El presidente estadounidense, Donald Trump, busca cambiar la estrategia militar en Afganistán y se prepara para enviar a ese país entre 3.000 y 5.000 soldados para intensificar la lucha contra los talibanes, informaron fuentes del Pentágono.
Actualmente hay unos 8.400 militares norteamericanos en Afganistán, muy lejos de los 100.000 hombres que había entre 2010-2011, antes que Barack Obama iniciara la primera fase de retiro.
Se trata sin duda de un cambio de estrategia el que planteará el gobierno de Trump respecto a su antecesor en la lucha contra el terrorismo internacional.
Funcionarios estadounidenses, citados por el Washington Post, dijeron que el objetivo es devolver a la mesa de negociación a los talibanes, «cada vez más seguros» y combativos.
El plan, que estableció la cúpula del Departamento de Defensa y las fuerzas armadas, prevé una mayor libertad del Pentágono a la hora de tomas decisiones para lanzar ataques aéreos, bombardeos y operaciones terrestres sin necesidad de la autorización de la Casa Blanca, agregaron las fuentes, citadas por medios locales.
También en este aspecto, se trata de un cambio respecto al gobierno de Obama, donde cada decisión debía pasar por la autorización del Salón Oval.
Pero no sólo Afganistán está en los proyectos del presidente Trump. También Siria figura en los papeles.
El mandatario dio la autorización para armar directamente a las milicias kurdas, inclusive con armamento pesado.
El proyecto de Afganistán está desde hace tiempo en el Salón Oval y podría ser autorizado antes de la cumbre de la OTAN, programada en Bruselas para el próximo 25 de mayo, y de la cual participará Trump.
La nueva estrategia militar está ideada por el teniente general H.R. McMaster, asesor de Seguridad Nacional del presidente Trump.
Muchos dentro del gobierno se oponen a la nueva estrategia militar, y sostienen que ni siquiera cuando Estados Unidos tenía 100.000 soldados desplegados en Afganistán durante la presidencia de Obama logró concesiones de los talibanes.
Sin embargo, en 2011 lograron matar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en la vecina Pakistán, perseguido durante años por las fuerzas estadounidenses.
A mediados de abril pasado Estados Unidos utilizó por primera vez la mayor bomba no-nuclear, un gigantesco proyectil de 10 toneladas, para destruir un complejo sistema de túneles del grupo terrorista Estado Islámico en Afganistán. (ANSA).