura y fiable en todo tipo de escenarios (ya sea dentro o fuera del hogar) y situaciones, por ello la comunicación entre ambos debe ser fluida y muy específica, ya que la calidad de vida de la persona dependerá del apoyo que le dé el can. El emparejamiento entre dueño y can dependerá de varios factores, como la compatibilidad de personalidades y caracteres o la velocidad al andar.

Entre las razas de perros guías más famosas están los Golden, los Labradores, los caniches o los pastores alemanes, pero en realidad este espectro ha variado mucho y se ha ampliado, incluyendo otras razas no tan comunes en estas lides, pero no por ello menos eficaces.

Mucha gente se pregunta por qué no todas las personas ciegas tienen perros guía y hay varias razones que lo explican: no a todos les gustan los perros o tienen paciencia para entablar la relación necesaria que implica convivir con un perro guía, además hay quienes carecen de espacio o medios económicos para tenerlo y también los hay, que prefieren valerse de un bastón y confiar en el prójimo.

¿Cómo comportarse con un perro guía?

Un perro guía debe estar centrado en su tarea, que es cuidar de la seguridad de su dueño, por lo que resulta importantísimo no tocarlo, distraerlo, darle comida, permitir a nuestras mascotas que se le acerquen y mucho menos agredirle o asustarlo, ya que se estará poniendo en peligro a la persona que depende de él.

El perro guía es un animal muy dócil, acostumbrado a obedecer y las interferencias externas le puede distraer de sus obligaciones, así que, si admiras y respetas el trabajo de estos canes, mantén la distancia y enséñales a los demás a hacer lo mismo. El perro guía y su dueño te lo agradecerán eternamente.

Y ten presente que cuando una persona está acompañada con un perro guía, ambos tienen derecho acceder a cualquier espacio público (alojamientos, transporte, sitios de ocio, etc.), por lo que no se le deben poner trabas para que se muevan con libertad. Si tienes oportunidad, ayúdalos sin interactuar con el animal.