Las precipitaciones no modificarán los bajos rendimientos en girasol, maíz y soja. Esta situación es irreversible para la cosecha gruesa. Si las lluvias se repiten sólo mejorarían las pasturas.
Las últimas precipitaciones que se registraron en la región no alcanzarán para modificar los bajos rindes en la cosecha gruesa y, en caso de continuar, sólo mejorarán a las pasturas.
En la estación agrometeorológica del INTA Balcarce se registraron 24,9 milímetros en el mes de enero (la media es 120) y 39,2 mm los cuatro primeros días de febrero.
LA CAPITAL consultó a técnicos del INTA y la Facultad de Ciencias Agrarias para conocer el efecto del agua en los cultivos de cosecha gruesa teniendo en cuenta la sequía que afectó la zona agropecuaria.
En el informe de situación participaron los ingenieros Bárbara Carpaneto, Carlos Maneiro, Alejandra Marino, Luis María Gutiérrez y el veterinario Germán Cantón.
El agua faltó en el momento de implantación y de determinación del rendimiento (período crítico) de los cultivos de girasol y maíz.
La falta de agua a la siembra del maíz produjo emergencias desparejas. Según los especialistas, el déficit hídrico se prolongó durante el período crítico de floración y fue lo que determinó la menor formación de granos y consecuentemente la incertidumbre respecto al rendimiento.
Las lluvias que se sucedan no mejorarán esta situación. «Sólo en aquellos lotes que aún conserven hojas verdes, habrá algún efecto en la removilización de reservas y llenado del grano, pero esto no compensará las pérdidas», indicaron.
Hay zonas que recibieron mayor volumen de agua y por ende están en mejor estado, pero aún así tendrán mermas de rendimiento.
Girasol
En el caso del girasol se presenta un panorama similar al maíz. «La sequía lo afectó en el momento crítico de floración, etapa en que se determina el número de granos. Esto se manifiesta en lotes con capítulos chicos con granos vanos en el centro», afirmaron.
Para los técnicos un aspecto positivo a resaltar de la presente campaña es la menor incidencia de enfermedades. «Precipitaciones significativas a partir de ahora ayudarán al llenado de granos posibilitando que pese más. No habrá más granos pero los que están serán más pesados», reflexionaron.
Soja
La soja también tuvo problemas de implantación por falta de agua en la siembra pero sus cualidades y resistencia aún podrían mantener sus rindes.
«Las malezas ocuparon la superficie libre dejada por la falta de plantas. Pero por las características morfológicas propias de la planta de soja si la lluvia continúa en cantidades significativas, aún podrá desarrollarse y lograr rendimientos aceptables para la zona», estimaron los ingenieros.
En cuanto a la soja de segunda, los problemas de implantación fueron mayores y en algunos casos no permitieron sembrar.
«En la primera semana de febrero los lotes implantados aún no superan la altura de los rastrojos sembrados. Aquellos lotes que no hayan tenido problema a la siembra podrán tener un rendimiento normal, si sigue lloviendo», estimaron.
Pastura
Las pasturas tienen una dinámica compleja, ya que el impacto de las lluvias será de acuerdo al tipo de suelo, aptitud ganadera o agrícola y al tipo de pastura implantada o campo natural. (LA CAPITAL MAR DEL PLATA)