martes, abril 23, 2024

Internacionales

Otro golpe de EEUU a los productos chinos

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El gobierno de Donald Trump le asestó un nuevo mazazo al «made in China», que afecta a productos por 16.000 millones de dólares con impuestos del 25%, medida que fue respondida por Pekín con la misma moneda.

Ojo por ojo, diente por diente. Esa parece ser la política de China que reaccionó de inmediato a las medidas de Washington e impuso un impuesto del 25% sobre bienes importados de Estados Unidos, también equivalentes a 16.000 millones de dólares. Esto significa que ente ambos países se desató una guerra comercial sin exclusión de golpes, con el riesgo de una escalada de consecuencias imprevisibles, incluso para la economía global.

Una preocupación que se traduce en la agitación de los mercados.

El presidente estadounidense había anunciado la nueva embestida en su momento, con la esperanza de presionar a Pekín y obtener en la mesa de negociaciones resultados tangibles en línea con los objetivos fijados en la doctrina del «America First» (Estados Unidos Primero).

Pero desde hace semanas el diálogo con las autoridades chinas está caracterizada, de hecho, por un punto muerto: que con los nuevos impuestos y las consecuentes tensiones difícilmente será desbloqueado a corto plazo.

Incluso porque la nueva oleada de tarifas, que comenzará a aplicarse desde el 23 de agosto, se agrega a la que ya está vigente desde el 6 de julio pasado, cuando el gobierno estadounidense impuso tarifas del 25% sobre bienes importados de China, por 34.000 millones de dólares.

La nueva «lista negra» elaborada por el gobierno de Trump incluye 279 productos chinos, como tractores, caños de plástico, tacómetros, motocicletas, antenas y otros equipos industriales.

La represalia de Pekín, que llegó puntual pocas horas más tarde del anuncio del representante para el comercio estadounidense, afecta en cambio a más de 333 productos elaborados en Estados Unidos: automóviles, motocicletas, una serie de combustibles, cables de fibra óptica, carbón, vaselina, asfalto, plástico y algunos productos reciclabes.

Esto provocará una caída en el consumo estadounidense, todavía no sopesada, pero que de todos modos -subrayan diversos analistas- llevará a un aumento de los precios de muchos bienes de consumo y creará serios problemas a varias empresas de Estados Unidos.

No es casualidad que los mercados muestren nerviosismo por lo que está sucediendo: las Bolsas de Valores, desde las europeas a la de Wall Street, se debilitan.

Esto se da, incluso, en el marco de la amenaza más importante realizada por Trump: la de imponer impuestos de al menos entre el 10% y el 25% sobre bienes importados de China por 200.000 millones de dólares.

En la práctica, todo producto chino que ingresará a Estados Unidos podría ser gravado con impuestos sin precedentes.

Tal medida tendría un impacto enorme tal vez en ambos países. El mandatario estadounidense, sin embargo, no parece querer retroceder y con la embestida de agosto envía a Pekín una señal precisa: mantiene lo que dice y si no hay si no hay un cambio significativo en las negociaciones comerciales, la madre de todos los mazazos llegará como ya llegaron otros.

La advertencia está también dirigida a otro países en el mundo. También está incluida Europa, con la cual Estados Unidos alcanzó una tregua pero sobre la cual sobrevuela siempre el fantasma de la amenaza de gravar impuestos sobre los autos. (ANSA).