Los aguaceros intensos se producen de forma más frecuente a medida que continúa el calentamiento global y también más a menudo de lo que los modelos climáticos actuales han apuntado. Así concluye un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Miami (EEUU) y de la Universidad de Reading (Reino Unido).
Según los autores de la investigación, que se publica esta semana en la edición digital de la revista ‘Science‘, estos descubrimientos implican que el impacto de los cambios en el ciclo global del agua debido al calentamiento global podría ser más grave de lo que se imaginaba.
Los científicos, dirigidos por Richard Allan y Brian Soden, utilizaron observaciones de satélite y modelos de simulación para examinar las relaciones entre las lluvias tropicales y los cambios en la temperatura superficial de la Tierra así como en la humedad atmosférica.
«La comparación entre las observaciones (de satélites) y las de los modelos informáticos mejora nuestro conocimiento sobre la forma en que la lluvia responde a un mundo cuya temperatura aumenta», señala Allan, del Centro de Sistemas Científicos Ambientales de la Universidad de Reading.
Las observaciones realizadas revelan un vínculo directo entre el clima más templado y un aumento en los episodios extremos de precipitación tanto en los datos de satélite como en los de los modelos de simulación.
«La atmósfera más cálida contiene mayores niveles de humedad que aumentan la intensidad de las lluvias», explica Soden, profesor de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami.
Sin embargo, el aumento observado en las precipitaciones extremas es mucho mayor que los aumentos que predecían las simulaciones actuales, lo que sugiere que los cambios previstos en las lluvias debido al calentamiento global están estimados a la baja.
Los investigadores señalan que es crucial determinar la causa de esta discrepancia lo antes posible para comprender de forma exacta las implicaciones del calentamiento global y sus efectos sobre el ciclo del agua. (EL MUNDO)