El recorrido de la antorcha por territorio japonés rumbo al pebetero del estadio Olímpico de Tokio para la ceremonia inaugural de los Juegos se pondrá en marcha mañana en la prefectura de Fukushima.
Será sin público para evitar aglomeraciones en tiempos de pandemia que obligaron a determinar, además, que las competencias que iniciarán el 23 de julio puedan ser presenciadas sólo por espectadores locales.
La llama olímpica comenzará su periplo a las 9 locales del jueves, a un año del anuncio por parte del Comité Organizador y el Comité Olímpico Internacional (COI) de la postergación de la cita debido a la irrupción del Covid-19.
El paso de la antorcha representa una señal de esperanza y de renacimiento para los Juegos, tanto como el fin del estado de emergencia sanitaria decretado el lunes por las autoridades de Tokio.
El lugar elegido para iniciar el recorrido también es todo un símbolo: el National Training Center J-Village de Fukushima, prefectura que alberga una central nuclear colapsada por un terremoto seguido de un tsunami que provocó cerca de 20.000 víctimas en todo el país.
A una década de aquella tragedia que obligó a evacuar a 160.000 residentes de Fukushima, aún hoy unos 40.000 habitantes siguen desplazados de sus hogares, que quedaron completamente destruidos.
Hoy, Japón vuelve a ponerse de pie para celebrar el inicio del recorrido de la llama olímpica rumbo al pebetero de los primeros Juegos de la Era moderna que debieron interrumpirse por cuestiones ajenas a una guerra.
Un país cuya población, o al menos una gran mayoría según las encuestas, se oponía a la realización de los Juegos y reclamaba por su cancelación.
A pesar de esta resistencia, la antorcha inicia su camino, que podrá ser seguido en directo en forma on line en el sitio oficial del COI y que se extenderá durante cuatro meses para atravesar las 47 prefecturas que componen el archipiélago.
Serán cerca de 10.000 los estafetas que la trasladarán a lo largo del recorrido, incluida Kane Tanaka, la persona más anciana sobre la faz de la Tierra con sus 118 años celebrados el 2 de enero, que tomará la posta el 11 de mayo en Shime, prefectura de Fukuoka en la que reside.
Una muestra más de ese espíritu olímpico que quiere recuperar Japón, vedado para los fanáticos extranjeros que aspiraban a presenciar los Juegos en vivo debido a las restricciones que impone la expansión del Covid-19 en todo el mundo.
Restricciones que obligan también a los atletas y delegaciones a limitar al máximo su presencia en el país, que deberán abandonar apenas 48 horas después de haber competido por razones de seguridad sanitaria.
Cuando arriben, deberán someterse a test similares a los que deberán presentar tras haberlos realizado antes de dejar sus países, medida que también regirá para los periodistas que cubran los Juegos.
Aquellos que resulten positivos deberán permanecer durante dos semanas en cuarentena y todos tendrán que descargar una aplicación en sus teléfonos celulares para que pueda chequearse tanto su estado de salud como sus movimientos.
Los traslados sólo podrán efectuarse en medios de transporte específicamente destinados a esos efectos, quedando vedado el uso de transporte público, que los llevarán desde los alojamientos a los escenarios de las competencias o entrenamiento.
Vedadas, según se anuncia, las visitas a restaurantes, negocios o sitios de interés turístico, así como los cánticos o gritos de aliento para el público local que presencie las pruebas aún en número limitado que será confirmado en abril. (ANSA).