De una emergencia sanitaria a una emergencia social y económica, la crisis de Covid-19 se extendió de las zonas urbanas a las rurales y los riesgos a largo plazo son ensanchar la brecha entre el centro y la periferia, reveló hoy una encuesta online sobre el impacto de la pandemia, realizada por Eurofound en la UE en tres etapas.
Dichas etapas fueron en primavera (boreal) de 2020, verano de 2020 y primavera de 2021). La encuesta aparece en el último número de TerritoriALL, la revista editada por el programa de estudios Espon, especializado en análisis regional.
También se especula que el teletrabajo puede afincarse como una característica permanente en ámbito laboral del futuro cercano.
De la encuesta emerge que, al principio, el porcentaje de encuestados que perdieron sus trabajos fue el más alto en áreas urbanas (3.3%) en comparación con áreas rurales (3.2%).
Con el tiempo, sin embargo, la distribución de los casos de Covid-19 cambió y el impacto en el empleo también modificó resultados.
Pues, ya en el apogeo de la tercera ola, la proporción de personas que habían perdido sus trabajos desde el comienzo de la pandemia era más alto en las zonas rurales (5,4%) que en las zonas urbanas (5,1%).
La crisis también puso de relieve las discrepancias entre los territorios en relación con el trabajo inteligente, que se convirtió en el modo trabajo habitual para la mayoría de los empleados.
De acuerdo con la encuesta, los trabajadores que viven en la ciudad tienen una probabilidad significativamente mayor de trabajar de forma remota en comparación con los que viven en zonas menos pobladas.
En la primavera boreal de 2021 64,5% de los encuestados que residen en zonas rurales trabajó exclusivamente de modo presencial, aumentando el respeto al verano de 2020 (58,5%).
El porcentaje de quién, en las áreas en las zonas rurales, trabajó solo de forma remota, se redujo casi a la mitad en un año, pasando del 32,4% registrado en el verano de 2020 a 17% de la primavera de 2021.
El panorama es diferente en las zonas urbanas, donde solo el 43,7% de los encuestados dijeron que trabajaban exclusivamente desde casa en la primavera de 2021.
El resto trabajó o de modo remoto (30,4%) o en forma híbrida (26%), registrando un aumento respecto al verano de 2020 (16,2%).
El fenómeno puede encontrar una explicación, según investigadores, con el escaso desarrollo de las infraestructuras digitales y con la mayor incidencia de trabajo ágil en algunos sectores (como educación, servicios financieros y públicos) presente más en los centros urbanos que en las zonas remotas.
Esas limitaciones, concluyeron Massimiliano Mascherini y Paola Asja Butera, respectivamente jefe de la unidad de política social y aprendiz en Eurofound, lo más probable es que fortalezca la brecha centro-periferia, ya que «es probable que el teletrabajo y las formas de empleo híbridas y laborales sigan siendo una característica permanente del trabajo en un futuro próximo». (ANSA).