El 26 de abril de 1986 explotó la central nuclear de Chernóbil situada en la actual Ucrania, afectando a más de 3,3 millones de personas, la mitad de los cuales eran niños. Por eso en esta fecha se conmemora el Día Mundial en Recuerdo del Desastre de Chernóbil.
Tristes recuerdos
Hace treinta y seis años, en lo que era la U.R.S.S. y a día de hoy Ucrania, explotó el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil.
Hasta el desastre de Fukushima en Japón en marzo de 2011, este se consideraba el accidente atómico más grave de la historia humana. Un suceso terrorífico que todo el mundo recuerda y que se conmemora hoy.
¿Qué pasó en Chernóbil?
Durante la noche del 25 al 26 de abril de 1986 y mientras un grupo de técnicos e ingenieros realizaban pruebas de resistencia en el reactor 4 de la central eléctrica de Chernobyl, una ciudad situada al norte de Kiev, se produjo una explosión.
En su intento de medir las consecuencias de un apagón se produjo un error humano que provocó un incendio.
Dado que el reactor carecía del caparazón hermético protector que se suele emplear en estos casos, acabó derritiéndose y liberó una cantidad de radiación enorme. 250.000 personas fueron evacuadas de un área de 20 km alrededor de la planta. Toda Europa quedó contaminada por la nube radiactiva.
Durante 48 horas nadie supo prácticamente nada del incidente, ni se mostraron imágenes. Mijaíl Gorbachov, el hombre de la Perestroika y la Glasnost (la famosa ‘transparencia’ rusa) incumplió sus promesas de decir la verdad, pero finalmente tuvo que claudicar.
La ansiedad mundial se disparó en cuanto se conocieron los primeros informes. A día de hoy aún no está claro cuál fue la cuantía real de vidas humanas que se cobró este accidente.
¿Quiénes fueron los liquidadores?
Cuando se publicaron las primeras imágenes del accidente se podían apreciar varios helicópteros que sobrevolaban la zona y debajo, sobre una enorme pila de escombros humeantes había personas que corrían en todas direcciones.
Un enjambre de siluetas distantes que finalmente se supo eran bomberos y personal militar y civil y que se enfrentaron a un enemigo tan terrible como invisible: la radiación y lo hicieron munidos de una tosca protección y casi inútiles máscaras de gas.
Estos discretos y casi olvidados personajes fueron determinantes para detener el desastre y salvar innumerables vidas.
Bautizados como los ‘liquidadores’, estos héroes anónimos (más de medio millón de personas) hicieron un trabajo formidable, sin preparación ni protección y lo pagaron muy caro.
dos décadas después, en 2006 se supo que al menos 20.000 de ellos habían fallecido de cáncer y/o de patologías raras y complicaciones derivadas del contacto con la radiación. La cifra exacta de liquidadores damnificados y muertos aún es desconocida.
Que no caiga en el olvido
La intención de la ONU al instaurar el Día Mundial en Recuerdo del Desastre de Chernóbil es evitar que este tipo de sucesos vuelva a acontecer.
Aun así, Japón fue escenario de un episodio similar en 2011 en la ciudad de Fukushima, aunque esta vez fue ocasionado por un tsunami, pero las consecuencias resultaron igualmente funestas.
Chernóbil y Fukushima son ejemplos de que las centrales nucleares nunca son 100% seguras, ya que resulta imposible preverlo todo.
Cuando se trata de radiación nuclear, tanto un error humano como un acontecimiento natural pueden tener las más infaustas consecuencias.
FUENTE: Ecoticias