jueves, noviembre 28, 2024

Salud

El coronavirus no mata, es el sistema inmunológico del paciente el que daña los órganos vitales

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El problema en una pandemia tan rápida y extendida como la del nuevo coronavirus es que los científicos y los médicos van entiendeno el virus (SARS-CoV-2) y la enfermedad que causa (COVID-19) sobre la marcha. Los conocimientos cambian casi cada día, con centenares de estudios científicos preliminares que los médicos sobre el terreno a menudo no pueden consultar, ocupados como están en salvar vidas.

Comprendiendo el COVID-19, una enfermedad desconocida con múltiples caras

  • Se estima que la mitad de los infectados no desarrollan síntomas, pero son vector de contagio
  • La mayoría de pacientes solo tienen síntomas leves
  • En los pacientes graves no es el virus el que mata, es una reacción descontrolada del sistema inmunitario que puede dañar la mayor parte de órganos vitales
  • No se sabe qué determina las personas más propensas a desarrollar síntomas graves
  • Es capaz de atacar el sistema nervioso. En algunos casos la insuficiencia respiratoria se debe a un fallo neurológico, no a la neumonía
  • No se sabe con certeza cuando dejan de ser contagiosos los enfermos
  • Hay dudas sobre cuanto tiempo se tiene inmunidad tras pasar la enfermedad

Algunos expertos comienzan a preguntarse si los científicos no están yendo demasiado deprisa en la carrera por publicar nuevos datos sobre el virus y la enfermedad, que a pesar de las buenas intenciones está provocando más confusión que otra cosa en un momento crítico.

Posiblemente por eso hemos escuchado consejos diferentes y a veces contradictorios de las autoridades, ya sea la sobre la conveniencia de usar mascarillas o sobre cómo identificar los primeros síntomas.

Unos pocos resistentes como el presidente brasileño Jair Bolsonaro siguen diciendo que «es sólo una pequeña gripe» a pesar de la creciente evidencia de que es una enfermedad mortal en algunos casos y una pesadilla de salud pública.

Al principio de la epidemia se nos decía que la tos y la fiebre eran los signos inequívocos de que podíamos haber contraído el COVID-19. Ahora sabemos que la enfermedad puede causar una amplia variedad de síntomas e incluso se puede ser portador sin síntomas.

Se cree que alrededor del 50% de los pacientes infectados son asintomáticos, lo que ha sido uno de los principales factores de la propagación a gran velocidad del nuevo coronavirus por todo el mundo.

Muchos detalles precisos acerca de la enfermedad siguen siendo bastante desconocidos. Los médicos han aprendido a combatir el COVID-19 casi caso por caso, aunque los protocolos están mejorando.

Ayudados por dos médicos que trabajan en primera línea, estas son algunas pistas para entender mejor la enfermedad, y por qué es tan peligrosa para la población en riesgo y para nuestros sistemas de salud.

¿Cómo se manifiesta el COVID-19?

Roger Paredes, Jefe de la Sección de Enfermedades Infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, cerca de Barcelona, explica a euronews que están observando tres fases en la enfermedad por el nuevo coronavirus:

  1. La fase viral: cuando el virus se replica muy rápidamente en el sistema respiratorio. Los síntomas son similares a los de la gripe común y desaparecen espontáneamente después de 6 a 10 días (aproximadamente). Es el caso de alrededor del 80% de los pacientes.
  2. La fase pulmonar: el otro 20% de los pacientes podría desarrollar una neumonía. Es un tipo muy específico de neumonía, que ataca a ambos pulmones y causa insuficiencia respiratoria. Muchos de ellos también se recuperan espontáneamente.
  3. Fase severa: alrededor del 10% de eso pacientes (aproximadamente) desarrollan una «tormenta de citoquinas», una respuesta inflamatoria que puede llegar a ser descontrolada del sistema inmunológico que está causando la mayoría de las condiciones críticas y eventualmente, muertes.
El virus no mata, es el sistema inmunológico del paciente

Los médicos sobre el terreno observan pues, que los casos graves no se deben tanto a la «carga viral» (concentración de virus en los órganos), sino un síndrome de tormenta de citoquinas.

«La tormenta de citoquinas es un problema al que nos enfrentamos bastante a menudo en los cuidados intensivos» nos dice Rafael Máñez, jefe de la unidad de cuidados intensivos del hospital de Bellvitge, de l’Hospitalet, también cerca de Barcelona.

Otras infecciones e incluso algunos medicamentos pueden desencadenarla. «El problema es que no tenemos tratamiento, ni contra el virus ni para la respuesta inflamatoria», dice Máñez a euronews. «Sólo tenemos tratamientos de apoyo, para proteger los órganos vitales del paciente». Los médicos utilizan respiradores, o fármacos para controlar la presión sanguínea o corticoides para reducir la inflamación.

Otra pista es el uso de fármacos para bloquear el interloquina-6, una citoquina pro-inflamatoria producida por el sistema inmunológico y que se considera la principal responsable de la respuesta inflamatoria exagerada.

El especialista en cuidados intensivos explica que siempre hay algunos casos de tormentas de citoquinas durante la temporada de gripe, pero los ingresos de pacientes son graduales «debido a las excepcionales tasas de infección de COVID-19 tenemos más pacientes de los que podemos trata».

Máñez destaca un matiz en el consenso de que tener unas defensas fuertes es mejor para hacer frente a la enfermedad: «no se necesita tanto un sistema inmunológico fuerte, sino uno equilibrado», afirma.

El Dr. Paredes está liderando un estudio clínico en cooperación con los EE.UU. Instituto Nacional de Salud usando el antiviral remdesivir. Tomará tres años.

Las tormentas de citoquinas, un síndrome oscuro

«Los mecanismos íntimos de las tormentas de citoquinas son bastante desconocidos» dice Roger Paredes. «La respuesta inflamatoria es una reacción natural del sistema inmunológico, es necesaria para reparar el daño celular. En la neumonía normal, los gérmenes dañan el tejido pulmonar y el sistema inmunológico genera una respuesta inflamatoria para detenerla. El sistema inmunológico «mata» algunas células para reparar el tejido dañado. Lo que está sucediendo ahora con el coronavirus es que en lugar de enviar unas pocas células está enviando toneladas de células que generan una respuesta inflamatoria incontrolada, no sólo en los pulmones sino que puede estar extendida en el cuerpo». Hay informes de daños en los riñones, las tripas o el corazón. «Tengo un paciente joven con miocarditis» dice el Dr. Máñez.

Se cree que algunos de los pacientes que sufren dolores de cabeza intensos podrían sufrir encefalitis.

Alrededor del 70% de nuestros pacientes son mayores de 70 años, y entre el 10% y el 15% son menores de 60 años

Roger Paredes Jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol

No se sabe qué factores predisponen a los pacientes a desarrollar el síndrome. En el COVID-19, la edad es muy significativa. «La clave es entender quiénes son los más susceptibles» dice Paredes «Alrededor del 70% de nuestros pacientes son mayores de 70 años, y entre el 10% y el 15% son menores de 60 años».

Los científicos creen que la genética juega un papel importante en los raros casos de pacientes más jóvenes que desarrollan el síndrome. Algunos sugieren que el sistema inmunitario menos «entrenado» de los niños les permite no desarrollar apenas síntomas aunque es sólo una de las posibles pistas.

Cuando las personas de cualquier edad sufren una tormenta de citoquinas, la degradación es muy rápida, por lo que es muy importante identificar los signos tempranos, y actuar cuanto antes dice el Dr. Paredes.

Según el Máñez la obesidad favorece la respuesta inflamatoria, porque en los casos de obesidad hay una suerte de predisposición a la inflamación crónica.

El COVID-19 ataca el sistema nervioso central

Las investigaciones y la experiencia sobre el terreno muestran que el virus del SARS-CoV-2 puede atacar el sistema nervioso central. El Dr. Paredes comenta que algunos pacientes con problemas respiratorios a veces no sienten la falta de oxígeno o la neumonía «la observación clínica es que pacientes con una neumonía muy grave y que se tendrían que star ahogando mucho, lo que refieren es que se encuentran bien».

Sospecha que algunos pacientes entran en dificultad respiratoria precisamente porque su sistema nervioso no está manejando la respiración adecuadamente. Esto también ha sido reportado en algunos documentos preliminares. Se apunta a que podría estar relacionado con la capacidad del coronavirus de controlar los receptores celulares ACE2, que también participan en funciones pulmonares y cardiacas.

El mismo proceso predispondría a los pacientes con hipertensión o diabetes.

La pérdida del olfato y el gusto que se informa con frecuencia podría estar relacionada con el sistema nervioso central en algunos casos, según Paredes.

Médicos de todo el mundo están informando de casos de manifestaciones neurológicas que sugieren que el virus puede penetrar en el sistema nervioso central como coágulos de sangre, mareos, confusión o convulsiones.

El hospital de la Universidad de Brescia en Italia ha abierto una unidad separada de NeuroCovid para atender a los pacientes con afecciones neurológicas, informa The New York Times.

Un equipo de Wuhan, el epicentro de la pandemia, ha publicado un documento preliminar en el que se informa de que el 36,4% de los 214 pacientes estudiados desarrollaron diferentes grados de trastornos neurológicos. Los predecesores del SARS-nCoV-2, el SARS y el MERS también podrían llegar a nuestro sistema nervioso central.

Todos los estudios sugieren que se trata de casos bastante raros, pero no deben ser subestimados en el tratamiento porque pueden provocar daños a largo plazo.

¿Y después de la enfermedad?

Si los científicos comienzan lentamente a entender mejor la enfermedad, quedan muchas preguntas sobre las perspectivas de los pacientes recuperados, como cuánto tiempo permanecerán inmunes o los efectos a largo plazo en los órganos.

Según Roger Paredes, en España los liberados pasan dos semanas más de cuarentena en sus casas antes de ser examinados de nuevo.

Actualmente se está discutiendo por cuánto tiempo estos pacientes siguen siendo un vector de contagio para otras personas. Las pruebas actuales de PCR no son 100% fiables para determinar esto.

Dependerá de las pruebas de anticuerpos en grandes muestras de la población.

Mientras muchos gobiernos preparan sus planes de salida, el Centro Europeo Para el Control de las Enfermedades ECDC ha advertido que precipitarse podría provocar un repunte y que, con los datos en su mano ningún país europeo ni el Reino Unido están preparados para levantar las restricciones de movimientos y las medidas de distanciamiento social, debido a las dificultades para controlar los casos.

«Antes de considerar la posibilidad de levantar cualquier medida, los Estados Miembros deberían velar por que se establezcan sistemas mejorados de pruebas y vigilancia de la población y los hospitales para informar y vigilar las estrategias de escalada/desesescalada y evaluar las consecuencias epidemiológicas» comenta el ECDC.

Curiosamente, a pesar de los avances científicos, quedarse en casa, el jabón y la higiene son por ahora las principales barreras frente al virus. «No éramos conscientes. Teníamos la sensación de que con los conocimientos que teníamos esto no podía pasar. Con esta crisis nos daremos cuenta de que somos muy vulnerables» resume el doctor Rafael Máñez.