Aquellos que andamos por los cuarenta, los cincuenta, deseamos homenajear a Mario Benedetti, a quien lo teníamos entre los más apreciados, como a Zitarrosa, otro uruguayo entrañable.
Tal vez los jóvenes no lo conozcan o sí. Benedetti era el poeta de la gente simple, le escribió a las cosas cotidianas y siempre tuvo claro de que lado debía estar.
Era un hombre de pueblo, un verdadero artista popular, que padeció persecución y exilio. Seguramente, como sucede casi siempre, los mismos que lo ocultaron, que lo despreciaron cuando vivía, ahora le cantaran loas.
Por lo menos que eso sirva para que los más pibes se enteren quien era. Otros hace mucho que lo tenemos en un rincón del corazón, ahí quedará, defendiendo la alegría. No todo es lo mismo.
Homenaje a un grande que va a seguir haciéndonos reflexionar…guiándonos… Emocionándonos…por siempre…aunque ya nos había anticipado…que nos iba dejando… Gracias maestro! Julio Bertelotti
CHAU NÚMERO TRES
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.