Se lanza un programa latinoamericano de investigación en cáncer que integrarán instituciones de Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay, y tendrá como socio-impulsor al Instituto Nacional del Cáncer, de los EE.UU. El programa une la investigación básica con la aplicada, y en él intervendrán varios hospitales, además de universidades y organismos gubernamentales. Entre las acciones previstas, la primera estará dirigida a mejorar la prevención temprana y el tratamiento del cáncer de mama.
El Instituto Nacional del Cáncer del Gobierno de los Estados Unidos (NCI, por sus siglas en inglés) destina 600 millones de dólares a la investigación en cáncer de mama. A fin de profundizar el conocimiento de esa enfermedad -que en la Argentina ocupa el primer lugar en tasas de mortalidad de los diferentes tipos de cáncer en las mujeres- el NCI, que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos, participa y promueve investigaciones conjuntas con países de varios continentes.
Fruto de acuerdos realizados con países de América Latina, el NCI va a coordinar un programa de investigación internacional en cáncer cuyo primer estudio piloto se centrará en cáncer de mama. Es la primera vez que ese organismo lleva adelante un proyecto de esas características en la región.
«Para entender la problemática de los cánceres en la región y mejorar las diferentes formas de detección, de pronóstico y de tratamiento es importante crear una red internacional que involucre un trabajo de cooperación entre investigadores y médicos que cuenten con el apoyo de las dependencias gubernamentales», afirmó en su reciente visita a Buenos Aires el doctor Jorge Gómez, director de la Oficina de Desarrollo de Programas de Cáncer en América Latina del NCI.
En la primera etapa, el NCI está promoviendo la formación de redes nacionales -que integrarán la red internacional – en cinco países de la región: Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay.
Con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT), por la Argentina participan inicialmente la Fundación Instituto Leloir , el Hospital de Oncología de Buenos Aires, «Marie Curie», el Hospital Nacional de Oncología, «Angel Roffo», el Hospital «Eva Peron» de la provincia de Buenos Aires y la Universidad Católica de Córdoba.
Proyecto piloto: Cáncer de mama
A partir de estudios de genómica molecular realizados en poblaciones de Europa y de Estados Unidos, se han definido cinco tipos de cáncer de mama. «Dependiendo de cual sea el tipo de tumor, se elige el tratamiento más efectivo, es decir si después de la cirugía se aplica o no, terapia hormonal, radioterapia o quimioterapia. Lo que aún no se sabe con claridad es si las pacientes latinoamericanas corresponden a esos tipos o si se presentan otros perfiles moleculares de tumores que aún no se han descubierto», señaló el doctor Osvaldo Podhajcer, vicedirector del Instituto Leloir que fue designado por el MinCyT como coordinador del consorcio argentino.
«Cuando logremos determinar los perfiles genómicos de los diversos tumores de mama de las pacientes latinoamericanas, los médicos podrán contar con esta información para desarrollar una medicina personalizada, es decir, dispondrán de herramientas para mejorar los pronósticos y las conductas terapéuticas», destacó Podhajcer, que es investigador del Conicet y director del Laboratorio de Terapia Molecular y Celular en el Leloir.
Según Podhajcer, se ha demostrado que sólo el 20 por ciento de las pacientes que reciben quimioterapia asociada a la cirugía se benefician realmente con esa terapia. «El saldo de ello es que cada año alrededor de 9 mil argentinas estarían recibiendo un tratamiento que no les aporta beneficios adicionales. Para evitarlo, es preciso realizar investigaciones que permitan definir con absoluta certeza el pronóstico de cada paciente. De esta forma estaremos mejorando su salud y evitando a la vez gastos innecesarios que podrían destinarse a otras áreas del sistema sanitario», afirmó.
Los responsables de este primer proyecto de la red estiman su duración en alrededor de 18 meses. La doctora Andrea Llera, investigadora de Conicet, asociada al Laboratorio de Terapia Molecular y Celular del Instituto Leloir, será la encargada del área de proteómica y genómica del estudio.
«Recibiremos muestras de tejidos de cáncer de mama de 200 de las 1500 pacientes que son atendidas por año en los tres hospitales participantes. Vamos a analizar los tumores a nivel genómico y estudiaremos las proteínas que hacen que un tumor sea más o menos agresivo y que ocasione o no metástasis, entre otras características. Calculamos que por cada tumor, estudiaremos la actividad de 48 mil genes», indicó la especialista.
La información obtenida en el laboratorio, y otros datos de interés, como su evolución frente a los tratamientos recibidos, serán enviados a la Universidad Católica de Córdoba, donde expertos en bioinformática determinarán los perfiles genéticos de cáncer de mama. Experiencias similares tendrán lugar en los otros países participantes.
De acuerdo con Gómez, otro de los propósitos del proyecto será averiguar las razones por las cuáles, por lo general, el cáncer de mama en Latinoamérica es detectado en estadios avanzados. Como la posibilidad de curación está muy relacionada con la detección temprana, esta información es clave para producir cambios importantes.
Consorcio argentino
Para la doctora Ruth Ladenheim, Secretaria de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del MinCyT «este programa multidisciplinario de investigación del cáncer para América Latina permitirá arribar con eficacia y eficiencia al resultado deseado. También favorecerá la formación de médicos y enfermeras mejor calificados para la atención de pacientes con esa patología».
De acuerdo con Ladenheim, el convenio firmado con el NCI va a sentar bases en los países participantes «para desarrollar capacidades a fin de trasladar los resultados de la investigación científica hacia nuevos esquemas diagnósticos y terapéuticos, en sintonía con el objetivo primordial del Mincyt que es el aprovechamiento social del conocimiento».
Asimismo la funcionaria destacó el firme propósito del programa dirigido a impulsar la colaboración entre países de la región en investigación científica y clínica, la formación de investigadores clínicos y de científicos y el desarrollo de nuevas tecnologías y estructuras, así como la adaptación y el mejoramiento de las ya existentes.
Desde el punto de vista de la doctora Mónica Castro, oncóloga e investigadora de la Unidad de Transferencia del Instituto Roffo, uno de los hospitales participantes, «el objetivo es lograr una mejoría en la estructura tecnológica y en la formación integrada de recursos humanos que aporten un beneficio concreto a las personas que presentan esta enfermedad».
Similares expectativas tiene la doctora Alicia Inés Bravo, jefa de Patología del Hospital Interzonal General de Agudos «Eva Perón». La especialista confía en que esta iniciativa «permita definir la incidencia del carcinoma mamario en las diferentes poblaciones latinas». Además resalta los beneficios de participar de trabajos de investigación de vanguardia.
Por su parte, Gómez destacó la necesidad de lograr un impacto directo en la reducción de la incidencia y de la mortalidad de cáncer en Latinoamérica. «Teniendo en cuenta el avance tecnológico, científico y médico actual, resulta inaceptable que hoy haya mujeres que mueran a causa de esta enfermedad».
Tanto Gómez como Podhajcer opinan que este proyecto piloto de cáncer de mama servirá «como modelo para realizar en la región investigaciones similares aplicadas a otros tipos de cáncer». Asimismo esperan que constituya un estímulo para crear redes nacionales e internacionales en la región a fin de estudiar otras enfermedades, como la diabetes, la arterioesclerosis y las enfermedades cardiovasculares, entre otras.
«Queremos que los resultados del proyecto tengan un fuerte impacto social en el sentido de que ayuden a mejorar la calidad de vida de la población. Nos interesa que la gente vea que lo que se hace en los centros de investigación puede mejorar las políticas sanitarias de prevención, así como también los diagnósticos, los pronósticos y los tratamientos que los sistemas médicos ofrecen a los pacientes», concluye Podhajcer. (AGENCIA CYTA-INSTITUTO LELOIR)