por Juan Carlos Stranges
Comentario enviado a nuestra redacción por el Presidente del “Frente Grande de Necochea”.
Hay una característica en algunos sectores históricos de la política tradicional argentina que no nos permite ver hacia adelante, es aquella en que los políticos y dirigentes son el ombligo del mundo, el centro de la historia, poniéndose en el lugar de victima, en el lugar de que son los únicos éticos y de convicciones democráticas y plurales, sintiéndose atacados por el mundo externo. Este es el escenario que no construye nuestro futuro y menos en la diversidad que “proponemos todos”, pero si es el escenario puesto en juego por algunos que dicen no tener cola de paja, que son atacados, que son los únicos y buenos de la democracia. Sabemos que esto no es así.
El último que se victimizó se fue en helicóptero.
Para llevar adelante una gestión hay que ser conductor, protagonista y no ver al otro, al que no piensa como uno, creando sospecha. Esta actitud nos trae muchos peligros. Creer que hay una sola verdad es proponer el totalitarismo y nosotros, los argentinos, ya padecimos la única verdad, ya vivimos experiencias muy duros en nuestro pasado reciente.
Una de las características que debe tener el ejercicio del poder, en el caso del ejecutivo municipal es tener convicción de transformar la realidad, de construir nuestro un distrito para todos, con inclusión, de producir ganas en todos de vivirlo a pleno, sin resignación, y con satisfacción.
Todos hablamos de concertación pero para todos no es lo mismo.
Acordar, dialogar, consensuar, ser plurales, son premisas necesarias para que la Concertación con inclusión se consolide y pueda continuar en la tarea de construir una sociedad más justa.
Estamos de acuerdo que no debemos hacer actos rimbombantes pero estamos de acuerdo también que hay que hacer. Cuando anunciamos los planes de vivienda, cuando nos ponemos en que somos los gestores, y hacemos alarde de que traemos obras no dejan de ser anuncios pero lo más importante es el beneficio de la gente y que las obras le lleguen más allá de quien las realice.
El estado es el único garante de reglas claras en una sociedad, es el que debe controlar que es lo que se hace, como se hace y aquello que se haga se haga bien. Debemos hacernos responsables de nuestros actos y sus consecuencias. Debemos hacernos cargo de todo, y entre esas cuestiones están las de controlar.
Pero sabemos que es más fácil hacernos la victima. Si hay una característica de esta forma de construir es que los victimarios terminan siendo lo contrario y nos olvidamos de las necesidades del pueblo, básicas como una vivienda digna.
“Donde hay una necesidad hay un derecho”, es más que una frase de la historia, es el compromiso con el pueblo.
Gobernar es un compromiso cotidiano y la honestidad se mide en cada uno de nuestros actos, ideas y acciones. Cuando fustigamos fantasmas, creamos confusión con poderes ocultos, en realidad estamos jugando con los miedos, con las fantasías de un pueblo que necesita cambios.
Necesitamos el cambio para poder planificar nuestro futuro, para soñar con la fuerza de poder ser protagonistas, recreando la esperanza por un mundo mejor, por un pago chico para todos.