Seúl encendió las alarmas sobre nuevas pruebas nucleares de Corea del Norte y pidió un endurecimiento de las posiciones internacionales contra Pyongyang en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a coro con Estados Unidos y las potencias occidentales.
«Enough is enough» (suficiente, es suficiente, ndr), dijo hoy la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, sobre el proceder de Corea del Norte.
Haley pidió durante la reunión del Consejo de Seguridad que se tomen «las medidas más fuertes posibles» contra el régimen de Pyongyang. La funcionaria criticó la acción a menudo «muy lenta y débil» de la comunidad internacional.
Por su parte, el representante de Corea del Sur en el Consejo de Seguridad solicitó bloquear todos los fondos hacia el régimen norcoreano. Seúl auspició «una nueva resolución con nuevas medidas más duras que sean proporcionales al nivel de la gravísima amenaza» de Pyongyang. Corea del Sur y Estados Unidos acordaron hoy remover el límite de carga de las cabezas para los misiles de Seúl.
El acuerdo fue alcanzado durante el diálogo telefónico mantenido por los presidentes Moon Jae-in y Donald Trump, difundido por la Blue House. La medida apunta a ayudar a Seúl a aumentar su capacidad defensiva ante las provocaciones norcoreanas. En base al acuerdo firmado en 2012, el Sur podía desarrollar misiles con un alcance de hasta 800 kilómetros y potencia de carga hasta 500 kilogramos.
Corea del Sur oficializó el arribo de otras cuatro baterías antimisiles estadounidenses Thaad a la base de Seongju. Mientras que en Washington se discute el emplazamiento de larga duración en la península de portaviones a propulsión nuclear, superbombarderos y otros potentes equipamientos de guerra con funciones de disuasión. En Seúl la Agencia de Inteligencia surcoreana trazó un cuadro alarmante sobre escenarios futuros con un vector balístico intercontinental colocado en una rampa de lanzamiento y con una «trayectoria estándar hacia el Pacífico de Norte», similar a la del Hwasong-12 que el 29 de agosto último sobrevoló Japón antes de estrellarse en el mar.
El diario surcoreano Chosun Ilbo planteó hoy con una simulación un escenario de pesadilla en el caso de producirse una detonación atómica similar a la del domingo sobre el centro de la capital: Seúl simplemente «quedaría aniquilada», devastándose un área dos veces y media mayor que la de la bomba de Hiroshima pero con diez millones de habitantes en su radio de acción. En tanto los líderes del G7 condenaron hoy «en los términos más fuertes posibles el nuevo test nuclear llevado adelante por Corea del Norte» con comportamiento «irresponsable».
En la declaración firmada por sus máximas autoridades, Paolo Gentiloni, Justin Trudeau, Emmanuel Macron, Angela Merkel, Shinzo Abe, Theresa May, Donald Trump, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, se pidió con fuerza que Pyongyang abandone «todos los programas nucleares y de misiles balísticos de una manera completa, verificable e irreversible».
El presidente surcoreano mantuvo el domingo a la noche una comunicación telefónica con su par ruso, Vladimir Putin, en la que le dijo que es tiempo de que la ONU «considere seriamente los modos de bloquear las fuentes de ingresos extranjeras de Pyongyang, incluyendo la detención a los suministros de petróleo y la exportación de fuerza de trabajo».
Por último, el embajador chino ante la ONU, Liu Jieyi le solicitó a Pyongyang que «deje de emprender acciones equivocadas», auspiciando «medidas prácticas» para resolver la crisis en Asia oriental.
En el resultado de la negociación del Consejo de Seguridad tendrá peso también una posible decisión de Pekín acerca de sanciones que incluyan el embargo petrolífero aunque sea parcial a Pyongyang, dio a entender el vocero de la Cancillería china, Geng Shuang.(ANSA).