sábado, abril 20, 2024

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CIENCIA: Distinguieron a una científica argentina.

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Por Valeria Shapira

Es la bioquímica Ana Belén Elgoyhen, que ayudó a explicar las bases moleculares de la audición.


Le dijo a su marido que soñaba con terminar su carrera científica con este galardón. Sin embargo, el premio llegó mucho antes.

Con sólo 49 años, la investigadora argentina Ana Belén Elgoyhen, doctora en Bioquímica, profesora de Farmacología de la UBA e investigadora independiente del Conicet, recibió  en esa ciudad el Premio L Oréal-Unesco For Women in Science para la región de América latina -para muchos, una suerte de Nobel «femenino»- por su contribución al entendimiento de las bases moleculares de la audición, un campo en el que investiga desde hace más de diez años.

«¡Es verdad, esto es como ganarse el Nobel femenino! Es un gran honor, una alegría enorme. Pensar que el día que volví al país, después de pasar unos años investigando en los Estados Unidos, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo nos mandó a lavar los platos», recuerda Elgoyhen en diálogo con LA NACION, feliz de trabajar en la Argentina y de visitar esta ciudad, a la que no venía desde hacía 30 años. Está acompañada por sus padres; su marido, Norberto, y su hijo Bruno, de 9 años.

En 1994, mientras realizaba investigaciones en el campo de la neurología en el Instituto Salk de California, Elgoyhen identificó los nervios receptores del oído que intervienen en los procesos de modulación de los sonidos y los hacen comprensibles. «Todo apareció por casualidad. Hallamos los genes que sintetizan unas proteínas denominadas receptores de acetilcolina -explicó la científica, que trabaja en el Instituto de Investigación en Ingeniería Genética y Biología Molecular (Ingebi)-. Se trata de un sistema que llamamos eferente coclear, que permite que medie la comunicación entre las células del sistema nervioso central y las del oído.»

Se estima que uno de cada 20 recién nacidos padece una deficiencia auditiva. Además, entre el 10 y el 20% de la población sufre de acúfenos (zumbidos en los oídos) en algún momento de su vida. En el futuro, el trabajo de Elgoyhen y sus colaboradores podría ser útil para hacer frente a éstas y otras patologías de la audición.

«En el interior del oído, la actividad de ciertas células puede verse disminuida por la acción del sistema que describimos», explica Elgoyhen, aunque aclara que «de todos modos nosotros hacemos ciencia básica, y éste es sólo el comienzo de un largo camino de investigación».

Ante el presidente de la Academia Francesa de Ciencias, Jules Hoffman, y de un auditorio de prestigiosos científicos, Elgoyhen presentó el resultado de sus investigaciones en el campo de la fisiología y la genética auditivas.

Almorzó en el Elíseo: fue homenajeada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Según el doctor Armando Parodi, investigador superior del Conicet, presidente del Consejo de Administración de la Fundación Leloir e integrante del jurado internacional que otorga las distinciones, «el trabajo de la doctora sorprendió gratamente a los evaluadores debido a su alto nivel científico, comparable con el de los países más desarrollados».

Entre quienes votaron por Elgoyhen se encuentran el profesor Günter Blöbel, premio Nobel de Medicina 1999, y Christian de Duve, que obtuvo el Nobel en 1974 y forma parte del equipo que ideó el premio, hace una década.

Elgoyhen es la segunda argentina en recibir la distinción, que ya obtuvo la doctora Mariana Weissman en 2003, por sus trabajos sobre los sólidos cuánticos.

Doctora en Bioquímica por la UBA, Elgoyhen realizó su formación posdoctoral en el Laboratorio de Neurobiología Molecular del Instituto Salk, después de ganar la beca Pew. «Estoy más que satisfecha por haber estudiado en mi país, donde la educación siempre fue de excelencia. No tenemos nada que envidiar a otros», dice, orgullosa.

En la puerta de la sede de la Unesco en París cuelga un póster gigante con la foto de Elgoyhen y de otras cuatro científicas que también fueron premiadas (una por cada continente): Lihadh Al-Gazali, de la Universidad de Emiratos Arabes Unidos; Ada Yonath, del Instituto Weizmann de Israel; Narry Kim, de la Universidad Nacional de Seúl (Corea del Sur), y Elizabeth Backburn, de la Universidad de California, cuyo nombre suena entre los posibles candidatos al Premio Nobel.

En una de las salas de ese organismo, otra argentina, la doctora en Biología Carolina Trochine (30), que trabaja en la Universidad Nacional del Comahue, también fue distinguida: recibió un beca para desarrollar su proyecto sobre «el papel del nitrógeno en la dinámica trófica y el estado ecológico» de lagos templados.

«Ahora iré a Dinamarca a estudiar diferentes lagos para conocer el efecto del nitrógeno que proviene de la actividad humana. Mi idea es realizar un pequeño aporte al conocimiento sobre lo que ocurre hoy y comparar esta situación con escenarios climáticos futuros», contó a LA NACION. El premio L Oréal-Unesco es parte de un programa que incluye, además, el otorgamiento de becas internacionales a jóvenes investigadoras, como Trochine, y un premio nacional que entregan las subsidiarias de L Oréal con el apoyo de las comisiones nacionales de la Unesco y de un tercer socio, que en el caso de la Argentina es el Conicet. Los diez años de vida del programa han dado como resultado el reconocimiento de más de 400 científicas en 76 países.

También en la Unesco, en una ceremonia a la que concurrieron unos 1500 invitados de todo el mundo, cada una de las cinco premiadas recibieron 100.000 dólares en reconocimiento de su labor. «Nos alegra que en estos diez años el trabajo de tantas mujeres capaces haya salido a la luz», dijo Beátrice Dautresme, vicepresidenta de L Oréal.

La doctora Elgoyhen destacó: «En la Argentina jamás me sentí discriminada por ser mujer a la hora de investigar. Pero hay que darles más espacio a la educación y a la ciencia».

Para la bióloga, las limitaciones femeninas suelen ser otras: «Las mujeres tenemos que hacer todo. Y hay que ir del laboratorio a la casa, y criar hijos y no tener culpa por trabajar tantas horas», comentó ayer, emocionadísima, mientras abrazaba a su hijo Bruno en la sede de la embajada argentina en París, donde se la homenajeó. Allí estuvieron presentes científicos argentinos de prestigio, como Juan Carlos Chachques, Diego de Mendoza, José Weisfreid, Norma Sánchez y Mariana Weissman, entre otros. Bruno respondió al comentario de su mamá para resumir, de algún modo, que la carrera de Elgoyhen es fruto del estudio y el esfuerzo: «Mami, ya sabía que ibas a decir que vas y venís todo el tiempo, del laboratorio a casa, y después a la facultad. Lo sabía». (LANACIÓN)