Por sexta vez en su vida, Benjamín Netayanhu juró este jueves su cargo como primer ministro de Israel.
Acompañado de sus socios de coalición, ultranacionalistas y ultraortodoxos, Netayanhu puso oficialmente en marcha el Gobierno más religioso y, según la oposición, duro, de la historia del país.
Ajeno a críticas, Netayanhu dejaba claras sus prioridades para el nuevo mandato: «En primer lugar, detener a Irán», decía el primer ministro a su gabinete. «Es una cuestión existencial.
Nos importa la existencia y la seguridad. En segundo lugar, restablecer la seguridad y la gobernanza en el Estado de Israel. Tercero, ocuparnos del coste de la vida y de la crisis de la vivienda. Y cuarto, y creo que es algo que también está a nuestro alcance, ampliar drásticamente el círculo de la paz».
Los más críticos advierten que los derechos de las minorías están en juego y que las tensiones con Palestina podrían agravarse con este Gobierno al frente. En la Cisjordania ocupada, los colonos israelíes se muestran satisfechos con el nuevo Gobierno. Los palestinos, sin embargo, se muestran claramente más preocupados.
Tal es el caso de Muhammad, residente en Qalqilya, que tiene claro que «bajo el próximo Gobierno fascista israelí, el pueblo palestino debe unirse con un solo corazón. Este Gobierno fascista israelí es experto en oprimir y destruir al pueblo palestino».
Ezri Stern, judío, opina por su parte que las expectativas de su pueblo con Netanyahu al frente no son otras que «que la Torá se fortalezca en la tierra de Israel, y que los asentamientos y la gobernanza se fortalezcan en la tierra de Israel».
Por lo pronto, la nueva coalición gubernamental asegura que el pueblo judío tiene «un derecho exclusivo e incuestinable en todas las zonas de la tierra de Israel», lo que hace temer a muchos que los problemas parezcan garantizados.
FUENTE: Euronews