Por Montford Mlachila y Rasmane Ouedraogo
Si bien los efectos económicos del conflicto y la inestabilidad política se han analizado ampliamente, se ha prestado mucha menos atención a cómo se ven afectados los bancos.
Nuestro documento del personal técnico del FMI aborda esta brecha al investigar si el aumento de los conflictos y la inestabilidad política a nivel mundial en las últimas décadas ha provocado más crisis bancarias en los países en desarrollo.
Nuestro estudio se centra en el impacto potencial del conflicto y la inestabilidad política en la crisis bancaria sistémica en 92 países en desarrollo durante el período 1970-2016.
Encontramos que las probabilidades de una crisis bancaria son 2.5 veces mayores cuando un país se ve afectado por un conflicto.
Los conflictos y la inestabilidad política en los países vecinos aumentan la probabilidad de crisis bancarias en un país determinado.
Y la probabilidad de experimentar una crisis bancaria es del 25 por ciento cuando el conflicto dura 10 años, frente al 16,4 por ciento cuando dura dos años.
Nuestro cuadro muestra la relación entre el número de países en crisis bancarias y en conflicto.
Muestra que grandes olas de conflicto tienden a estar asociadas con una mayor tasa de ocurrencia de crisis bancarias.
Por ejemplo, durante la guerra civil de Sierra Leona (1991-2002), más del 40 por ciento de los préstamos del sistema bancario no tuvieron vencimientos y la licencia de un banco se suspendió en 1994.
En la República Centroafricana, los préstamos bancarios vencidos aumentaron a Más de un tercio del total de préstamos y algunos bancos quedaron subcapitalizados tras el estallido del conflicto en 2013.
El principal canal de transmisión es la aparición de crisis fiscales después de un conflicto o inestabilidad política.
Los conflictos y la inestabilidad política pueden tener un impacto negativo en la capacidad productiva de un país y esto a su vez puede reducir los ingresos del gobierno y aumentar el gasto improductivo, incluidos los gastos militares, lo que lleva a crisis fiscales.
Esto también puede conducir a la disfuncionalidad del gobierno y al debilitamiento de las instituciones.
Los gobiernos que enfrentan conflictos o inestabilidad política deben abordar sus causas profundas y tratar de mitigar sus efectos negativos con el diseño y la implementación apropiados de políticas económicas.
Crear un espacio fiscal adecuado en tiempos normales puede reducir la probabilidad de crisis fiscales y, a su vez, disminuir la probabilidad de crisis bancarias sistémicas.
Nuestros hallazgos también sugieren que los responsables políticos deberían prestar atención a los conflictos en los países vecinos, incluso si ellos mismos no están afectados por conflictos, ya que sus sistemas bancarios pueden sufrir efectos negativos de sus vecinos, dado que los bancos operan a través de las fronteras.
