miércoles, noviembre 27, 2024

Opinión

Para volver a soñar

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Por Héctor Huergo

Hola , ¿cómo estás?

Yo muy bien. Y tengo una razón. Acabo de asistir, en Rosario, al “Experiencia IDEA Agroindustria”, el evento empresarial más importante de la Región Centro del país. Convocado por el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina, convocó a los diferentes actores del sector para remarcar el rol de la agroindustria como generador de trabajo, valor agregado y sostén de la economía argentina.

“Volver a soñar”, instaló en el arranque el Director Ejecutivo de IDEA, Daniel González. Por lo menos en mi caso, el objetivo está logrado. Arrancó con un intercambio entre Gonzalo Ramírez, un brillante ejecutivo argentino que actualmente revista como director de COFCO, la gigantesca empresa china de trading de commodities, y Enrique Humanes, ex Bunge y actualmente presidente de Trafigura, la distribuidora global de combustibles que en la Argentina opera con la marca Puma.

Ramírez hizo una carrera meteórica en el sector agroindustrial, llegando a la presidencia de una de las grandes del mundo, Louis Dreyfus Co, con sede en Suiza. Tiene una visión global sobre el negocio de granos, derivados industriales, proteínas animales y vegetales, y biocombustibles. En este último caso, planteó que en el mundo en transición hacia la neutralidad en carbono, hay una extraordinaria oportunidad para la región. Remarcó la trayectoria de Estados Unidos y en particular de Brasil con los biocombustibles, recomendando una alianza estratégica para avanzar en este sendero. Y no dejó de lamentarse por la pérdida de posición relativa de la Argentina, donde por obra de los derechos de exportación, le dejó el camino expedito a los competidores.

También mostró la enorme capacidad creativa que anida en estas pampas, desde la siembra directa a la biotecnología, mencionando a Bioceres con el HB4, Moolec con su soja modificada para producir proteína de cerdo, y aludiendo a los avances tecnológicos que apuntan a mejorar la huella de carbono, las aplicaciones diferenciales de agroquímicos, la siembra directa y otras innovaciones como el uso de la fibra de carbono en la maquinaria agrícola.

En el panel siguiente, que me tocó moderar, se planteó la problemática ambiental. El meteorólogo Mauricio Zaldívar remarcó la base científica del cambio climático, dando por tierra con los argumentos de quienes todavía niegan las evidencias de este proceso. Pero también planteó que el sector agroindustrial argentino, que también padece las consecuencias del fenómeno, puede convertirse en parte de la solución. Emilio Satorre, docente e investigador, detalló los avances realizados en la agricultura pampeana en el proceso de reducción de la huella de carbono, a través de una mayor eficiencia en todos los aspectos de la producción y las tecnologías de proceso. La llegada de una oleada de productos biológicos, que irán complementando y/o ocupando el lugar de los agroquímicos, contribuirá a una agricultura más acoplada con la demanda de la sociedad. Y mostró que en la Argentina se está en la vanguardia en estos aspectos.

Coronó el panel la experta de Fundar Jimena Calvo, quien mostró la necesidad de tomar en cuenta las demandas de los consumidores, que exigen certificaciones ambientales cada vez más estrictas. En particular en los sectores de las carnes y los derivados de la soja, que son los productos donde está puesta la mira, en particular de los europeos. Para la Argentina, ambos representan embarques por 20 mil millones de dólares anuales. Felizmente, no corren riesgos porque es fácilmente demostrable (y certificable) que no provienen de desmontes ni de otros cambios en los usos del suelo, como exigen los europeos.

Después vinieron los innovadores. Fernando Martínez de Hoz, titular de ZoomAgri, contó la historia de la increíble startup que acaba de levantar 6 millones de dólares en una ronda de capitalización. Ofrecen un servicio de identificación varietal de semillas, con enorme penetración en la maltería. Su tecnología se expande rápidamente por el mundo. Los nuevos inversores son fondos australianos. Otra que se expande a toda velocidad es Auravant, que ya cuenta con varias oficinas en todos los continentes y tiene clientes en 100 países. Talento argentino que surge en medio de nuestras tempestuosas tribulaciones.

En el panel siguiente, Ignacio Lartirigoyen contó la historia de su empresa, creada hace 40 años en La Pampa por cuatro socios. Hoy tiene 1200 colaboradores, opera en siembras, acopio, valor agregado, un criadero de cerdos que produce 60.000 capones por año, planta de biodiesel, y está por inaugurar un imponente centro logístico en Pehuajó. “No le pedimos al país que haga algo por nosotros. Nosotros queremos hacer algo por el país”. Como para no soñar, con gente así.

Compartió el panel con Ignacio Bartolomé, que tomó la posta de Grupo Don Mario, la empresa que inició también hace 40 años su padre Gerardo con su hermano Alejandro y otros amigos. Empezaron sembrando unas pocas hectáreas de soja. Hoy son la compañía de genética de soja más importante del mundo. “Una de cada dos hectáreas de soja en el mundo tienen genética de Don Mario”.

Moderaba el panel nada menos que Mariano Bosch, CEO de Adecoagro, la compañía agropecuaria más grande de la región. Management argentino en el mundo de los alimentos y la bioenergía. A sala llena, un evento que dejó flotando la idea de que los tiempos que vienen serán tremendamente difíciles. Pero que todavía hay signos vitales. Queda vida inteligente en estas tierras.