«Hacer política implica generosidad, implica compromiso con tu país e implica lógicamente liderazgo», argumentó el actual presidente del Gobierno, que necesita el apoyo catalán en el Congreso.
El presidente del Gobierno de España en funciones, el socialista Pedro Sánchez, recibió este martes el encargo del rey Felipe VI para formar Gobierno después del fracaso de la derecha y envió un primer guiño a las agrupaciones catalanas para obtener su apoyo en el Congreso, al asegurar que «hacer política implica generosidad, implica compromiso con tu país e implica lógicamente liderazgo», aunque sin nombrar la palabra «amnistía».
Como estaba previsto, luego de que el líder del derechista y opositor Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, no lograra la semana pasada alcanzar mayoría en el Parlamento para encabezar el próximo Gobierno, el monarca recibió hoy en el Palacio de la Zarzuela a Sánchez, segundo en votos en las elecciones del 23 de julio pasado.
«Hacer política implica generosidad, implica compromiso con tu país e implica lógicamente liderazgo», dijo el jefe del partido socialista (PSOE) a la salida de su encuentro con el rey cuando los periodistas le preguntaron si estaría dispuesto a otorgar una amnistía a unas 1.400 personas condenadas con mayores o menores penas por el intento independentista catalán de 2017.
La declaración se tomó de inmediato como una señal destinada a endulzar los oídos de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts per Catalunya (JxC), las dos agrupaciones catalanas que podrían llevarlo a la reelección si logra obtener sus imprescindibles votos.
Sánchez evitó en principio pronunciar la palabra «amnistía», uno de los principales condicionantes que pusieron los catalanes para acordar, aunque no el único, ya que tanto ERC como JxC sumaron ahora otro reclamo: la convocatoria a un referendo independentista.
Este segundo desafío pareciera ser mucho más difícil, dado que el propio Sánchez rechazó esa posibilidad «no solo por compromiso y exigencia constitucional, sino por una convicción política», reseñó la agencia de noticias Europa Press.
«Es contrario a mi palabra y a mi acción», redondeó el socialista, quien confía en que logrará finalmente el apoyo de los catalanes y los de otros partidos autonómicos para alcanzar la cifra de 176 votos en el Congreso, de 350 bancas.
Respecto de ese crucial número, el socialista aseguró hoy que si en la marcha de las negociaciones constata que no tendrá acuerdo, lo manifestará para que se convoque automáticamente a nuevas elecciones y no se pierda tiempo, como ocurrió con Feijóo, que siguió adelante con su proceso de investidura aun cuando estaba claro que no lograría la mayoría parlamentaria.
A su juicio, los catalanes quieren «pasar página de esta situación» y generar un reencuentro entre instituciones y ciudadanos de Cataluña y del conjunto de España, una situación que el propio Sánchez venía calificando en su campaña como un «conflicto» que requiere una «solución política» y no una que surja «en otros ámbitos».
Sánchez considera que el resultado de las elecciones del 23 de julio refleja que no se puede aspirar a gobernar el país si no se reconoce la «pluralidad política del Parlamento ni la diversidad territorial», una condición que, a su juicio, la derecha y la ultraderecha nunca han aceptado.
En este sentido, señaló que «no hay nadie que se pueda sentir orgulloso» de lo sucedido durante el intento secesionista.
«Yo no me siento orgulloso y no era presidente, sino líder de la oposición», señaló, y recordó que a partir de entonces trabajó para buscar el reencuentro entre los mismos catalanes y de ellos con el resto de españoles.
Además, Sánchez anunció que desde este miércoles empezará a reunirse con los grupos parlamentarios para lograr la mayoría en su investidura, para la cual tiene dos meses de plazo.
Iniciará la ronda de contactos con la vicepresidenta segunda en funciones y líder de la alianza de izquierda Sumar, Yolanda Díaz, y la semana que viene se verá con el resto de las formaciones, excepto la ultraderecha de Vox.
Al ser requerido de nuevo sobre una posible amnistía, explicó que será después de escuchar a los diferentes partidos cuando fijará posición, pues esta es «una de las propuestas que están haciendo no pocos grupos parlamentarios», aseguró.
El presidente en funciones considera además que después de la investidura fallida de Feijóo ha llegado su turno para lograr la reelección.
«Nos corresponde ponernos a la tarea a nosotros y acordar un nuevo Gobierno de coalición progresista entre el Partido Socialista y Sumar», indicó.
Buscará, por tanto, una mayoría que dé como resultado un Gobierno y también «estabilidad» durante los próximos cuatro años para afrontar los retos a los que se enfrenta la sociedad española.
En este sentido, aseguró que su proyecto de país es «claro y conocido», así como «ambicioso y comprometido con la mayoría social».
Espera además que la nueva coalición mejore su «eficacia», pues a su juicio esta es una de las lecciones que deben extraer del funcionamiento del Gobierno de coalición durante la pasada legislatura.
Con vistas a su eventual investidura, Sánchez ya tiene asegurado el respaldo de los 121 diputados del PSOE.
Ahora busca agregar los de Sumar, ERC y JxC, los vascos EH Bildu, PNV, el gallego BNG y el canario Coalición Canaria. Con esos apoyos, llegaría a 179 bancas, tres más que la mayoría absoluta.
Télam