Pedro Macondo
Es por todos conocidos que el ciclo iniciado en el 2003 puso en marcha un modelo productivo que intenta cambiar los resabios liberales del libre mercado, en la economía de nuestro país. Lo que antecedió a esté modelo es un proceso sin precedentes, por la magnitud del deterioro que dejo en nuestra sociedad. Tengamos en cuenta la «calidad» humana de quienes llevaron adelante semejante barbaridad, comparémosla con situaciones similares que sucedieron en otras latitudes y veremos el desprecio con que se actúo contra a nuestra gente.
Alguna vez, tenemos que aprender a querer lo nuestro.
Quienes nos gobernaron, a punta de fusil, impusieron los términos y los parámetros que tuvimos que aceptar. Soportamos como chicos traviesos los castigos y nos sometimos a los dictados del mercado porque habíamos hecho las cosas mal o por lo menos eso es lo que nos hicieron creer.
Los primeros en darse cuenta fueron los mismos que nos llevaron al abismo, pero no por su capacidad o inteligencia, sino porque los traicionaron sus socios del norte, en el medio de una guerra, donde descubrieron el error de haber hecho un mal cálculo diplomático. Mientras en nuestros pueblos y ciudades del interior sufrimos la muerte y la humillación junto a nuestros hijos que soportaron hambre, frió y tuvieron que rendirse al invasor Anglosajón.
Pensar en términos nacionales y populares nos dio la dimensión del conflicto y cumplimos con la obligación de reconocer a nuestros jóvenes como héroes de Malvinas.
Alguna vez tenemos que aprender a valorar lo nuestro
No solamente en términos de mercado, sino con criterio social y ciudadano. Protegiendo el futuro desde hoy.
Podríamos ejercitar el conocimiento y estudiar como el monocultivo sojero puede dañar nuestros recursos naturales, levantando la consigna «cuidemos la tierra» para evitarles a nuestros herederos la humillación, el hambre y el frió, dejando otra tierra para sembrar y cosechar, una tierra con nutrientes y con posibilidades de recuperación. No desiertos.
La entrega a capitales extranjeros de nuestros recursos naturales, no es obra de un improvisado, a la entrega le llamaron privatización. Medidas que contienen un alto contenido ideológico en la etapa donde el triunfo del modelo neoliberal estaba en su verdadero esplendor.
Las privatizaciones se cargaron de los más diversos condimentos para que el conjunto de la sociedad no pueda reaccionar, acompañada por una tremenda campaña polí-mediática, nos convencieron que era la única alternativa para pagar la deuda, antes de que comenzaran los embargos u otra invasión cargada de muerte. Algunas de las consignas aplicadas en ese tiempo fueron hechas por profesionales de la comunicación: «Era la única salida que teníamos». «Nuestras empresas eran obsoletas en tecnología y no había recursos para producir las transformaciones indispensables». «Ahora las empresas van a pagar impuestos y podremos mejorar la salud y la educación publica». «Achiquemos el Estado para agrandar la Nación». Compañeros saquemos la venda histórica, esto fue un plan y un plan bien organizado, que se sabia donde y como terminaba.
Lo perverso de esta situación es que cuando ahora se plantea la defensa del o la recuperación de recursos naturales, bienes consagrados del patrimonio nacional, se alzan voces que amenazan con fantasmas del pasado o acusan de «Montoneros» a quienes defienden nuestro patrimonio. Si San Martín viviera en estos tiempos, lo hubieran tratado de loco y estaría aislado o acusado de subversivo. Probablemente no cruzaría la cordillera de los Andes porque las rutas estarían cortadas por productores agropecuarios que pretenden no perder rentabilidad.
(La mezcla de tiempos y procesos esta legítimamente intencionada en esta redacción.)
La refinanciación de la deuda externa, con quitas de hasta el 75 % y con plazos de 30 años, dieron los primeros pasos hacia la independencia económica, también en esta medida económica hay un acto implícito de justicia social, porque los recursos que se ahorran sirven para fomentar la reindustrialización o los subsidios al transporte popular (trenes- colectivos).distribución de riqueza.
Cuando se critica la soberbia del oficialismo, tengo la intima sensación de que se quiere personalizar la política, esta manera de oponerse se produce cuando no hay fundamentos claros o no hay ideas ni proyectos para presentar y si los hay no se pueden dar a conocer porque no soportan ningún debate profundo con mínimo sentido común.
Voy a tomar el ejemplo de una «señora» que quiere ser presidenta y (Dios no lo permita porque caeríamos en desgracia.) Según Ella, las retenciones a la soja se deben suspender o eliminar totalmente y los 7000 millones de dólares que NO ingresarían por recaudación tributaria, podrían ser suplantados por un préstamo a largo plazo del FMI. (Este mensaje público es insostenible) El préstamo serviría para garantizar la renta sojera, con dependencia y la deuda para disminuir la distribución de la riqueza y la independencia.
Cuando se verifica claramente las intenciones de estos jinetes del Apocalipsis, llegamos a la conclusión que no quieren un pueblo libre o alegre. Quieren un pueblo deprimido que se sienta derrotado y que no alcance sus realizaciones, todo lo contrario de lo que aspiraba Arturo Jauretche.
La soberanía política es un tema, sin independencia económica no hay soberanía política. Quiere decir que la decisión conjunta tomada por Argentina y Brasil de pagar la totalidad de la deuda al FMI. Es una decisión soberana de independencia.
La renovación de la Corte Suprema de Justicia con la garantía de Independencia jurídica y política, es una decisión soberana que permite y garantiza la aplicación de la ley suprema de una Nación, que es su constitución Nacional.
La derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, la derogación de los indultos, son actos de Soberanía Política.
El aumento en la participación de los trabajadores en la distribución de la riqueza subió del 34% en el 2003 al 43% en el 2008. Hoy los salarios no son la variable de ajuste, como en otras etapas de la historia y el proyecto de pleno empleo es una meta a alcanzar. Es para tener en cuenta que el gobierno llamo a medir el momento de crisis internacional, con los índices de empleo, subsidiando salarios para contribuir a mantener los puestos de trabajo y evitar la caída del consumo interno y sin sobresaltos pasar el momento histórico de ver como se rearma la economía y los valores a nivel internacional. Estos son actos de Justicia social, porque en el centro de la política esta la gente.
Alguna vez tenemos que ser inteligentes y no dejarnos llevar por antinomias que no existen y si están es porque hay intereses espurios que no benefician el andar de los pueblos.