Tras la marea negra que puso en peligro a la paradisíaca isla Mauricio, el capitán del buque que provocó el gran daño ambiental en el océano Indico recibió una condena de 20 meses de cárcel, al igual que el primer oficial de la tripulación.
Se trata de una sentencia suave para el capitán y el primer oficial del carguero japonés de bandera panameña Mv Wakashio, que encalló en un arrecife de coral en la costa sureste de Mauricio en julio de 2020, dispersando cerca de 4000 toneladas de petróleo.
La corte de Port-Louis tomó en consideración el hecho de que «ambos acusados ;;se declararon culpables y se disculparon», dijo la magistrada Ida Dookhy Rambarrun al explicar las razones de una sentencia tan leve.
El capitán del barco, Sunil Kumar Nandeshwar, admitió haber bebido en una fiesta a bordo y, junto con su primer oficial, Hitihanillage Subhoda Janendra Tilakaratna, fue declarado culpable de «poner en peligro la seguridad de la navegación».
«Fueron irresponsables y no cumplieron como deberían sus deberes de navegación», agregó la misma fuente.
El petrolero MV Wakashio de 101.000 toneladas navegaba de Singapur a Brasil con 3.800 toneladas de fueloil y 200 toneladas de diésel a bordo cuando se estrelló contra un arrecife de coral frente a la costa sureste de Mauricio.
Más de 1.000 toneladas de petróleo se derramaron en las aguas, cubriendo manglares, corales y otros ecosistemas frágiles antes de que los equipos de rescate pudieran retirar el combustible.
Las imágenes que llegaron desde la isla conmocionaron al mundo: manchas negras flotando sobre aguas cristalinas que avanzaban hacia paraísos de arena blanca visibles incluso desde el espacio y un santuario de biodiversidad puesto en grave peligro.
Un accidente aún mucho más grave en cuanto que ocurrió cerca de dos sitios ecológicamente críticos: Blue Bay, un parque marino conocido por sus jardines de coral, y Pointe D’Esny, que alberga un bosque de manglares, un ecosistema protegido por la Convención de Ramsar sobre las zonas humedas donde viven algunas especies raras de reptiles y aves. Pero también porque comprometió durante mucho tiempo la economía de la zona basada en la pesca, pero sobre todo el turismo.
En los días posteriores al accidente, miles de voluntarios se alinearon en la costa protegidos por guantes de goma y botas, limpiando rocas y ensartando cordones improvisados ;;para contener la marea aceitosa.
Un trabajo complicado por las condiciones climáticas con vientos de 50 kilómetros por hora que bloquearon las operaciones durante días. En las operaciones de recuperación murieron tres marineros en el vuelco de su remolcador.
El gobierno del primer ministro, Pravind Jugnauth, se vio obligado a declarar el estado de emergencia y miles de personas salieron a las calles en los meses siguientes para protestar contra la reacción del gobierno ante el desastre, considerado demasiado lento y mal organizado. (ANSA).