El líder del Instrumento Electoral por la Unidad Popular, Victor De Genaro, dijo que «en los últimos tiempos, he escuchado a políticos de todas las vertientes mostrándose preocupados por la pobreza. La han descubierto por suerte. Bueno, ahora solo tienen que levantar la mano para tratar de terminarla». Lo hizo ante la inminencia del tratamiento de presupuesto en el Congreso Nacional y para exigir la aprobación de una Asignación Universal de 300 pesos.
El dirigente de la CTA, formuló declaraciones en el programa El Juego Limpio, que conduce Nelson Castro, ante quien añadió que «en la Argentina es una inmoralidad que haya hambre. Podemos aceptar que nuestro país no esté a la altura en otros rubros. Si a mi me dicen que estamos por debajo de otros en materia tecnológica, lo acepto, lo comprendo. Pero que nuestros pibes tengan hambre en el país de los alimentos, solo me provoca tener ganas de hablar de inmoralidad. Cuando uno empieza a analizar por qué esto se mantiene a lo largo del tiempo, encuentra que existe esa inmoralidad para sostener la utilización del hambre, de las personas que lo padecen. Y concluye: el Hambre disciplina, domina. El hambre convierte a las personas en sobrevivientes de un sistema y gesta impotencia para reclamar. Aparece un manejo tutelar de los gobiernos, focalizado para conseguir obra barata para actividades políticas y hasta para toda actividad ilegal».
«Si en un gráfico –explicó-, uno ve la historia de la pobreza, su recorrido, siempre va a encontrar que, según las épocas, los índices mejorar un poco, y luego vuelven a bajar; siempre más o menos en los mismo niveles, pero con tendencias a la profundización. En 1975, antes de la dictadura, había un 6 por ciento de pobreza en capital federal y Gran Buenos Aires. Ya con Martínez de Hoz, en 1980, trepó al 24 por ciento y ahí se estableció el parámetro que hasta hoy nos persigue. Un poquito más arriba, un poquito más abajo, pero siempre por ahí. Hoy estamos por el 30 por ciento. Acá lo que ocurrió es que entró en crisis el modelo económico, que continuaba sin tantas modificaciones al de los 90. No es que cuando se intervino el Indec empezó la crisis económico, sino que, al revés, cuando el gobierno empezó a notar que los valores económicos ya no los acompañaban, y crecía la pobreza y la desocupación, intervino el Indec para que no se note».
De Genaro, enfatizó que «me parece que ha llegado el momento de, ya que ahora todos hablan de la pobreza como si ese ‘escándalo’ hubiera aparecido ahora, hacer lo necesario para resolverla. Es una decisión política terminar con el hambre en este país. Hasta ahora no se ha querido. Los gobiernos, ni este ni los anteriores, han querido terminar con el hambre y la pobreza. Ningún presidente, ningún gobernador, salvo Binner el año pasado, recibió nunca a los Chicos del Pueblo en cada una de las marchas que atravesó el país, desde el 2001. Claro, ocurre que frente a los pibes no se puede mentir. No te da la cara. Entonces hay que comprometerse a resolver la situación, o mentirles descaradamente. Además los pibes no se andan con vueltas, te la cantan frente a frente porque son sinceros, atrevidos».
«Hoy existen 7 millones de chicos que no cobran nada. ¿Por qué? Porque el padre esta en negro, es precario, es montributista o directamente está desocupado. Es decir hay 7 millones de pibes que están discriminados por una situación que el padre no ha elegido», manifestó.
Yendo a la forma para solucionar esa situación, explicó: «Se viene la discusión del presupuesto. Si allí se aprobara 300 pesos de salario universal para cada uno, habría que invertir 37 mil millones de pesos. Como todas esas familias que recibirían 300 pesos por cada hijo menor, no van a gastar ese dinero en Miami, sino en el consumo diario, en el barrio en el que viven, se recuperarían impositivamente 11 mil millones. Además, ya hay más de mil millones que se gastan en los distintos planes clientelares que se otorgan, que desaparecerían. Entonces, andaríamos en 25 mil millones de pesos de erogación para esta política universal. Todo ese volumen de dinero, constituye apenas el 1,5 del Producto Bruto Interno y aquí pregunto a los gobernantes que expliquen porque no se resuelve el hambre en la Argentina».
Por último, sentenció que «nuestros legisladores, de todos los partidos, tienen una enorme oportunidad en los próximos días de poner un piso universal para cada familia pobre. Claro que la pobreza estructural, se resuelve con una verdadera redistribución de la riqueza, pero con este sistema se terminaría ya mismo con el hambre en la Argentina».
Victor ya se termino ese problema. hay asignacion universal. pero por lo menos tiene mas coherencia la presidenta diciendo que con eso solo no combatis la pobreza.